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— Lo sé— dice Roger, y desea de inmediato que esas palabras vuelvan a introducirse en su boca, porque los ojos de Brian se tornan verde oscuro.

— ¿Qué?— dice Brian en voz baja, sus labios en C mayor que se tensan sobre sus dientes de tigre.— ¿dijiste?

— Lo siento— dice Roger inmediatamente.

Brian exhala de una manera que Roger sólo puede describir como rojo-verde-anaranjado, como una corriente sobre un lecho de cristales irregulares. Perfectamente peligroso.

— Lo siento.— repite Tyler.

— Tú no...— Brian respira muy profundo.— No puedes entenderlo, ¿de acuerdo?

— Yo... —

— No tienes ni idea de lo que es.— gruñe Brian.— estar aterrado de ir a casa. No tienes ni idea de lo que se siente al tener miedo de tus propios padres.

Ambos se incorporan. Roger lo observa a través de su flequillo rubio, sudado. Brian se pone de pie, caminando lo mejor que puede en el reducido espacio de la casa del árbol.

— No tienes ni idea de lo que es tener que ocultarte cuando tu padre se pone demasiado borracho y destruye todo lo que se cruza, y tu madre está demasiado colocada como para importarle. No tienes ni idea de lo que es tener que usar tu cuerpo para proteger a tus hermanos pequeños. No sabes el miedo que te recorre el cuerpo al ver a tu padre sacarse el cinturón, porque se siente molesto y necesita algo con lo que desquitarse. No tienes ni idea de lo que se siente al ser azotado por un hombre borracho, embriagado con el más barato de los licores y de toda la ira que este pueda albergar en sí. Y déjame decirte algo, Roger. — Brian deja de pasearse y posa sus ojos sobre Roger.— Duele.

Roger traga con dificultad.

— Estoy... lo siento.

— "Lo siento, lo siento".— se burla Brian. — Todo el mundo va por ahí tirando sus "lo siento". Todo el mundo es de color azul-negro.— repite.— para mí.— añade.

•FØREST FIC•//MAYLØRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora