Capítulo 4 "NO JUZGUES A UN LIBRO POR SU PORTADA...¿O SI?"

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-¿a dónde vamos?- pregunto aún más cansada

-a la cafetería- dice despreocupado

-está cerrada- le digo de mala gana

-no si siempre eres amable con las cocineras- voltea a verme con una sonrisa de oreja a oreja y después de unos segundos me guiña un ojo.

-claro, tú sólo sonríes y a las cocineras se les alborota la matriz- digo mientras ruedo los ojos, él se detiene y me mira con el ceño fruncido, lo cual me hace sentir incómoda.
-¿q-qué?- titubeo un poco.

-yo no les coqueteo a las cocineras-dice un poco molesto
-¿sabes?, no soy el tipo de chico que crees que soy, aparte la cafetería falta poco para que la abran, no sería nada especial que te dieran el desayuno unos minutos antes-

De acuerdo, no estuvo bien haberle dicho eso, se nota que es un tipo delicado.
Suelta mi mano para después abrir las puertas de la cafetería.

-primero las damas- dice mientras que con una mano me incita a pasar olvidando por completo el error que cometí hace un rato, regresando a su estado despreocupado y liberal.

-que caballeroso...- digo en mi mente
-me agrada-
Creí que lo odiaba, tal vez estaba equivocada respecto a él.

(...)
-Emma me va a matar cuando se entere que comí sin ella- digo antes de darle una mordida a mi hamburguesa.
-¿quién es Emma?- dice...la verdad ni siquiera sé su nombre, tal vez debería preguntarle.
- es mi mejor amiga- respondo cuando termine de pasar la comida -¿tú cómo te llamas?- pregunté mientras destapo mi bebida y me la llevaba a la boca para darle un sorbo.
-Romeo, Romeo Coleman, ¿y tú?- responde amablemente, su nombre me causa un poco de gracia lo cual hace que al escucharlo casi me ahogue con la bebida.
- yo soy Julieta- digo divertida.
- ¿enserio?, que coincidencia- dice inocente ante mi burla.
- no es cierto, mi nombre es Caroline, Caroline Ceniutt y ni se te ocurra burlarte de mi apellido o te juro que...-
- no lo haré- me interrumpe inmediatamente - pero te llamaré Ceniutt- ahora es él el que se divierte.
Entrecierro mis ojos y lo miro culpable, él sólo se encoge de hombros.
-tú bromeaste sobre mi nombre-
-se lo que hice, supongo que ahora tengo que aceptar las consecuencias-

(...)
Debí haber dormido bien anoche, ahora sólo me siento como si fuera un zombie, sólo que no tengo hambre, agradezco a Romeo por invitarme el desayuno.
Es un chico muy atento y amable
No te emociones, seguro es así con todas.
Seguro que si, él sólo sonríe, las chicas abren las piernas, por Dios, como pueden caer tan rápido en la tentación de un hombre, aunque debo admitirlo, también caería si no me hubiera obligado a no salir con nadie tan lo menos hasta que termine mi carrera, los chicos son sólo una pérdida de tiempo, pero...Romeo sería una forma muy bonita de perder mi tiempo.
¿Qué estoy diciendo?, CLARO QUE NO.
Claro, Caroline, el chico sólo te acompaña a casa, te da los buenos días, te invita el desayuno y te abre la puerta de la cafetería y ya estás bajo sus pies, dominada por testosterona, genial, lo que me faltaba, una pelea conmigo misma.

-Caroline...- parpadeo varias veces saliendo de mis pensamientos.
-¿si?- pregunto un poco confundida.
-¿segura qué no tienes hambre?, es raro ver que tú no tengas hambre- me dice Emma extrañada.
-ya he comido antes, salí temprano de clases- le respondo mientras cruzo mis brazos sobre la mesa y hundo mi cabeza en ellos, pienso dormir lo que resta de la hora libre.
- ¿pero si apenas acabamos de salir?- escucho preguntar a Emma.
-Romeo me ha invitado el desayuno- Emma comienza a atragantarse con la comida que supongo estaba pasando apenas, levanto la cabeza y me encuentro con Romeo a un lado de Emma dándole suaves golpes en la espalda, Emma sigue tosiendo pero aún así me mira señalandolo disimuladamente con su dedo índice como diciendo -¿éste Romeo?- el cual ahora estaba destapando una botella de agua para después dársela a ella.
Me comienzo a reír una vez que veo a Emma tomar agua tranquilamente, su cara está roja de la vergüenza, con una mano sostiene la botella que no ha despegado de su boca y con la otra abanica su rostro.
-lo siento- dice Emma una vez que su rostro baja un poco de color.
-debiste de ver tu cara- le digo cesando un poco mis risas.
Emma no me hace caso, se encuentra muy ocupada viendo a Romeo parado justo a un lado ella con su bata y una sonrisa de oreja a oreja.
-¿mejor?- le dice Romeo frunciendo el ceño.
-si, muchas gracias- le responde Emma embobada, lo cual hace que me moleste un poco.
¿celos?
Cállate yo interior, CLARO QUE NO SON CELOS, ¿por qué sentiría celos de una persona que apenas y conozco?
-¿puedo sentarme con ustedes?, ya no hay lugar en la cafetería- dice Romeo mientras voltea a ver el panorama.
-solo pídele a cualquier chica que se levante y verás como se desocupa un asiento y se abren dos piernas- escupo verbalmente de mala gana antes de volver a hundir mi cara en mis brazos
-CAROLINE- me regaña Emma a entre dientes -claro que puedes sentarte aquí- dice con una voz más dulce que de costumbre.
Escucho como Emma arrastra la bandeja por la mesa supongo para darle espacio a Romeo pero, no es hasta que alguien me empuja hacía un lado que levanto mi cabeza.
volteó rápidamente con el ceño demasiado fruncido mientras que con una mano me detengo para no caer de lado.
Veo a Romeo sentado a mi lado izquierdo con una sonrisa de medio lado.
¿y éste qué se cree?
-vuelve a hacer eso y te mando a sonreír así a otra parte- digo molesta mientras me arrastro un poco más para no estar tan cerca de él, recargo mi brazo derecho en la mesa apoyando mi cabeza en mi mano.
Emma carraspea un poco para cortar un poco la tensión que he creado y sigue comiendo mientras le lanza una que otra mirada a Romeo que sólo lee un libro.

¡ROMEO! posa para miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora