Final

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Waaaaa, no me creo que este sea el último capítulo, me hace ilusión publicarlo, pero a la vez estoy nerviosa. Desde un principio quise que esta historia fuese cortita e intensa, espero poder coneguirlo y que os guste mucho.

Aunque con este capítulo la historia está completa y gratis aquí en wattpad, sabéis que agradezco mucho que la compréis para apoyarme, está por unos cuatro dólares la versión ebook, super barata, y si a alguien le hace ilusión tenerla en físico también puede comprarla impresa en amazon.



Salgo junto a Gerald hacia el recibidor, la puerta de la casa tiembla por un enorme golpe y el cuerpo de Miquel sigue en la habitación, su amo lo ha tendido con ternura antes de salir a ver qué sucede.

Aterrado, me volteo hacia él en busca de consuelo, pero solo encuentro una expresión igual a la mía. Estamos perdidos.

Escucho un grito escalofriante afuera que se interrumpe de inmediato, haciendo que el silencio anuncie la muerte del hombre herido que dejé afuera antes. Me siento culpable, pero demasiado asustado como para reparar en ello. Ahora mismo solo quiero vivir y que Dunkel lo haga también.

La puerta es derribada y cae levantando una lluvia de polvo y astillas. Mi cuerpo se queda paralizado cuando veo a los enormes caninos correr sobre sus poderosas garras y abalanzarse hacia nosotros. Gerald me coge de la cintura y me levanta, lanzándome atrás.

Caigo en el pasillo y ruedo dolorosamente sobre el suelo por la fuerza con la que he sido lanzado; frente a mí Gerald está peleando con unos lobos mientras más de los que debería poder soportar se unen al ataque.

Una puerta a mi derecha se abre y otra al fondo hace lo mismo. De mi derecha sale otro tipo desconocido que corre hacia la pelea que tiene lugar y embiste con sus puños a los lobos que atacan por la retaguardia a Gerald.

Corriendo desde el final del pasillo escucho a Dunkel y Samael. El segundo pasa de largo y se lanza con furia a por los lobos. Noto que es el más fuerte cuando mata a uno de un solo puñetazo, atravesando su cráneo hasta empalarlo en su brazo con solo la fuera de sus nudillos. Sesos y pelo blanco vuelan por todo aire y salpican las paredes.

—Escóndete. —ordena Dunkel con la voz temblorosa mientras se une a la resistencia y lucha contra lobos y algunos soldados humanos.

Mi padre, tan cobarde como siempre, ha empezado la batalla, pero tan pronto como el primer golpe ha sido asestado, se ha escondido tras sus tropas.

El corazón me martillea tan fuerte que no puedo escuchar el sonido de la lucha; los latidos se me han subido a la cabeza y han remplazado mis pensamientos con su ruido regular.

No quiero esconderme, no quiero estar lejos de Dunkel preguntándome si está vivo o no, quiero luchar por primera vez en mi vida para mantener a salvo a quien amo.

Sin embargo, no soy idiota. Si pretendo luchar necesitaré armas. Entro en la habitación de donde han salido los dos vampiros en busca de la espada de mi hermano. Ya en el umbral puedo verla apoyada contra la pared homóloga, pero cuando doy un paso dentro también puedo ver en la pared de mi derecha a Bruce, encadenado a la pared, lleno de marcas y con una enorme y repugnante sonrisa en su cara.

Paso de largo, tengo demasiada prisa como para entretenerme con él. Cuando agarro el mango de la espada puedo escuchar una risa estridente salir de sus labios.

—Espero que sea para matar vampiros, porque esta noche estarán todos muertos. —muerdo mi labio y siento la rabia y la bilis subir por mi esófago.

Miro al hombre consumido y colgado que antaño fue mi hermano y en sus ojos solo veo la misma locura enfermiza de mi padre, esa obsesión por matar vampiros; lo único que falta en Bruce es una razón, aunque sea estúpida como la de mi padre.

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