Ícaro y el Sol

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¿Sabes lo mucho que me cuesta? No, obvio que no sabes. Nunca te lo dije. ¿Cómo podrías saber? Lo mucho que quiero tocarte, tener tus manos entre las mías, caminar con los dedos entrelazados, besarte.  ¿Te imaginas lo mucho que quiero besarte? Estar cerca tuyo es como estar cerca del sol. ¿Tenes idea de lo mucho que me haces acordar a Ícaro? Te puedo asegurar que traté de evitarlo, lo intenté con todas mis fuerzas. Con cada fibra de mi ser.

Soy consiente de que puedo perderlo todo. Debe ser por eso que todavía no me tiro a la pileta, que no participo en esta guerra, que no me la juego por vos. No quiero perderte. ¿Sabes hace cuánto no me sentía así? Y me sigo convenciendo de que prefiero tu amistad, que es más importante, pero me atraes cada vez más. Como Ícaro, volando más y más cerca del sol. Es la receta perfecta para el desastre.

Tal vez está todo en mi cabeza, quizás soy yo la que está pensando de más. Es completamente imposible que sientas lo mismo, por muchas señales que crea que me mandas. ¿O a vos también te pasa, de sentirte atraído por el sol? Tan cerca, cada vez más cerca, tanto que puedo sentir el calor derritiendo mis alas. Y quiero evitar caer al océano, pero estás tan cerca...

¿Acercarme o alejarme? ¿Son acaso los únicos caminos a seguir? No me puedo alejar, ya no me puedo imaginar sin vos. Si me alejo me pierdo. Si me acerco, entro de nuevo en el laberinto. ¿Estoy dispuesta a arriesgarlo todo y a quedar varada otra vez en el desierto sin salida? ¿Soy capaz de escapar de nuevo del Circulo Vicioso de Destrucción Total? Si soy Ícaro y vos sos el sol, ¿caigo al mar o regreso al punto de salida? Alejarme es imposible. Acercarme, arriesgado. Estoy cegada por el sol y no encuentro la manera de volar hacia la seguridad. Tal vez, como Ícaro, solamente quiero quemarme.

No te das una idea de lo mucho que me cuesta, no estoy acostumbrada a sentirme así. ¿Qué es lo que me llama tanto de vos? Como si fueras algo que perdí hace tiempo. Como si nos conociéramos de antes y nos estamos reencontrando. Como si Ícaro se hubiese enamorado del sol y voló cerca de él sabiendo exactamente lo que pasaría, pero arriesgándose de todas formas. Como si el objetivo de todo esto fuese caer en el océano con las alas quemadas, pero recordando para siempre como se siente estar cerca del sol.

Mi Cerebro en Épocas de FinalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora