Capítulo 13

15.7K 837 19
                                    

—Emm, ¿segura que estás bien? —me pregunta por tercera vez—. Te veo aún pálida. Deberíamos ir al médico.
—Estoy bien, Alex. —Me levanto del sofá. Todavía no le doy crédito a todo lo que acabado de escuchar y leer—. Es solo la impresión. No puedo creer todo lo que me acabas de decir.
—Pues es la verdad, Emm. No sé qué es lo que trama Lía y Andrés, solo sé que soy inocente en todo esto. —Se acerca a mí y toma mis manos—. Debes creerme, Emma. Te amo y jamás te he fallado. —Me mira a los ojos.
Su mano derecha acaricia mi mejilla con ternura. Cuando se acerca a mí con lentitud y veo sus intenciones de besarme, me alejo sin pensarlo dos veces.
—No confundas las cosas, Alexeyn. Esto no cambia nada entre nosotros. —Suspiro y me alejo con pesar—. Lo siento, pero las cosas entre nosotros no se pueden dar.
—No podemos dejar que las cosas entre nosotros mueran. No lo permitas, Emm. Tenemos una razón muy grande que nos une. Nuestro hijo necesita de ambos.
—Tienes razón, nuestro hijo siempre nos unirá. Lo he pensado muy bien, Alex. Jamás te alejaré de tu hijo, pero no por eso las cosas entre nosotros van a cambiar. No le puedo hacer eso a Austin.
Se gira, agarra el jarrón de la mesita esquinera y lo arroja contra la pared, dejando sacar su ira. Ante tal estruendo, me cubro la cara con las manos.
—¡No lo amas! —brama—. Solo estás con él por agradecimiento. Le agradeces por cómo se ha portado contigo, Emma. —Me mira decepcionado—. Sé que tú me amas tal y como yo te amo a ti.
—Te equivocas. No estoy con él solo por agradecimiento, sino porque también estoy sintiendo algo mucho más que cariño y no pienso destruir lo que estoy construyendo a su lado.
—Emma, no me puedes hacer esto. —Su voz se quiebra—. No puedes dejar de amarme. No lo hagas.
—Nunca lo voy a dejar de hacer. —Me acerco y acaricio su rostro—. Siempre tendrás un lugar especial en mi corazón, pero las cosas cambiaron y debemos aprender a aceptarlo. —Dejo un beso en su mejilla—. Ahora te pido que me lleves a mi casa. Necesito descansar y asimilar todo esto.
Asiente. Sin replicar mis palabras, pasa a mi lado, toma las llaves del auto de la mesita donde las colocó y abre la puerta para salir de la casa.
* * *
Nos encontramos estacionados frente a mi edificio. Desde hace unos minutos llegamos. Ninguno ha dicho nada en lo absoluto. Alexeyn se dedica a mantener la vista al frente y yo a observar la decepción y quizás el dolor que hay en su mirada. Al igual que él, me duele la decisión que tomé, pero no puedo lastimar a las personas que quiero. Mis padres no merecen que yo los decepcione y Austin no merece que lo lastime. En todo momento ha sido sincero, dulce y protector conmigo.
—¿Qué pasará ahora que has descubierto todo esto? —Trato de romper el silencio—. ¿Acabarás tu relación con Lía?
Me contempla por unos segundos y luego vuelve a mirar hacia el frente. Niega.
—Todo seguirá como ahora. —Sujeta el puente de su nariz—. todavía hay cosas que necesito investigar más a fondo antes de sacar toda la verdad a la luz.
Se gira sobre su asiento. Hago lo mismo para mirarlo. Agarra un mechón de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja mientras sonríe.
—Me siento en paz cuando puedo verte a los ojos. Tu inocencia y tu dulzura me siguen volviendo loco. —Esboza una sonrisa—. No puedo evitar recordar aquella vez que ambos tropezamos en la plaza. Te juro que en mi mente me dije “Ella cambiará tu vida” y no me equivoqué. —Sonrío y sujeto su mano—. Solo te pediré algo, Emm, no me alejes de mi hijo ni mucho menos de ti. No lo podría soportar.
—Eso no pasará, Alex, te lo puedo asegurar. —Suspiro—. Te mantendré al tanto de todo si así lo quieres. Si el día de su nacimiento quieres estar, así será.
Sonríe y me abraza por completo. Sus labios besan mi frente con delicadeza. Me dejo llevar por su muestra de cariño. Ambos somos víctimas de las vueltas crueles que da la vida. Sin embargo, soy creyente de que las cosas siempre pasan por algo, y si así lo quiso el destino, así debe ser.
—Te amo, Emm. Siempre te amaré, y eso nunca nadie lo va a cambiar. Tu felicidad siempre será la mía, cariño.
—Yo también te amo, Alex. —Me separo de él y sonrío—. Debo marcharme. Austin debe estar preocupado porque no he llegado a casa aún.
Te mantendré al tanto de cualquier novedad.
Asiente.
Abro la puerta del auto. Cuando estoy por bajar, su mano me detiene por un momento.
—Emm —me giro y lo observo—, ten mucho cuidado con Lía y Andrés. Cualquier conversación o trato que mantengas con ellos, por favor, avísame.
No confío en ellos. Tú tampoco deberías hacerlo así sea tu hermana.
Asiento y termino de salir del coche.
Sale a toda marcha del edificio y se cuela en las calles de la ciudad.
Camino hacia el interior del edificio y subo el elevador con destino a mi departamento. Cuando llego, introduzco las llaves en la ranura de la cerradura y abro la puerta.
Todo se encuentra en total silencio. Cierro la puerta y coloco mis llaves y mi bolso sobre la mesita de la entrada.
Me deshago de mi chaqueta y camino hacia la habitación, donde me encuentro a Austin dormido en la cama con algunos papeles del trabajo junto a él. Me siento en el borde y acaricio su rostro con delicadeza, cuidando de no despertarlo.
Mi corazón se encuentra en un gran debate. Por una parte, se siente terriblemente por la decisión que tomé de renunciar a Alexeyn. Por la otra, se siente en paz cuando estoy junto a Austin. No puedo lastimarlo porque lo quiero mucho.
Austin empieza a moverse y abre los ojos con lentitud. Al verme, sonríe, pero luego su gesto cambia a uno preocupado. Con rapidez, se incorpora, me observa y acuna mi rostro entre sus manos.
—¿Por qué lloras, cariño? —Llevo mis manos a mi rostro y me doy cuenta de que, en efecto, estoy llorando–. ¿Sucedió algo en la universidad? ¿Le pasó algo a tus padres? —Niego—. ¿Entonces qué sucede, Emm?
—No pasa nada. Creo que las hormonas del embarazo me tienen sensible. —Sonrío—. Es solo eso. No hay nada de qué preocuparse.
Austin no puede saber aún nada de lo que ocurre con mi hermana ni mucho menos con el hermano de Alexeyn. Sería embarrarlo más con mis problemas, y es lo que más quiero evitar.
—¿Qué tal tu día en la universidad? Estaba preocupado, no sabía nada de ti y pensé que te había sucedido algo.
—Se me fue el tiempo hablando con una chica que llegó de intercambio de España. —Me acuerdo de Nicole—. Me cayó muy bien. Estuvimos platicando de nuestras vidas y se nos fue el tiempo.
—Me alegra mucho que estés retomando tu vida social, cariño. —Deja un beso en mi frente—. ¿Se te apetece comer algo?
Niego.
—Pude comer algo en la universidad antes de salir. Aún me encuentro satisfecha con eso. Quizás ahora en la cena podamos pedir algo de comida china y así no cocinamos.
Asiente y sonríe. Deja un casto beso sobre mis labios y me acuna con sus brazos. Me recuesto en su pecho gustosa, me deshago de mis zapatos y me acomodo. Enciende el televisor para ver una serie juntos.
El resto de la tarde nos la pasamos acostados viendo series. Mi mente se olvida de todo lo sucedido por un momento.
A la hora de almorzar, pedimos comida china.
Luego de una deliciosa cena, tomamos un baño y nos acostamos en la cama listos para dormir.
* * *
6:30 a.m.
Desayunamos en el comedor para ir a cumplir con nuestros deberes. Austin no tiene ningún compromiso esta mañana, así que él me acompañará a la universidad.
—¿Quieres que pase por ti a la salida? —Come fruta—. Podemos ir cine y luego ir a cenar algo.
—Me encanta esa idea —le doy un beso en la mejilla—, pero se me está haciendo tarde y debo llegar a tiempo a la primera clase.
Asiente y me ayuda a recoger la mesa. Salimos rápidamente para poder llegar a tiempo. Después de varios minutos, se estaciona frente a la universidad. Se despide de mí con un beso en los labios y en mi vientre.
Camino hacia el campus. Antes de llegar al pasillo para entrar al salón de clases, me encuentro con Nicole, que sonríe y se acerca a saludarme.
—Tenía nervios de entrar a la clase y que todos me vieran raro por ser la nueva. —Me da un beso en el cachete—. ¿Cómo estás?
—Muy bien, lista para el día de hoy. —Le sonrío cálida—. Tranquila, verás que te encariñarás rápido con los chicos. Son chéveres.
Enrosco mi brazo con el suyo y entramo al salón de clase.
Nicole le entrega su hoja al profesor de cálculo y toma asiento a mi lado.
El profesor empieza a dictar su clase. Luego de más de una hora, se termina.
El resto de la mañana nos la pasamos de clase en clase, hasta acabar la última clase del día y salir del campus.
—¿Qué harás el resto de la tarde? —cuestiona sonrisa—. ¿Gustas acompañarme a mi departamento? Ahí podemos almorzar algo y platicar un poco mientras hacemos la tarea que nos dejó la profesora Soto.
—Tenía planeado un almuerzo, pero la persona que me acompañaría me acaba de mandar un mensaje disculpándose por no poder llegar.
Hace unos minutos, Austin me envió un mensaje. Él se halla en una reunión con unos inversionistas y salió un inconveniente, que demorará en solucionar.
—Entonces, no se diga más. —Me toma del brazo—. Vamos a mi departamento. ¿Trajiste auto ? —Niego—. Genial, iremos en el mío.
Caminamos al parqueadero y subimos a su auto. Nicole maneja hasta un condominio privado, el cual se encuentra a unos minutos de la universidad. Entramos a su departamento. Ella me ayuda a estar algo cómoda invitándome un jugo y tomando asiento en el suelo, donde se encuentra la mesa que usaremos para realizar el trabajo.
—Este trabajo nos dará problemas. —Resopla—. Es mucho trabajo para el poco tiempo que nos dio.
—No te estreses. Haremos la mitad del trabajo hoy y la otra mitad me encargaré yo de llevarla mañana. El trabajo estará listo para entregar.
—¿Cómo harás eso?
—Tengo a la persona correcta que nos puede ayudar con esto para tenerlo listo para mañana —sonrío—, así que no te preocupes.
—Emma, ¿te puedo preguntar algo sin ser imprudente? —Sonríe un poco nerviosa.
—Adelante, no hay problema.
—¿La persona que te canceló el almuerzo es tu esposo? —Se rasca la cabeza.
Sonrío.
—No es mi esposo, pero sí es la persona con la cual vivo y mantengo una relación.
—Entonces, ¿vives con el padre de tu hijo aunque no estén casados? — Sonríe—. Eso es magnífico.
Al escuchar esas palabras, la sonrisa que hay en mi rostro desaparece y a mi mente se viene el rostro de Alexeyn con rapidez.
—¿Dije algo malo? —Me mira preocupada—. ¿Por qué tienes esa cara? ¿Sucede algo?
—Austin es mi pareja, pero no es el padre biológico de mi hijo. Su padre terminó la relación conmigo y a las semanas me enteré de que estaba embarazada. No supe cómo decirles a mis padres la noticia y menos explicarles que el padre de mi criatura me dejó.

—Lo siento mucho, Emma —sujeta mis manos—, no lo sabía.
—No te preocupes. Por suerte, Austin estuvo para mí, como siempre lo ha estado desde que era una niña. —Sonrío—. Él y yo somos mejores amigos desde que éramos unos críos. Cuando supo de mi situación, me dijo que él quería cuidar de nosotros y les hizo creer a mis padres que era el padre de mi hijo. Luego me confesó sus sentimientos.
—¿Eso quiere decir que ya no sientes nada por el padre de tu hijo?
Niego.
—Todavía lo amo, pero no podemos estar juntos. Tampoco podría lastimar a Austin, cuando él siempre se ha portado muy protector y lindo conmigo.
—¿Lo amas? —Niego. Ella aprieta los labios—. ¿No crees que lo que sientes por él es agradecimiento y no amor?
—Quizá no lo ame, pero con el tiempo sé que lo haré. Siento mucho cariño y me da paz estar con él.
—Lo quieres porque siempre ha sido tu amigo. Ese cariño siempre ha estado ahí. Te sientes en paz con él porque en medio de toda esta tormenta es quien te ha cuidado. No quiero entrometerme en tu vida, Emma, pero piensa bien las cosas. Más de uno puede salir lastimado si no lo haces.
—¿A qué te refieres?
—Que todavía amas al padre de tu hijo. En algún momento eso que no los deja estar juntos se puede romper y las cosas pueden cambiar, entonces puede salir lastimado un corazón inocente. Solo piénsalo.
Su teléfono suena. Lo saca de su bolso y camina a su habitación para contestarlo.
Pienso en sus palabras. Aunque sonaron más o menos duras, tiene un poco de razón. Si embargo, si hago todo esto es para proteger a los más inocentes. No quiero que mis padres se decepcionen y no quiero lastimar el corazón de Austin.
Prefiero mil veces que el mío se destruya al no poder tener a la persona que amo a mi lado que lastimar los sentimientos de la persona que siempre me ha cuidado y querido en estos momentos difíciles.

Mi Pequeño  Gran SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora