Dejó de llover.
Una brisa entró por algún lugar, no sabía decir donde ya que todo estaba cerrado. Era extraño. El frío venía de alguna parte, me susurraba palabras malignas haciendo que sintiera debilidad, encontrara un hogar dentro de mí, y me congelara por dentro.
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
No quería quedarme a solas. Otra vez no. Intuía lo que iba a suceder. Continuaba teniendo miedo pese a que estos extraños sucesos los empezaba a coger como parte de la vida aquí, dejándome llevar por ellos. Estaba cansada, pero sabía que tenía que enfrentarme a lo que me esperaba, eso, si quería volver al Castillo de Morfeo tal y como era. Cuando sucedía algo raro, los demás desaparecían como por arte de magia. Y, tarde o temprano, la persona encapuchada y yo nos encontrábamos cara a cara. Me provocaba temor, desconocía el porqué, solo con su presencia me provocaba escalofríos y la necesidad de encontrar un sitio en el que sentirme segura.
Ahora que lo pensaba. El individuo de la túnica negra no lo había vuelto a ver. No respondió a mis preguntas, pero me señaló cuando quise saber qué quería. Solamente, dijo: "Tú", y se fue. Me generaba intriga y curiosidad por descubrir qué o quién era. Mi intuición me susurraba que cuando llegara la hora, lo descubriría. Estos dos seres que aparecían en momentos diferentes, también me provocaban sentimientos opuestos, uno de temor y el otro de tranquilidad. ¿No se supone que, porque salgan de la nada, debería sentir lo mismo?
—¿Hola? —mi voz tembló. Nada.
El silencio era lo único que me acompañaba. Tan grande el castillo, y, sin embargo, me sentía vacía por dentro, desprotegida ante cualquier cosa que pudiera ocurrir. La soledad. Era así, ¿Cómo se sentía? Entonces, entendía porque las personas intentaban estar rodeadas de otras, siempre que podían. Los momentos que pasábamos las personas solas era para saber de uno mismo y enfrentarse a los miedos ¿Me asustaba lo que podría haber dentro de mí? Me conocía. ¿Por qué me daba temor? No podía comprenderlo. ¿Habría algo que no sabía de mí misma?
Miré alrededor. Las paredes seguían siendo puras. La puerta que recordaba tan esplendida que destacaba del Castillo de Morfeo ya prácticamente no existía, ahora las manchas negras les faltaban poco para ganar al dorado. ¿Qué significaba? La grieta le quedaba menos de un cuarto. Avanzaba deprisa, como si quisiera devorar cada rincón de este bonito lugar, engullendo de paso a toda la gente que se encontraba en su interior para que acabaran en un profundo vacío de oscuridad ¿Estarían relacionados? Era cuestión de tiempo y lo averiguaría.
El aire me susurraba palabras malditas. ¿O era una voz? Tenía la sensación de que, por momentos, me estaba volviendo loca. Las apariciones de estos dos seres, los sueños de vidas pasadas, la extraña grieta de la pared del castillo y universidad hacía que la cabeza me diera vueltas.
Los demás no podían verlo. Y, eso me creaba más desconcierto. Había preguntado a Morfeo y Daniel, me contestaron que no habían visto nada, lo cual me hacía pensar que solo era producto de mi imaginación.
No había nadie, pero me sentía observada. Sabía que, en algún lugar estaba la persona encapuchada, esperándome. También, podían estar achechando los cuervos, sus ojos me inquietaban, era como ver el demonio en ellos.
Miré por la ventana. Las nubes oscuras cubrían todo el cielo. Había perdido de vista la luna. Los árboles se movían al son del viento que amenazaba con arrancarles las hojas. Las flores que iluminaban el paisaje, se podían ver claramente que la mitad de ellas estaban apagadas sin vida. Esto, debería estar relacionado con la grieta que se estaba formando junto con esas extrañas nubes y las apariciones. Anunciaban que algo estaba por llegar, avisaban de que se acababa el tiempo, pero ¿Para qué?
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Los sueños de Alaya✅
Fantasy"Se dicen muchas cosas acerca de los sueños, pero no creía en nada de eso, hasta ahora." Alaya Montoni lleva todo el verano esperando a que llegara septiembre para empezar el primer año de la carrera de Psicología junto a su mejor amiga, Emily...