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— ¿Qué vas a decir de mí?— pregunta Brian mientras recoge un pedazo de madera astillado del suelo de la casa del árbol.

Roger se encoge de hombros.

— No sé. No hay mucho que decir.

— Umm, se podría decir que soy algo rosa-rojo-naranja— dice Brian, esbozando una de esas sonrisas que hacen que Roger se funda.— ¿Lo atractivo que soy? ¿que sueno como cuando un malvaviscos se derrite?¿que mis labios son como la clave de Do? ¿Cómo puedo...?

— Oh, cállate— dice Roger empujándolo suavemente, en broma.

Brian se ríe, sus hermosos ojos hazel brillan cuando lo hace. Roger desvía la mirada antes de que Brian se de cuenta de que lo ha estado mirando.

— Mis padres piensan que estoy loco— dice Roger de repente.

Brian niega de inmediato, con el ceño fruncido.

— No estás loco.

— Lo sé— dice Roger.— Sin embargo, si les cuento lo tuyo no los voy a convencer.

Brian guarda silencio por un momento.

— ¿Qué vas a hacer?

— Hablaré con ellos de todos modos. A la mierda lo que piensen.

Brian sonríe.

— Te pones de color rosa-rojo-naranja cuando te enfadas.

Roger se ruboriza.

— No lo soy.

Brian lo mira pensativamente.

— Eres muy bonito, Roger.

— ¿Muy... bonito?

Brian se ríe.

— A lo mejor no escogí la palabra adecuada.

— ¿Porqué hablamos de este modo? Si solo utilizásemos nuestro lenguaje, estas cosas no pasarían.

— Me pediste que hablase con "normalidad" — dice Brian. —Para practicar.

Roger frunce el ceño.

— ¿Porqué hice eso?

Brian se encoge de hombros.

— Dijiste algo de tener una mejor comunicación.

Roger asiente lentamente.

— Suena como algo que me gustaría hacer. Volver... ,ya sabes.

— Bueno, sí.— dice Brian.— Te pusiste muy... — hace unos movimientos imperceptibles con la mano , de color azul-púrpura.

— Liado.— dice Roger, moviendo la cabeza.

— No exactamente— dice Brian.— Una especie de... no puedo recordar la palabra. Naranja, verde y púrpura.

— Confundido. — Traduce Roger. Brian asiente.

— Eso es. Se me está olvidando. Confundido... estabas confundido. Al igual que la letra M, o la forma en la que huele agosto.

— Confundido, tal vez.— dice Roger.— Perdido también.

— Estabas perdido.— dice Brian, determinado.

— Tal vez.— dice Roger de nuevo. El rubio observa a Brian juguetear con su encendedor, encendiéndolo y apagándolo. — ¿Porqué... ? ¿Si tú no fumas?

Brian se encoge de hombros.

— Nunca sabes cuándo vas a tener que quemarlo todo.

Roger frunce el entrecejo.

— ¿Qué? ¿De qué estás hablando?

Brian se encoge de hombros.

— Lo entenderás algún día.

•FØREST FIC•//MAYLØRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora