En el desayuno había más comida de la que cuatro parejas podían comer.
La isla de la cocina y la mesa estaba llena… de facturas en variedades, montones de pan tostado, y tres platos cubiertos de frutas en trozos y jugo de naranja recién exprimido.
Y Gabriel en el centro de todo, con el delantal a la cintura y una gran sonrisa
en su rostro.—¿A qué se debe este honor? —preguntó Angela, deambulando por la habitación con una aturdida sonrisa en su rostro.
—Asumo que todo el mundo tiene un poco de resaca, y tenemos que estar en la iglesia dentro de tres horas. Pensé que esto facilitaría las cosas — dijo Gabriel de manera seca. Hizo un gesto hacia el puesto que había creado: platos, servilletas, cubiertos.
—¿El café? —se quejó Agustín cuando entró detrás de ella, babeando y feliz con Samanta en su cadera.
—La cafetera está lista para distribuir.
—Estoy pensando en despedir al resto y tenerte cerca a vos.—dijo, tomando con una sola mano la taza de café y sirviendo como un profesional.
—Disculpa, él está ocupado dirigiendo mi vida.
Gabriel miró hacia arriba y vio a Renato, todo atractivo y serio en su ligero traje gris y camisa blanca. Todos los demás estaban aún con su ropa de dormir, pero Renato claramente quería meterse con el libido de Gabriel.
Intercambiaron besos contra la heladera, todavía juguetones y toqueteándose desde anoche. El frottage de la pileta había dado paso a una bastante impresionante cogida cuando se metieron en la cama, seguida de tres horas de sueño.
La gente estaba hablando, pero Gabriel solo tenían ojos para Renato, quien solo tenía ojos para él. Gabriel no rompió sus miradas que se mantuvieron hasta que Minerva groseramente los interrumpió desde la puerta.
Ella quería jugo de naranja y no estaba de humor para hacer frente a sus besuqueos.
—Hablás mucho para una chica con chupones en la nuca —murmuró Gabriel.
La cocina se llenó pronto, incluso la feliz pareja deambulaba. Juan parecía petulante, y Julián, también.
Puede que Julián caminara raro, lo cual Gabriel encontró muy gracioso en privado.
Resistió el impulso de chocar los cinco con su amigo mientras caminaba para agarrar un plato.***
—¿Seguimos haciendo brindis? —preguntó Tomás. Sonaba completamente sobrio, pero llevaba gafas de sol en la mesa.
—Solo si vamos a brindar por mis increíbles habilidades culinarias —dijo Gabriel con la boca llena de tostadas y dulce de leche.
—Por la habilidad de Gabi para cocinar.—ofreció Juan.
—Por quienquiera que hiciera el trabajo de la cafetera—dijo Tomás.
—También yo.
Renato se rio en su taza.
Brindaron todos en la mesa, incluyendo la señorita Samanta, que actualmente estaba escupiendo avena en la adorable dirección de Julián.
—¿Podemos llevar un termo a la iglesia? —preguntó Minerva, con la cabeza sobre el hombro de Tomás.
—Manga de borrachos —dijo Gabriel en voz alta, pero Renato se dio cuenta de que él agarró dos termos.
***
Fueron en dos autos a la iglesia, una cosa pequeña con campanario en la ciudad. Hasta que quedó desierta por el bautismo privado. Nadie parpadeó por el hecho de que la mitad de las parejas fueran hombres, y estuvieran agarrados de la mano.
ESTÁS LEYENDO
#3 Q&D Quallicchio [Adaptación]
RomanceLa historia de Renato y Gabriel continúa en Querer&Dicha, sorteando obstáculos como la aceptación de una de las hijas de Renato, así como también a los problemas propios de la rutina. 3era parte de la Saga 1-F&F Quallicchio [Adaptación] https://my...