Saltar A La Pileta

27 1 0
                                    

Estoy parada al costado de esta enorme pileta y mis piernas están pegadas al piso. Sé que debería saltar, terminar con esto de una buena vez, pero mis pies se niegan a moverse de su lugar. 

Estoy parada en el trampolín más alto del mundo y no logro ver si hay algo realmente en la pileta o si fui yo la que, como un espejismo, imaginó cosas en ella.

Estoy parada en este abismo y soy consiente de lo fácil que parece el asunto: simplemente hay que flexionar las piernas y saltar. Pero de la palabra al hecho hay más que un largo trecho; hay un espiral de posibilidades listas para atacarnos al momento que nuestros pies abandonan la seguridad de la tierra y se lanzan al vacío.

Estoy parada con el corazón en la boca y millones de pensamientos en mi mente. ¿Y si me tiro a la pileta y no hay agua? ¿Y si arriesgo todo y me lanzo a la gran aventura de lo desconocido solo para encontrar un viejo conocido esperándome con los brazos abiertos, listo para no dejarme ir? ¿Y si la pileta no es más que otro círculo vicioso de destrucción total disfrazado de rectángulo?

Estoy parada en el borde, con lágrimas en los ojos y un vacío en el pecho que no se va desde la primera vez que salté a una pileta. Recuerdo las aguas cristalinas y engañosas, comparables con el canto de una sirena. Pero no fue un ser mítico el que me arrastró al fondo y esperó a que me ahogara, fue un cocodrilo listo para alimentarse de lo que quedara de mí.

Estoy parada en este lugar lleno de dudas y esperanzas, lleno de sueños y fracasos, de miedos, de contradicciones, de recuerdos. Me aterra la idea de saltar y que la pileta este vacía. No quiero lastimarme, no puedo soportarlo otra vez.

Estoy parada y me pregunto si también estás al borde de una pileta sin saber si está llena de agua, de cocodrilos, de nada. ¿Te sentís tan asustado como yo? ¿O saltaste hace rato, pero a una pileta diferente?

Estoy parada intentando adivinar que me espera abajo. Tal vez debería dejar que las cosas sigan su curso natural y esperar que, si vos también estás en el borde, construyamos un puente para encontrarnos a medio camino. Tal vez debería olvidarme de la pileta y de todo lo que viene con ella.

Estoy parada y estoy cansada de estar parada, pero no conozco nada mejor. No soy lo suficientemente valiente para saltar, salir a flote y nadar hasta la otra orilla, no importa lo mucho que quiera encontrarte ahí. Tal vez es nuestro destino: estar parados observando lo que podría ser y, sin embargo, no es.


Mi Cerebro en Épocas de FinalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora