Esa mañana se levantó con la determinación de explicar al inspector que no podía ser Azumane si hombre.
¿Argumentos? Su sonrisa pura y su mirada transparente. ¡Maldita sea eso no eran pruebas, Pero algo se le ocurriría.
El asunto de las zapatillas se había quedado en terreno de nadie pues los familiares de las víctimas no podían ni confirmar ni desmentir con total seguridad si eran de alguno de ellos pues eran unas simples zapatillas deportivas que fácil podían haber comprado y olvidado. Por el momento estaban en los laboratorios en Tokyo a la espera de un resultado concluyente.
Fue directo hasta el despacho del comisario, sin ganas de mediar primero con el inspector Sawamura, había llamado a Tokio para que le escucharan.
—Estamos perdiendo el tiempo —gritó nada descolgar el teléfono.
En Tokio, en su abarrotado despacho, Ukai charlaba entre el humo de un cigarro con su secretario, al oír a Noya entrar cerró la carpeta y dejó el cigarro en el cenicero.
—El que me faltaba para alegrarme la mañana... —murmuró—. Takeda, por favor, le importaría dejarnos a solas a mí y al agente Nishinoya... —le dijo amable.
Takeda asintió con una sonrisa, agarró sus papeles y se marchó. Nada más se hubo ido Ukai alzó el grito al cielo.
—¿Te parece que es forma de entrar así al despacho de nadie, tremendo inútil?
Los gritos se oyeron en toda la comisaría. Tal vez si Noya hubiera apagado el móvil igual le hubiera oído gritar desde Miyagi.
—Después de Tanaka pensé que nunca tendría un subordinado tan cabeza de chorlito...
—Lo siento, pero es que es muy importante, señor. Estamos detrás del hombre erróneo.
—Has tenido unos cuantos encuentros con ese hombre y ya te atreves a afirmas cosas tan rotundas. Tal vez no tienes olfato policial, chico...
—¡Si! Todavía no sé quién es el asesino pero sé que él no pudo cometer esos delitos.
—Nishinoya...
—Hay algo en él que...
—¡Maldita sea, escúchame, Yū! —se rascó la sien, no había dormido nada—, la prensa aún no sabe nada, pero anoche se denunció la desaparición de otro chico en la comisaría local de Miyagi. Un chico de dieciséis años, estudiante del Karasuno, debió llegar a casa sobre las ocho al terminar sus extraescolares, pero no lo hizo. No se sabe dónde puede estar...
—Pero... no pudo ser él... —se dijo más para sí mismo que para Ukai.
«Estuve con él hasta las cinco y media...», pensó.
—Tuvo tiempo, desde que tú le dejaste —le explicó algo que ya sabía.
—¿Que hay de los de vigilancia? ¿Ellos le vieron?
—Ellos... no vieron nada. Shimizu había salido para seguirle a pie cuando a las seis y cuarenta Asahi dejó su domicilio. En alguna calle le perdió y no se supo de él hasta que a las nueve y media vieron la luz de su apartamento encendida. Tanaka se quedó dormido cuando estuvo solo en el furgón y no sabemos ni a qué hora llegó ni si lo hizo a solas. Naturalmente será suspendido cuando regrese, pero por el momento le dejaremos terminar esto. No puedo retirar a otro del caso.
—¿A otro?
—Sí, Nishinoya... Tengo entendido que estás mordido, te rechazado en los últimos acercamientos y puede deberse a que te ha descubierto., y aunque no sea así, en cualquier caso si tiene a ese chico ya no va a dejar que te acerques más y no podemos ponerle en peligro. Lo mejor será que te retires ya del caso.
—¡No me diga eso y escúcheme, por favor!
—Nishinoya, ya basta. Quiero que vuelvas a Tokio hoy mismo, tú misión se ha terminado.
● ● ●
Tras esa charla llamó a Tanaka quien se lo confirmó avergonzado. Noya se golpeó con el móvil en la frente; no podía ser... ¿cómo podía ser?
«Es que no tiene sentido ¿por qué razón me echaría de su casa para salir a buscar a otro chico? Más fácil imposible... », se echó las manos a la cabeza y revolvió su pelo. «No puede ser que sospeche que soy policía; parecía tan sincero cuando estaba conmigo... ¿Fingía? ¿Me había descubierto y por eso me apartaba? Tal vez... Joder, debería preocuparme por ese chico desaparecido y no por Asahi, ¿qué me pasa? "Tal vez no tienes olfato policial, chico..."». Recordó lo que le había dicho su superior.
«Puede que sea eso... ¿Es así, Asahi?», pensó recordando su sonrisa.
El pladur del techo de esa habitación no iba a darle la respuesta.
● ● ●
De manera extraoficial pasó esa mañana por la tienda en la que trabajaba Asahi como reponedor. No era un negocio muy grande y casi estaba vacía a media mañana.
Asahi oyó el tintineo de las campanas en la puerta. Un cliente.
—Buenos días... —dijo saliendo del pasillo para recibirle.
Se asombró cuando vio a Noya allí y al momento le miró mal: estaban en horario escolar.
—¿Te estás saltando las clases? —preguntó aunque era obvio, Noya ni siquiera llevaba puesto el uniforme de estudiante en ese momento.
—Muy mal, Noya, no te voy a vender nada así que vete, por favor.
—Las clases son aburridas, ¿puedo pasar la mañana con usted?
Noya no tenía ni la más remota idea de lo que estaba buscando; no sabía si quería descubrirle como criminal o asegurarse de que él no era su hombre. ¡Quería cerrar el caso, que dejaran de morir jóvenes! Pero no deteniéndose a él... Estaba tan confuso. Necesitaba que Asahi, aunque fuera con solo una mirada, pudiera darle esa respuesta que tenía delante y no lograba ver.
Así era, Asahi trataba de expresar algo: «¡Aléjate!», sintió Noya. Pero no podía interpretarlo.
Solo quería unos segundos más. Pero sabía que quien fuera que estuviera en el furgón vigilando a Asahi esa mañana le habría visto entrar a él, como de seguro también sabían que Ukai le había retirado del caso.
Miró por el rabillo del ojo, Shimizu se acercaba a la entrada, haciendo de clienta pensaba interrumpir eso. No iban a dejar que Noya arruinara el caso. No cuando ya casi lo tenían cogido.
—Hoy quiero ir a tu casa a verte —dijo rápido antes de que Shimizu llegara.
—No estaré en casa —mintió—, lárgate. Estoy trabajando.
—Pero...
—Vete ya o llamaré a la policía, chico.
Noya se encorajinó pero terminó yéndose.
Cruzó la puerta de la tienda sin mirar a su compañera y a sus espaldas la escuchó saludar con simpatía mientras Asahi le daba la bienvenida y la atendía.
Sí, su papel en todo aquello se había terminado.
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EL CUERVO [ASANOYA] 🔞
أدب الهواةHay un asesino y violador suelto en Miyagi, por suerte acaba de llegar un agente de policía dispuesto a todo por atraparle. ASANOYA | AU