Capitulo 3

19.5K 1.2K 97
                                    

Llegamos a casa de mis padres. Austin se estaciona en el garaje. Bajamos del auto y caminamos hacia el patio trasero, donde mi madre arregla la mesa del jardín.

—Señora Agnes —mi madre levanta la mirada. Al vernos, sonríe—, es un placer verla nuevamente.

—Oh, estaba a punto de marcarles. —Camina hacia nosotros y abraza a Austin—. Que bueno verte de nuevo, muchacho. ¿Cómo estás?

—Muy bien, señora Agnes. Feliz de estar con ustedes otra vez.

—A nosotros también nos alegra tenerte nuevamente con nosotros. —

Le da un beso en la mejilla y se acerca a abrazarme—. ¿Cómo estás, cariño? —Muy bien, mamá. Vine a visitarlos y a saber cuándo llega mi hermana.

—Esa era la razón por la cual los iba a llamar. —Aplaude—. Tu hermana está por llegar. Su avión ya debió aterrizar, así que esta misma tarde estará con nosotros. —Da saltos de felicidad mientras.

Austin y yo nos reímos.

Lía y yo nunca hemos tenido una relación tan cercana, como debería ser entre hermanas. Desde que tengo memoria, hemos sido diferente una de la otra. Para ella todo lo que yo hiciera estaba mal y no era apropiado en una señorita. Es perfeccionista. Le gusta mantener todo en su vida bajo control. En ocasiones, es demasiado exagerada en algunos temas. Todo lo que yo haga nunca va estar bien para ella.

Desde que se fue a estudiar al extranjero, nunca nos visitó. Según ella, no tenía tiempo nunca, algo que nunca creí, pero no podía romper el corazón de mis padres.

Mi padre acomoda la comida sobre la mesa y mi madre se encarga de que todo esté listo.

Subo a mi habitación y me cambio de ropa, ya que los vaqueros me quedan muy ajustados y no me siento cómoda. Busco un traje, de los que dejé en mi armario, y me lo coloco.

Escucho tres golpecitos en mi puerta, por lo que me acerco para abrirla. —Emm, tu madre me mandó a buscarte. Tu hermana está por llegar.

—¿Estás listo para escuchar toda la noche a mi hermana alardear de sus logros y criticar a los demás? —le inquiero en un tono sarcástico.

Se ríe.

—Estoy tan acostumbrado como tú. —Se encoge de hombros, restándole importancia, y sonríe—. No creo que haya cambiado.

Bajamos las escaleras hacía la sala.

Unas risas llaman mi atención.

Mi madre aparece y me mira entusiasmada.

—¿Ya llegó mi hermana, madre?

—Sí, cariño. Está en la sala. —Abanica su rostro con sus manos—. No sabes cuán feliz estamos por la noticia que nos ha dado. Espero que también te alegre tanto como a nosotros.

Caminamos detrás de ella hacia la sala. Veo a mi hermana sonreírle a un hombre que se encuentra sentado frente a ella. No logro verlo porque nos da la espalda. Me sonríe y camina hacia mí para abrazarme.

—Qué cambiada estás. No luces como antes.

Entorno los ojos.

Me observa de arriba abajo con un gesto que no me agrada.

—No puedo decir lo mismo que tú, Lía. —Sonrío con falsedad—. Sigues siendo... tú.

Hace un gesto con su mano, restándole importancia. Mira a Austin y le sonríe sin tan siquiera saludarle. Camina hacia aquel hombre y se para frente a él.

—Cariño, ven. Te presentaré a mi hermana. —Lo toma de las manos. Él se levanta.

Cuando por fin logro verlo frente a frente, desearía no haberlo hecho.

Mi Pequeño  Gran SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora