Irremplazable

Trampa

Lo miro en completo silencio, manteniendo un gesto serio, se veía completamente débil y vulnerable en ese momento, se encontraba herido, con rastros de lágrimas en sus ojos y aun así le había agradecido por llevarle el animal, en lugar de enojarse por dejar que sufriera tanto daño, en su lugar sus ojos le mostraban sinceridad, King estaba realmente agradecido con él, ¿A caso creía que había sido compasivo?

—No agradezcas — Respondió secamente sentándose frente el, tratando de ignorar la mirada atónita de aquellos ojos dorados, tocó suavemente uno de sus pies escuchando prontamente el quejido del hada. En verdad se había hecho mucho daño.

— ¿Ban? — La voz temblorosa lo hizo hacer una mueca de disgusto, no quería que King hablara, ya era suficiente con tener que sentir su aroma tan cerca de él.

— No digas nada— Aquello había sonado más como una orden que petición, razón por la que King trago pesado intentando despejar sus pensamientos a fin de no molestar más al más alto.

Ban sabía que no podía hacer mucho por el chico, no era como si tuviera idea de cuál era la manera de tratar una herida o de que plantas podrían ayudarlo, pasó las manos por su cabello, ¿Que pretendía? Retiro su mano y el menor se encogió un poco retirando sus pies del peli blanco, al igual que el evitando las miradas.

El silencio incómodo había caído entre ambos, King no se había movido ni un poco, solo miraba fijamente el suelo haciendo pequeñas muecas de dolor que pretendía ocultar sin ningún éxito, Ban solo le miraba de reojo aún sin ganas de que sus miradas se encontrarán —Iré a buscar tus zapatos— Se puso de pie, probablemente era lo mejor que podía hacer.

—No te preocupes por eso, dudo que pueda ponerme los ahora— levantó su cabeza encontrándose con los profundos ojos rojos —Mis pies están algo hinchados y lastimados, puede que solo me haga más daño al tratar de colocar las botas — Podía ser su imaginación, pero podía notar algo de preocupación en la mirada fija y penetrante de Ban, creía que en una situación normal el estaría destornilladose de la risa y probablemente humillando lo más de lo que ya estaba, mas sin embargo lo había ayudado y lo miraba de aquella manera.

—Tienes razón ¿Aún quieres intentar llegar a la Taberna? — Trataba de no expresar demasiado en su voz, se sentía confundido, el rostro del más bajo estaba maltratado y le era bastante obvio el dolor por el que estaba pasando, sus transparentes ojos no podían ocultarse lo, estaba sufriendo más sentimentalmente de lo que lo hacía físicamente. Cerro sus ojos esperando la respuesta, ya que su pregunta había hecho a King bajar su cabeza, tal vez contemplando sus posibilidades mientras el intentaba no pensar en su rostro, que para ese momento le recordaba a los últimos momentos de su amada Elaine, el solo la había sostenido en sus brazos sin poder salvar su vida sin poder hacer nada, mientras la vida se escapaba de sus ojos.

—Sí, quiero hacerlo— La temblorosa voz logro sacarlo de aquel mar en su cabeza que lo arrastraba al pasado, miró de nuevo fijamente sus dorados ojos y sin decir palabra tomo al alce de uno de los cuernos para después arrodillarse frente al hada dándole la espalda.

—Sube, aún estamos lejos de la taberna, no podrás llegar en esas condiciones, te ayudaré a acortar el camino— No podía permitir que siguiera haciéndose daño, a menos debía hacer algo simple como eso por un compañero y amigo que lo necesitaba, además de tratar de compensar en algo su deuda con Elaine al ayudar a su querido hermano. — Vamos enano, no voy a esperar por siempre— Se quejó con una voz un poco cantarina.

— No tienes que hacer esto — Apretó un poco sus dientes, no terminaba de entender por qué el albino lo estaba ayudando, ahora era obvio que tenía aquella sonrisa idiota en la cara, pero hacía unos momentos había parecido completamente serio y comprensivo con su situación, incluso algo consternado por su dolor. Era confuso sin duda, más sin embargo lo que más le molestaba en ese momento era en verdad necesitar de aquella ayuda, no podía lograr las cosas solo, su debilidad seguía golpeándolo a la cara.