Sus Ojos

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Besaba sus labios con total cautela, cual si fuera el momento más sagrado y perfecto, no se podía apresurar, debía disfrutar cada momento y cada rose entre sus labios, su cuerpo temblaba suavemente ante las corrientes de placer que recorrían su cuerpo. Solo un beso era capaz de causar ese efecto.

Pronto el contacto de sus labios fue insuficiente, empezó a marcar más fuerza y demanda, buscando entrar en su boca para disfrutar de la suavidad de su lengua, una de sus manos se deslizó por su torso tocando su cintura y bajando hasta sus caderas, aventurandose a tocar una de sus piernas, el dulce sonido que salió de la boca de su acompañante era delicioso, saturaba sus sentidos. Dejo sus labios para verle a los ojos, esos hermosos ojos dorados que despertaban en él un abrumador deseo, pero también sentimientos de protección infinitamente profundos.

Su vista esta vez recorrió su cuerpo, desde sus pies hasta su dulce rostro.

Despertó de golpe, su corazón pegaba contra su pecho, cual si quisiera escaparse, solo había sido un sueño, un tonto sueño más, tocaba su cabeza con una de sus manos, tratando de calmarse. Eso había sido distinto a sus sueños previos, de alguna manera se había sentido real y horriblemente incómodo. No podía estar soñando cosas tan inmorales, sacudió su cabeza apretando sus ojos, tomaba respiraciones profundas repitiendose a si mismo que era una tontería, tenía que serlo, estaba bastante seguro que su sueño había empezado de manera distinta, acariciando los rubios cabellos de Elaine, entonces... ¿Cómo carajo había terminado viendo el rostro del bastardo de King?

Levantó la sábana con coraje, ni siquiera se dignó a ver a su compañero de habitación, salió del lugar a prisa y bajo los escalones con exactamente el mismo ímpetu, aún no amanecía del todo por lo que la luz era tenue, apenas si el sol quería comenzar a asomarse en el horizonte dando un despunte anaranjado en el cielo.

-Es más temprano de lo normal ¿Acaso pasa algo? - Esa tranquila pero amigable voz lo había tomado por sorpresa, se dio la vuelta mirando a la barra para toparse con la tranquila sonrisa del rubio que se apoyaba sobre ella mirándolo fijamente.

-Lo mismo digo Capi- Rasco su nuca suavemente y tomó asiento frente a él.

-Bueno, tuve que resolver algunos asuntos por lo que fue necesario estar de madrugada- Respondió con total normalidad, caminando fuera de la barra y tomando asiento al lado del más alto - ¿Y tú? ¿Te caíste de la cama o qué pasó? - se recargo de la barra mirando fijamente al otro. Ban simplemente desvío la mirada haciendo un gesto disgustado. - ¿Fueron pesadillas? - Insistió aún con aquella amplia sonrisa, si bien parecía que quería molestarlo un poco, la realidad era que le preocupaba su amigo, ya lo había notado bastante fuera de sí en los últimos días, incluso cuidaba lo que decía sin importar su estado de ebriedad, y aún que el más alto era un tanto reservado no lo era hasta aquel grado, por lo que le era obvio que alguna cosa estaba ocultando.

-Sí, una horrible pesadilla- Decía entre dientes apretando su mandíbula, claro, sin mirar a Meliodas.

-Ya veo ¿Qué clase de pesadilla Ban?- desvío su mirada al frente, pues no tenía intención de incomodar al otro. -puedes contarmelo- Hablo ya con más seriedad.

-Nada importante, solo un sueño sin ningún sentido- Dejo caer su cabeza contra la barra haciendo un ruido seco.

-Pues a veces así parecen, pero tienen sentido aún que no se vea a simple vista- Dijo cauteloso, apoyándose sobre la barra tratando de que el otro lo mirase a los ojos.

-Claro que no, esto no lo tiene ni en lo más mínimo- Renegó

-Bueno, si tú lo dices- Suspiro obviando el comportamiento de su amigo.

-Solo déjame tomar un trago ahora- miró al rubio tratando de emular una sonrisa.

-Creo que es muy temprano aún para eso Ban- Se levantó del banquillo -Pero si lo necesitas tomaré uno contigo, pero solo uno he-

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