¿Qué hacer para evitar que la espiral de pensamientos nos arrastre al vacío? Una guía basada en hechos reales, de la mano de la salud mental de la escritora.
Hay días en los que todo está bien. Días en los que levantarse de la cama, cocinar, lavar los platos o sentarse a hacer algo productivo no supone un problema. Son esos momentos donde el abismo toca la puerta, pero nos negamos a abrirle. Hay días en los que el desgraciado tiene llave, entra como quiere, se para en tu sombra y hace tu vida imposible. ¿Qué hacer, entonces, para evitar caer en la espiral que nos lleva al laberinto interminable de malos pensamientos?
(Estas son algunas de las cosas que me funcionan a mí. Esto quiere decir: pueden funcionar para otros, pero todas las espirales son distintas, todos los laberintos tienen diferentes salidas y el abismo toma una forma única dependiendo de la persona que está acosando. ¿Porqué? Porque es un infeliz)
1) Reconocer que la sensación de vacío que se instaló en tu pecho no se va a ir sola. No importa cuántas respiraciones tomes o cuantas veces te pongas la mano en el pecho.
2) Intentar llenar el vacío antes de que se expanda al resto de tu cuerpo. ¿Cómo? Escuchando música que te relaje, leyendo tu parte favorita de algún libro, poniendo una película que te conozcas de memoria. También funciona sentarse al frente de tu mascota y observar como duerme, en especial si son gatos.
3) Cuando el vacío se expande sin control, comienza a formarse la espiral de pensamientos. Es el momento de dar un paso atrás y preguntarse: ¿puedo navegar a través de esto? ¿Quiero estar solo solo o quiero estar solo en compañía? ¿Tengo la fuerza para llamar a alguien, para mandar un mensaje, para pedir ayuda en forma de memes? Es necesario reconocer que, así como existen zonas neutrales, también existen zonas de guerra. Y no siempre podemos rodearlas.
4) Cuando necesito estar sola en compañía, empiezo por mi departamento y después me expando al mundo exterior. Por ejemplo, a veces jugar con mis gatos o acostarme un ratito con ellos es suficiente. A veces necesito agarrar el teléfono, llamar a alguien y decirle "¿tenés un ratito para hablar conmigo?" Muy pocas veces, la pregunta es: "¿puedo ir a tu casa?" Saber que el lugar donde estás puede ser el cielo o el infierno es un paso importante. Siempre hay que reconocer nuestro propio límite.
5) Generalmente, me gusta estar sola sola. Esto implica cero contacto con nadie, ni siquiera con mis gatos. Es una actividad peligrosa, ya que a veces indica el primer paso dentro de la espiral. Para controlarlo, me muevo con una serie de preguntas. ¿Quiero acostarme a dormir hasta que esto se pase? ¿Quiero hacer algo no productivo pero repetitivo para ocupar mi mente en otra cosa? ¿Quiero hacer algo medianamente productivo y no repetitivo? ¿Quiero hacer algo productivo y repetitivo? Depende de la respuesta la actividad que sigue. Se supone que, llegados a este punto, nos conocemos lo suficiente como para saber qué cosas ayudan y qué cosas te llevan más profundo.
a) Si me acuesto a dormir, me aseguro de tener una alarma para levantarme. Si me levanto con energía, me muevo de nuevo con el resto de las preguntas. Si me levanto sin energía, acepto que el abismo ganó por esta vez y sigo durmiendo. No siempre se puede ganar y es necesario aceptarlo.
b) Barquitos de papel. Los hago de manera automática y me mantienen ocupada. A veces busco cómo hacer otras cosas, pero generalmente tengo papel listo para hacer barquitos. O me toco los tatuajes de los brazos, una y otra vez, siguiendo la línea que trazan. Este es el punto donde nuestro cerebro necesita actividades que nos relajen y no requieran energía que no tenemos.
c) Escribo. Tengo un diario, así que la mayoría de las veces escribo ahí todo lo que pasa por mi cabeza. Dibujo. Leo fanfics cortas. Reviso mi mail, organizo mi escritorio, me pinto las uñas. Muchas de estas actividades requieren una mínima cantidad de energía, una señal de que estamos iniciando la búsqueda de la salida del laberinto.
d) Esta es la última pregunta que me hago. Si es la primera que contesto de forma afirmativa, quiere decir que la espiral no era tan horrible como pensaba y que el abismo está de paso. Si es la última que contesto, es la indicación de que estoy llegando al final del laberinto y comienzo a ver la luz. Si no puedo responderla, vuelvo para atrás y reviso los puntos anteriores. A veces no hay respuesta afirmativa y se necesitan nuevas preguntas. Las actividades en este momento incluyen lavar los platos, estudiar, lavar la ropa, acomodar mi pieza, comer más de una vez al día, etc.
Es necesario aclarar que la resolución de este punto puede llevar minutos, días, semanas o meses. No hay un tiempo límite, no hay necesidad de medirlo. Salir de la espiral es una travesía personal y siempre es una victoria, no importa cuánto tiempo hayas estado vagando. También tenemos que tener en cuenta que no siempre podemos controlar como entramos y salimos de la espiral.
La definición de lo que es productivo depende de cada persona, ya que no todos medimos las cosas con el mismo parámetro.
6) Llega un momento en el que el abismo se da cuenta de que fue derrotado. Tragándose su orgullo, da la media vuelta y se va. La puerta por fin se cierra y la luz vuelve de forma repentina. Algunas veces tu mente necesita descansar para recuperarse de la pelea, otras está lista para seguir moviéndose para adelante. La lista de actividades que se pueden hacer en este momento es infinita. Tal vez este es el tiempo apropiado para pedirte tu comida favorita, o cocinar algo que realmente te guste, juntarte con amigos, tomar un vino, comer helado mientras ves una peli. Todo es posible en la luz de un nuevo día.
Saber que la espiral de malos pensamientos existe es saber que, cuando el abismo llega, perdemos un poco de control. No siempre es posible evitar que el vacío nos arrastre, los puntos suelen no cumplirse en orden. Son estos momentos donde debemos recordar que, por mucho que cambiemos la cerradura, el abismo siempre puede aparecer en nuestra casa sin avisar. Pedir ayuda no es el fin del mundo, por mucho que así parezca.
Por último, todo lo que me queda por decir es que cada espiral se basa en la experiencia personal. Por mi parte, en unos días se cumple un año desde la última vez que salí del laberinto con cortes nuevos. No es el final de la guerra, no es la derrota total del tedioso abismo. Pero es una victoria y como tal merece ser celebrada de la mejor forma posible: recordando que la recuperación casi nunca es lineal pero sí es posible.
Esta fue la guía para evitar que la espiral de pensamientos nos arrastre al vacío, basada en hechos reales de la mano de la salud mental de la escritora. Recuerden tomar agua, salir al sol de vez en cuando a hacer la fotosíntesis y absorber un poco de amor propio. Básicamente todos somos plantas y me parece perfecto.
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Mi Cerebro en Épocas de Finales
Short StorySiempre me gustó pensar que soy esa clase de persona que puede empezar algo y terminarlo sin distraerse. Es hora de aceptar que no lo soy. Este libro contiene cuentos cortos, historias y pensamientos ocasionales que tengo de vez en cuando, pero sobr...