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— Oh— Roger corta su respiración en la boca de Brian.— Brian.

— ¿Bien?— Brian murmura mientras retuerce sus dedos. Roger grita.

— Me siento como... como... — Roger echa la cabeza hacia atrás, golpeando el suelo de la casa del árbol.— Puedo saborear... AHHHH...

Brian traga su gemido juntando sus labios con los de él. Roger gime de nuevo, llevando sus caderas hacia arriba, sediento de tacto.

— Brian— se le corta la respiración.

— Roger— dice Brian, cálido y en un tono bajo sobre su garganta, como miel y el canto de los pájaros y naranja dulce oscuro.

Roger es un desastre de jadeos y gemidos cuando Brian mueve suavemente sus dedos dentro de él. El rubio puede saborear algo en los suaves besos que Brian va dejando en su boca, como el metal, pero no del todo. No sabe porqué.

— Por favor... —Roger susurra, ni siquiera está seguro de lo que está pidiendo. Los dedos de Brian presionan hacia arriba y el sabor metalizado se vuelve tan abrumador que un sollozo sale de él.

— Hey... — dice Brian, haciendo una pausa. El alto toma las mejillas del rubio con sus grandes y suaves manos azules, de color cielo.— ¿estás bien?

— Sí. Sí, estoy bien.

Brian presiona un beso húmedo en su frente.

— Dime si llega a ser demasiado, ¿de acuerdo?

— Está bien... — murmulla Roger. Se aprieta contra los dedos de Brian y Brian sonríe, muy dulce. — Vamos... — Roger se estira, tiene la garganta seca de repente.— ¿puedes...? ah...

Brian se limita a mover lentamente los dedos. Roger no está exactamente seguro de lo que está haciendo, pero es bueno.

Puede sentir algo más en las venas, como terciopelo caliente, desesperado y rojo-negro. Él se queja, apretándose contra los dedos de Brian.

— Todo va bien.— gruñe Roger.— Así, así como... Ah, no metal, pero casi, y como terciopelo y... Ahh...

— Shh... — Brian dice en voz baja, girando la cabeza para admirar al rubio. — Lo sé.

Brian saca los dedos lentamente hacia fuera. Roger frunce el ceño ante el vacío.

— ¿Qué... ? Empieza a preguntar, pero Brian gira entonces las caderas de Roger y presiona algo caliente y duro contra él. — Oh.

— ¿Bien?— susurra Brian, mirándolo intensamente con sus bellos ojos hazel.

— Sí... — dice Roger.— Absolutamente seguro, sí.

Brian empuja suavemente, sus perfectos labios escondidos bajo el delicado diente de león que es el cabello de Roger.

Los ojos de Roger giran hacia atrás mientras Brian lo llena completamente. Quema, pero es como crema para el café, como plumas rojas, y está bien.

— ¿Bien?— susurra Brian.

— Sí— confirma Roger, cerrando los ojos. Lo no metálico en su boca se está extendiendo de nuevo y él jadea mientras Brian cambia un poco la posición de sus caderas, tan ligeramente... —¡Oh! Oh, ah...

Brian lo besa de nuevo, y Roger le devuelve el beso tan fuerte como puede.

— Así, así, ah... — Brian habla sobre la boca de Roger. — Así, oh, oh... — Roger le da un beso, mientras traga sus gemidos.

Brian comienza a mover las caderas con movimientos constantes y Roger se encuentra a sí mismo moviendo las suyas para cumplir con los movimientos. Brian entra dentro de Roger cada vez con más insistencia, y Roger no puede dejar de lloriquear en un sonido bajo y constante.

— Dime... — gruñe Brian.— Dime si es demasiado.

— Es... — Roger murmura de nuevo.— Sigue, continua...

Brian ríe en voz baja, sobresaltado.

Roger pasa los dedos por el cabello rizado de Brian, espeso, tirando suavemente. Brian gime, clavando sus dedos en los hombros de Roger. El rubio envuelve sus piernas alrededor de la cintura de Brian. Sus caderas se desplazan hacia arriba ligeramente, y gime cuando Brian comienza a dar en ese lugar especial dentro de él aún más fuerte.

— Vamos— gruñe Brian en la oreja de Roger.— ¿Puedo...?

Roger ni siquiera sabe lo que Brian le está pidiendo, pero él presiona sus caderas aún más contra las de Brian, aprieta y con un grito, los movimientos de Brian se hacen intermitentes.

— ... ¿Estás bien?— pregunta Roger.

Brian está jadeando con fuerzas y envuelve su mano alrededor del pene de Roger.

— Estoy muy bien. — dice mientras empieza a mover su mano.

— Bien... — Es la respuesta de Roger.

Este envuelve sus brazos alrededor de la espalda de Brian, aferrándose desesperadamente. El sabor no metal es más intenso que nunca, y hunde sus dientes en la clavícula de Brian con un gemido.

— Oh Dios— jadea — Oh Dios mío.

Roger siente el terciopelo en sus venas, el sabor no-metálico en la boca y puede comenzar a escuchar un zumbido, un perfecto G agudo.

Él gime palabras de amor ininteligibles, arriba en la garganta y en la boca de Brian y a lo largo de su mandíbula hasta su cuello.

— Vamos— Brian murmura— casi...

Roger está demasiado abrumado para preguntar.

Brian retuerce la mano frotando su pulgar sobre el glande de Roger, y el sabor no metálico en la boca de Roger se vuelve demasiado intenso, y solloza con fuerza contra la piel de Brian.

— Está bien— Susurra Brian.— Sólo déjalo ir. Déjalo ir.

Y Roger lo deja ir.

Él se está hundiendo en agitación. El sabor no metálico de su boca llega, y finalmente se derrama hacia fuera con un gemido más alto de lo que jamás pensó que podía hacer. Estira sus brazos, uno golpea contra la pared de madera, y siente todos sus músculos apretarse y tensarse.

La sensación de placer crece más y más fuerte hasta que finalmente grita, gimiendo y lloriqueando. Brian le susurra al rubio palabras suaves que para Roger son como nubes de azúcar dulce hasta que el ojiazul se calma finalmente.

— Οh.— dice Roger una vez que finalmente puede hablar.

— Hola.— dice Brian encantadoramente contra el cuello de Roger.

— Hola.— Roger se hace eco, con los ojos entrecerrados y un zumbido en los oídos. — Fue... eso fue... — Por primera vez en su vida, hay algo que Roger no puede describir.

— Sí— dice Brian, para seguidamente darle un casto beso.— Lo sé.

•FØREST FIC•//MAYLØRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora