Morfeo y sus trabajadores se encaminaron hacia la puerta de La sala principal. Esa misma que se iba oscureciendo, poco a poco. Me fijé en ella. Apenas quedaban pequeños rincones dorados de lo que alguna vez fue. Recordé la primera vez que llegué a los jardines de Morfeo, justo antes de entrar en su castillo que me llamó la atención el color que tenía. Algo se acercaba aquí entre las sombras, con pasos silenciosos.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo.
Los demás que iban como yo se encaminaron hacia sus respectivas puertas, estaban por todos lados y pese a no ser "conscientes" diría que se dieron cuenta que la gente como Daniel, no los acompañaban a su lado para hacerlos sentir más tranquilos y responder a sus inquietudes que podrían surgirles.
—Estar atentos a cualquier cosa que suceda—oí que decía Morfeo a sus trabajadores claramente preocupado. Debemos evitar que entre, o al menos, contenerlo —continuó mirando a cada uno de ellos seriamente—. Casi no tenemos tiempo, ha ido más deprisa de lo que pensaba —se rascó la cabeza.
—Cualquier cosa que veamos, te informaremos —dijeron al unísono Daniel y la chica que acompañaba a Emily. Los demás asintieron.
Miré al exterior. Las nubes oscuras iban formándose, como si hablaran entre ellas y se coordinaran. Aún se podía ver la luna decreciente sonriendo en la noche estrella, percibía un ligero temor apagaba su gesto. Algunas constelaciones se dejaron de ver. El viento soplaba con más fuerza que antes, hacía que las hojas tuvieran que sujetarse como pudieran a sus ramas, para evitar caer al suelo y desaparecer en la oscuridad.
Esperaba a que Morfeo acabara de hablar con sus trabajadores para poder comprobar si mis sospechas en La Sala de Seguridad eran ciertas. La impaciencia y la curiosidad se iban apoderándose de mi por cada segundo que tenía que esperar. También me intrigaba saber como sería, nunca antes había estado en una, pero siempre había querido ver alguna. Me sentía como una niña a punto de cumplir un sueño, y, a la vez, una adulta que esperaba encontrar una respuesta a sus dudas personales.
Eché un vistazo a la cámara de seguridad. Continuaba funcionando, luchando contra sí mismo para mantenerse con vida y cumplir su función. Un flash pasó por mi mente. La última vez que vi a la persona encapuchada, después de que le hubiera dicho a Morfeo que si podría enseñarme las grabaciones en la sala de seguridad, y antes de que salieran de su reunión, a la cámara de seguridad le costaba funcionar, lo hacía, pero con pesadez y dificultad.
—Hacemos un descanso —oí decir a Morfeo mientras suspiraba—. Creo que nos vendrá bien a todos desconectar un poco —se pasó la mano por la cara—. Dentro de media hora, habrá otra reunión. Aprovechad para ayudar a la persona que se os asignó —acabó seriamente.
Los trabajadores se despidieron entre ellos, y, poco a poco, cada uno se fueron yendo, incluyendo la chica que estaba con Emily allá donde ella iba. Se marcharon a buscar la persona que estaba a su cuidado. Algunas personas de la gente como yo, se pudo percibir alivio o felicidad en sus rostros. La sala volvió a estar como siempre.
El viento se levantó con algo más de fuerza, haciendo que las hojas de los árboles perdieran el control de sí mismas. Las nubes oscuras empezaban a rodear lentamente el castillo y oscurecer aún más, si podía caber la noche estrellada. Apenas quedaba rastro de aquella bella sonrisa decreciente de la luna.
Al lado de la puerta que daba a La Sala Principal, vi que Morfeo y Daniel se habían quedado solos. Morfeo hablaba de un tema importante con Daniel por la expresión seria que apareció en las facciones de su cara. Me acerqué a ellos hasta situarme entre los dos.
—Daniel. Antes de la última reunión, Alaya me preguntó si podía ir a ver las grabaciones de La sala de seguridad. Aprovechando el descanso, se lo enseñaré —quiso señalarme pensando que aún estaba alejada y al verme se sorprendió—. Estaba comentándole acerca de lo que me dijiste —rectificó.
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Los sueños de Alaya✅
Fantasy"Se dicen muchas cosas acerca de los sueños, pero no creía en nada de eso, hasta ahora." Alaya Montoni lleva todo el verano esperando a que llegara septiembre para empezar el primer año de la carrera de Psicología junto a su mejor amiga, Emily...