Habla el perdedor

Para ti, mi amor

¿Eres fea?
Sé fea conmigo
no me importan esas cosas
sé fea como yo.

A fin de cuentas
cuando estamos juntos nos decimos bellos
pero ambos sabemos que no lo somos
y juntos nos mentimos.

Somos despreciables
con culpas y penas aún peores
nos enfermamos y vomitamos
escupimos y eructamos.

Y no soy el típico idiota que dice:
"es normal, todo el mundo lo hace"
¿A mí qué me importa lo que hagan ellos?
Me importa lo que hago yo, lo que haces vos.

Que somos feos
y es una acción sumamente compleja
porque ser  es un verbo
y cada acción tiene su pericia.

Ser médico es complejo
incluso ser músico o bohemio
¿Pero ser feo?
Eso no es feo, es paupérrimo.

Porque eso no lo decidimos
eso lo deciden los otros
y lo dirán con genuina convicción
de que somos feos.

¡Pues qué bueno!
Estoy seguro que los bellos
por lo seguro que nos dicen feos
no son seguros de que ellos sean bellos.

Me imagino al bello diciendo:
"Pero él tiene semejanzas a mí
¿Qué es lo diferente en mí?"
Pobre el idiota cuando se responda.

Porque el feo asume que es feo
¿Un bello cómo asume ser bello
sin saber qué lo hace aquello?
Ni viéndose al espejo.

¡Ja! El espejo lo hace dudar
sobre esto y aquello
se ve como los otros
pero ellos le dicen bello.

Nosotros, al ser feos
podemos pensar más allá de un espejo
y evitar al palurdo simplista que dice:
"espejito, espejito, ¿quién es el más bonito?".

¡Qué bonito es ser feo!