Cansada

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No sé como explicarlo sin hacerlo sonar como que venimos remando esto hace mil años. Siento que cada cosa que escriba va a sonar como una batalla campal, donde dejamos nuestras mentes y nuestros corazones; y aún así fallamos. Se me hace imposible decirlo, porque en realidad no somos nada. Y al mismo tiempo, somos todo.

No sé como explicarlo porque me resulta tan confuso. Es como estar parada en medio del río y no poder ver ninguna de las orillas. Como caminar en la oscuridad esperando a que tus ojos se acostumbren a la falta de luz, pero nunca lo hacen. Como cuando subís la escalera, pero contás mal los escalones y al final tu pie solo pisa el vacío. Es confuso porque nos decimos que nos extrañamos, nos abrazamos, nos damos un beso, nos juntamos, me das escalofríos cada vez que me tocas y al final todo queda en la nada. Como si jugáramos un videojuego y, cuando estamos a punto de llegar al final, alguien reinicia la partida. 

No sé como explicarlo, pero si tuviera que definirlo con una palabra podría hacerlo. Sé que palabra usar, porque es el final de esta larga reacción en cadena que es nuestra relación. Estoy cansada. Cansada de pelear. Cansada de remar. Cansada de esperar un mensaje, una señal, una reunión. Cansada de esperarte. Estoy cansada de estar cansada. Ya no quiero perseguirte, estoy cansada de que te escapes de entre mis dedos. Me agoté. Me quedé sin batería, sin vidas en este juego, sin balas y sin remos. Estoy a la deriva y detesto no saber donde estoy parada, estoy cansada de no saber. Con vos, nunca se sabe.

No sé como explicarlo y la verdad no creo que tenga que hacerlo. Deberías haber adivinado que todo esto iba a terminar en el terrible vacío, consumido por un agujero negro y sin posibilidades de volver a existir. Al fin y al cabo, todas las guerras se terminan, todos los ríos se cruzan, todos los ojos se ajustan a la oscuridad y tu pie siempre vuelve al suelo. Así como todo tiene un principio, todo llega a su final de una forma u otra. La nada se convierte en todo y el todo en nada. Después de un buen descanso dejas de estar cansada y te das cuenta de que ya no existen los puntos medio, los tonos de gris, las sombras en la penumbra. Ya no hay territorios neutrales, pero la verdad es que nunca los hubo. Y, ahora que el cansancio terminó, es hora de aceptarlo.

Mi Cerebro en Épocas de FinalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora