La gente de diferentes edades apareció de la nada como si desconocieran lo que había pasado. Exactamente igual que la noche anterior. Algunos hablaban con sus "protectores". Estos eran los que llevaban la ropa de la Antigua Grecia, en la cual, destacaba su espiral en uno de los lados del pecho, cerca del hombro. Otros entraban y salían de diferentes habitaciones.
Estaba en este mismo lugar, aunque todo era diferente. Más sombrío y oscuro. ¿Me lo habría imaginado? Intenté hacer memoria.
Cuando había llegado a Los jardines de Morfeo, pude ver que había algunas flores más apagadas. Las nubes adquirían un color violeta y escalofriante. Después, en el Castillo, por mucho que intentara hablar con alguien, nadie me respondió. Estaba sola. Empezó a llover de repente, con fuerza, y caía una tormenta eléctrica. Los cuervos querían romper el cristal. Estaba vacío, corría un aire frío que se me helaba en los huesos. Cuando miraba la alfombra con las pequeñas espirales, las puertas se abrieron de golpe. Una persona encapuchada me dijo que no podría escaparme.
¿Quién era? ¿Era un sueño o había pasado de verdad? Parecía tan real. Mi corazón aún latía un poco más deprisa de lo normal. No podía cambiar de un momento a otro. ¿Qué significaba esto? Todo este cambio de vida y la información me estaba afectando mentalmente. Sería eso.
Intenté tranquilizarme y concentrarme en el ambiente que me rodeaba. Este estaba tan lleno de vida. Las personas no se daban cuenta de las expresiones que había ido poniendo a medida que me acordaba lo que había sucedido hace tan solo unos minutos. Hacían la misma rutina todas las noches.
Vi a Emily ir con la misma chica que el día en que tuve ese sueño extraño. Pasaba cerca de mí. Escuchaba con atención lo que esa extraña acompañante le decía sin dejar de lado su alegría y entusiasmo. A medida que se acercaban pude escuchar apenas unas palabras en forma de susurros. Por la conversación, podía percibir que se trataba de un tema importante.
—Vamos a La sala de ensueño —era lo único que pude descifrar.
La chica que acompañaba a mi mejor amiga se percató de que mi presencia. Justo cuando pasaban por mi lado, me miró con sospechas.
—Hola —saludé amablemente.
—Hola —respondió la chica. Mi amiga parecía que estaba distraída. Emily observó a la trabajadora del Castillo con confusión.
—No te preocupes. Casi estamos —le sonrió. Mi amiga asintió.
Daniel había dicho: "Los conscientes son los saben que están soñando y pueden controlar los sueños". Entonces, eso quería decir que Emily no lo era. Me decepcioné. Tenía que encontrar a Daniel. No podía estar muy lejos.
Miré hacía la ventana.
No se veía nada de lo que había pasado. ¿Había sido solo una ilusión? Las nubes oscuras acorralaban por momentos al sol. Era todo normal. ¿La gente dónde había estado?
Ahora, en cambio, corría un ligero aire fresco que hacía bailar las hojas de los árboles a su son. La noche era estrellada. La Luna sonreía con orgullo. Las luciérnagas hacían brillar las flores. Desde aquí, no podía ver si algunas de ellas estaban más apagadas que otras. La oscuridad me dificultaba saberlo. El paisaje se encontraba igual que cuando llegué esta noche a Los Jardines de Morfeo. Suspiré aliviada.
Al volverme, pude apreciar una pequeña cámara de seguridad justo en el mismo lugar que tuve la paranoia y había aparecido una persona encapuchada. Me había dicho que el collar no me serviría para librarme, me había encontrado. ¿De qué hablaba? ¿Escaparme? ¿De quién tenía que hacerlo? ¿Por qué? No entendía. Me acordé de su mirada penetrante, fría. Este lugar era seguro ¿no? Tenía que serlo. Quise creérmelo para poder calmarme.

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Los sueños de Alaya✅
Fantasia"Se dicen muchas cosas acerca de los sueños, pero no creía en nada de eso, hasta ahora." Alaya Montoni lleva todo el verano esperando a que llegara septiembre para empezar el primer año de la carrera de Psicología junto a su mejor amiga, Emily...