Capítulo 8

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Alexeyn me contempla. Sé que su mirada dice mucho; no se marchará de aquí sin antes hablar conmigo. Si no lo dejo, será capaz de hablar y volver esta familia un caos.
—No es nada, cariño. —Me giro y abrazo a Austin por la cintura—. Solo necesita hablar conmigo por lo que está pasando con mi hermana.
Mira a Alexeyn y luego a mí con una sonrisa.
—Los dejaré solos para que hablen. —Me da un casto beso.
Toma las llave del departamento y sale de él, dejándonos solos.
—¿Estás demente? —le espeto—. ¿Cómo se te ocurre venir a mi departamento a estas horas sabiendo que Austin está aquí conmigo?
Me observa con dureza. Termina de entrar a mi departamento y cierra la puerta detrás de él.
—¿Por qué llevas puesta una camisa de él? —Se me acerca y yo retrocedo—. ¿No crees que estás llevando esta farsa muy lejos?
Doy unos pasos atrás. Trato de mantener la mayor distancia posible entre ambos. Su cercanía me pone nerviosa. No puedo decir que aún no siento cosas por él. Sin embargo, no pienso fallarle a Austin.
—Esto no es una farsa, Alexeyn. —Sonrío—. Lo mío con Austin va en serio y no dejaré que nadie lo arruine. Dime, ¿qué haces aquí?
—¿Tan rápido te olvidaste de mí? ¿Tan rápido olvidaste todo lo que vivimos en este mismo departamento? ¿Tan rápido olvidaste las veces que te hice mía en esta misma sala o en aquella cama que está en tu habitación?
—No, no lo he olvidado —suspiro e intento controlarme—, pero ya es pasado. Ahora mi presente son mi hijo y Austin.
—Te recuerdo que también es mi hijo, Emma. Es fruto de nuestro amor. No pienso dejar que lleve el apellido de otro ni que lo llame padre.
—Ese derecho lo perdiste cuando nos dejaste —mascullo—. Cuando me mentiste. Cuando me dejaste. Ahora vas a tener a tu propia familia. Déjanos en paz.
—Ni siquiera estoy seguro de que ese hijo que espera Lía es mío.
—¿Qué dices? —suelto perpleja.
—El día que vine a romper contigo, luego de salir de aquí, fui a un bar y tomé como un loco para tratar de calmar el dolor que sentía. Cuando llegué al hotel donde me hospedaba, Lía estaba ahí. Ella asegura que tuvimos relaciones, pero yo estoy seguro de que no fue así.
—¿Cómo puedes estar seguro? —indago seria—. Estabas borracho, Alexeyn.
—Porque ese día, aunque estuviera borracho, no te podía sacar de mi mente. —Se acerca a mí—. Jamás podré estar con otra mujer, Emm, porque siempre estás en mi memoria. Porque te amo.
Sus palabras logran acelerar mi corazón.
Mi mente me empieza a jugar una mala jugada y las lágrimas amenazan con salir. Me alejo de él e intento controlar el huracán de sentimientos que amenaza con escapar.
—Lo siento —coloco mi mano sobre su pecho—, quisiera creerte todo, pero ya me mentiste una vez, y no pienso caer en tus mentiras nuevamente. Ahora vete. —Me alejo de él.
Suspira. Coloca sus manos sobre mis mejillas, acerca su boca a mi frente, dejándole un beso, y camina hacia la salida. Cuando abre la puerta para salir, solo escucho el estrépito de un golpe. Alzo la mirada y observo cómo cae al piso mientras Austin lo ve furioso.
—Eres un hijo de puta —grita Austin—. ¿Cómo te atreviste a jugar con Emma así?
Alexeyn se levanta. Cuando Austin le trata de dar otro golpe, se lo devuelve, haciéndolo caer a él ahora.
—En tu vida me vuelvas a poner una mano encima. —Limpia la sangre que sale de su boca.
Cuándo Austin se levanta y veo sus intenciones de irse de nuevo a los golpes, corro y me coloco frente Alexeyn.
—¡Basta! —le chillo—. ¿Te has vuelto loco?
—Es un hijo de puta. Lo escuché todo —gruñe furioso.
—Si lo escuchaste todo, entonces sabes que la amo y que no voy a dejar que tengas ningún derecho sobre mi hijo.
—Ni Emma ni el té pertenecen. —Lo mira con odio—. No puedes reclamar algo que no te pertenece.
—Te equivocas. —Se ríe—. No pienso dejar de luchar por Emma ni por mi hijo, y si todos tienen que saber sobre esta mierda, lo sabrán. Mi hijo llevará mi apellido, eso te lo aseguro, al igual que ella volverá a ser mía.
—Alexeyn, ¡suficiente! —Me giro—. No empeores las cosas. Márchate. Por favor, no vuelvas.
—Me voy solo porque no quiero empeorar las cosas. —Camina hacia la salida y se detiene justo en la puerta—. Te lo vuelvo a repetir, voy a pelear por mi hijo. No me interesa si todos se tienen que enterar de esto. —Se marcha.
Austin tira la puerta, haciéndola sonar con fuera.
Camino hacia la cocina, abro la nevera y busco una botella de agua para calmarme.
Austin me sigue.
—¿Por qué nunca me contaste que él era el hijo de puta que te hizo tanto daño? —Se para frente a mí—. Todo este tiempo estuvo cerca de ti. Ahora entiendo tu actitud extraña cuando estábamos en casa de tus padres.
—Porque no es fácil para mí, Austin. —Mi voz se quiebra—. No era fácil ver al hombre que amaba en la casa de mis padres como el prometido de mi hermana. Verlo con ella y no conmigo. Ver al padre de mi hijo desde otra perspectiva.
—Solo jugó contigo, Emm, y está haciendo lo mismo con tu hermana. Se nota que no la ama.
—Eso ya no es mi asunto. Mi único asunto ahorita es buscar la manera de que él no abra la boca y de que mi familia no se entere de esto.
—¿Y qué piensas hacer? —Eleva su tono de voz—. Tú eres la menos culpable en todo esto, Emm. El único culpable es él.
—Él tampoco es culpable de esto, Austin —alego enérgica—. De lo único que es culpable es de haberle sido infiel a Lía, pero él tampoco sabía que éramos hermanas.
—¿Por qué lo defiendes tanto? —Me mira enojado—. Aún lo amas, ¿cierto?
—Aún siento algo por él, pero también sé que es el prometido de mi hermana. —Me acerco más—. También sé que estoy sintiendo algo mucho más que cariño por ti, Austin, y no quiero perderte.
Me toma por la cintura y junta su cabeza con la mía. Nuestras narices se rozan.
—¿Hablas en serio? —susurra—. ¿Estás segura de lo que dices?
—Muy segura, Austin. —Sujeto su rostro—. Estoy sintiendo algo más que cariño por ti.
Tomo sus labios y los beso, dejándome llevar por la sensación que provoca su tacto. Sus manos agarran mi cintura y me atrae hacia él. Responde el beso y me deja acariciar sus suaves labios.
Quizás aún sienta algo por Alexeyn, pero ya no es intenso como antes. Sus mentiras se encargaron de romper todo aquello que sentía por él. Mientras tanto, Austin hace que me sienta segura con él y a gusto con todo el cariño que me demuestra a diario. Sus mimos son caricias que hacen que mi corazón lo vea de otra manera. No me quiera alejar de él nunca.
Nos separamos por falta de aire.
Acaricia mis mejillas y me observa.
—Si tengo que protegerte de todo lo que pueda venir, lo haré. —Me sonríe—. No dejaré que nadie te haga daño ni que te juzgue por algo de lo que no eres culpable.
—Tengo miedo de lo que pueda pasar —me sincero—. Mis padres y Lía no me lo van a perdonar.
—Ellos tendrán que entender que tú no eres culpable, Emm, y si no lo hacen, me tendrás aquí a tu lado apoyándote.
Asiento.
Me abraza y le da pequeños besos a mi cabeza.
Caminamos de regreso a la habitación.
Busco el botiquín y trato de curar la herida que le causó el golpe que le dio Alexeyn en el pómulo.
Nos acostamos en la cama, donde tratamos de olvidar lo sucedido. Luego de un rato, el sueño nos gana y caemos completamente rendidos.
* * *
A la mañana siguiente, me levanto y me doy cuenta de que Austin no está a mi lado. Voy al cuarto de baño, me enjuago la cara y cepillo mis dientes. Salgo de él en busca de Austin en alguna parte del departamento.
En la cocina encuentro unas tostadas, un poco de jamón, fruta picada y un vaso de jugo de naranja. A su lado hay una nota, la cual dice que salió a la oficina y que cualquiera cosa le marque a su celular. Desayuno. Me pongo a pensar qué puedo hacer para no aburrirme. Al mi barriga notarse más y cansarme más de lo normal, decido ponerle un alto a la universidad hasta después de dar a luz. Ahora me la paso en este departamento sin nada que hacer, salvo cuando Austin me acompaña y puede manejar el trabajo de la oficina desde casa.
Voy a mi habitación y busco en el armario que ponerme. Cuando ya todo está listo, me dirijo al cuarto de baño y me doy una ducha. Cuando ya estoy duchada, me dispongo a colocarme lo que decidí. Peino mi cabello y me maquillo un poco.
Agarro las llave de mi auto y salgo de mi departamento para buscarlo. Después de salir, manejo hasta donde se encuentra la empresa de Austin.
Buscó dónde estaciona. Entro a la empresa y me acerco a la recepción para preguntar dónde se halla la oficina de Austin.
—Buenos días —me atiende una mujer de unos treinta años—, ¿en qué le puedo servir?
—Buenos días. ¿Me podría indicar el piso donde se encuentra la oficina del señor Austin Müller?
Me mira de arriba abajo con una ceja arqueada.
Sonrío y paso de su manera de mirarme.
—El señor Müller no recibe visitas sin antes tener una cita previa con él. ¿Me podría indicar su nombre para saber si la tiene?
—Señorita —sonrío—, no creo necesitar una cita previa. Solo avise que Emma Ritcher lo busca.
—Lo siento, señorita, pero si no tiene una cita previa no la puedo dejar pasar.
Saco mi teléfono para llamar a Austin y avisarle que estoy en la empresa. A mi costado, el elevador abre sus puertas. De él sale Austin con un grupo de hombres, que visten sacos y corbatas, al igual que él.
Al verme, sonríe y se acerca con rapidez.
—Amor, ¿sucedió algo? —Me da un casto beso y me sujeta por la cintura—. ¿Qué haces aquí?
—Quise venir a darte una vuelta y a visitarte, pero tu recepcionista no me dejaba subir. —La fulmino con la mirada—. Dijo que debía tener una cita previa contigo. Aunque le dije mi nombre para que me anunciara contigo, no lo quiso hacer.
—Señorita Witcher —la mira serio—, la próxima vez que mi novia venga la deja pasar inmediatamente. Es una orden.
—Lo siento, señor, no sabía. —Me contempla apenada—. Lo siento, señorita, no volverá a ocurrir.
Austin me toma de la mano y camina conmigo hacia donde están los hombres que hace un momento salieron del elevador con él.
—Señores, lamento haberlos abandonado de esa forma —rodea mi cintura con su brazo—, pero pensé que era una emergencia.
Se ríen.
—No te preocupes, muchacho —le dice un hombre bastante mayor—.
La familia siempre será primero.
—Así es. —Austin esboza una sonrisa—. Ella es Emma, mi novia.
Les doy la mano con amabilidad.
—Es un gusto conocer a tan hermosa muchacha. —Sonríe—. Y felicitaciones por el bebé que esperan. ¿Ya saben qué es?
—Muchas gracias. —Acaricio mi vientre—. Es un niño.
—Felicitaciones. Tienes un heredero que seguirá tus pasos, Müller. Será un gran hombre, como su padre.
Austin me observa. Le sonrío y tomo su mano.
—Así será. Estoy segura de que él será un gran padre.
Y no tengo duda alguna de lo que acabo de decir. Austin es un gran hombre y será un gran padre. Puede que no sea el padre biológico, pero no será necesario eso para que mi hijo lo quiera y lo vea como tal.
Nos despedimos de los hombres —me enteré de que son clientes de la empresa de Austin unos minutos después— y subimos el elevador. Me da un pequeño recorrido por su empresa. Por último, llegamos a su oficina y me presenta una señora. Ella se encarga de ayudarlo a desempeñar su trabajo. Termina de revisar algunos documentos y salimos rumbo al centro comercial, donde tenemos pensado almorzar y terminar de pasar la tarde.
Llegamos al centro comercial y nos dirigimos al área de comida. Entramos a un restaurante de comida china y tomamos asiento en la segunda planta del local. El mesero nos trae el menú. Ambos decidimos pedir lo mismo. Después de retirarse con nuestro pedido, Austin me dice que lo disculpe un momento mientras va al baño. Me quedo en la mesa observando el área de afuera a través de sus cristales. Al lado se encuentra la cafetería en la cual Alexeyn y yo nos tomamos un café luego de aquel incidente donde nos conocimos.
Sonrío al recordar todo y contemplo su interior. De repente, una pareja llama mi atención. Lía está muy melosa con un chico. Para mi sorpresa, no se trata de Alexeyn. Miro asombrada la escena sin dar crédito a los que mis ojos ven. El chico, que se encuentra de espaldas, acaricia su mejilla. Ella sostiene su mano mientras sonríe.
¿Qué diablos hace Lía?
Contemplo con curiosidad la escena frente a mí y me debato mentalmente en ver más o bajar a preguntarle a mi hermana qué significa eso.
Saco mi teléfono de mi bolso con rapidez, coloco la cámara y le tomo un par de fotos para más adelante hablar con mi hermana. Necesito que me explique qué significa lo que acabo de ver.
Austin se acerca.
Guardo mi teléfono en mi cartera y quito la mirada de la cafetería para que no mire ni sospeche nada.
—¿Pasa algo? —Toma asiento frente a mí—. Te veo extraña.
—No —le sonrío—, solo tengo mucha hambre.
Asiente con una sonrisa.
El mesero llega con nuestra orden. Luego de servirla, empezamos a comer.
Cuando miro con disimulo hacia donde se encuentra mi hermana, me doy cuenta de que ya se ha marchado con ese hombre.
Empiezo a pensar y a tratar de buscar una explicación a lo que acabo de ver, pero no puedo dar con nada.
¿Será cierto lo que me dijo anoche Alexeyn? ¿Ese bebé no es de él?
Si no es suyo, ¿por qué sigue con mi hermana? ¿Por qué se comprometió con ella?
Mi cabeza empieza a pensar muchas cosas.
Decido olvidarme de todo eso y seguir comiendo.
Austin empieza a platicar conmigo.
Después de terminar el almuerzo, salimos del restaurante para ir a pasear en algunas tiendas en busca de algunas cosas para el bebé. 

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