XVII

153 16 0
                                    

M a r e

La conversación que tuvimos hace unos minutos se impregna en mi mente. Harry se expuso, lo supe en el momento en que proyectó inseguridad y simpatía al pedirme que confiara en él, ¿acaso le dio temor perder mi amistad? Mi mente me decía, dile que no, no confíes en él y sigue con tu vida, olvídalo no vale la pena. Pero otra sensación invadió mi cuerpo, el perdón, la esperanza y por su puesto, la curiosidad y algo que me impulsa seguir cerca de él.

A mis 21 años siempre me he sentido segura, en mi hogar, en la escuela, con mis caballos y en mis planes a futuro. Pero veo a Harry, y quizás su oscuridad se ha vuelto tan familiar y eso, aunque asusta, me mantiene intrigada y dispuesta a descubrir la verdad.

Las promesas también vienen con un plan personal, nada de lo que dije fue al azar. Pero, ¿Me gustará lo que está por venir? No lo se. 

Harry está por irse pero lo detengo, Adriana y Zayn nos vuelven a dejar solos.

—¿Ya te vas?

—Sí.

—Quédate, todavía falta el pastel.

—Hay mucha gente.

—¿Acaso tienes algo mejor que hacer?

—Está bien, solo un rato— no contesta con entusiasmo pero me alegro de escuchar esas palabras.

—Espera, otra cosa. Tengo una condición.

—Dime— pregunta intrigado.

—Mañana irás a montar a caballo conmigo— le pido, se queda pensativo unos segundos y asiente sin muchas ganas. Por su puesto que mi plan está en interrogarlo, la curiosidad me carcome y quisiera saber más de él, bajar sus murallas y sacar el misterio que tanto me llena de curiosidad. Harry es inteligente y sonríe ante mi propuesta, creo que entiende lo que busco cuando le propongo el plan. Pero no tiene escapatoria, yo le acabo de prometer que puedo confiar en él siempre así como él puede confiar en mí, para eso no podemos tener secretos.

—Entonces ¿te quedas o te vas?— le pregunto, cuando noto que no me sigue a la terraza para seguir bailando. Mira desconfiado hacia las personas en la pista y es porque él no tiene idea de cómo actuar en estas situaciones.

—Me quedo.

—¡Eso!

Harry me sigue hasta la pista y se acerca muy incómodo, esquiva a la gente y le disgusta estar tan pegados en un espacio reducido.

—¡Harry está aquí!— gritan Adriana y Liz. Ellas lo miran, lo abrazan y él se pone completamente tieso.

—Chicas, abran paso— grita Dylan quien lleva una bandeja de shots preparados.

—Harry, Harry, Harry— empiezan a gritar las personas y le dan un par de shots.

Él los mira con cara de pocos amigos, pero después se suaviza cuando me ve reír. Tengo que guiarlo como a un niño para que se adapte a nuevas circunstancias. Harry mira los vasos de shots con disgusto, sin saber muy bien qué hacer con ellos. Después de analizar y calcular los siguientes movimientos imita a los demás y bebe un par de shots de tamarindo, su rostro me indica que no son de su agrado.

—¡Otro, otro, otro!— gritan las chicas, pero a la primera que Harry los rechaza nadie se atreve a insistirle.

Harry se queda a un lado de Adriana y de Zayn, un tanto lejos de mi y me mira en súplica de que lo salve pero prefiero torturarlo y obligarlo a bailar. Sale una canción muy popular, las personas comienzan a cantar y Harry nos observa sin saber qué hacer o como integrarse. Empiezo a reír, está tan tieso como un tronco, extiendo mi mano para que la tome y pueda guiarlo en el baile y no me sorprende su rechazo. Como sea, siempre hace eso, así que sigo bailando.

Fireproof | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora