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— Míralo Naeun, ¡míralo!— exclamaba la pobre Suzy con los ojos pegados al castaño que estaba a unas mesas de distancia.
—No quiero.— se limitó a decir su amiga, prestandole más atención al problema de matemáticas que no había podido resolver en clase.
— Mira su carita toda preciosa y hermosa. — La chica tenía los codos en la mesa y las manos bien puestas en sus mejillas, la posición perfecta para ver a su chico. — ¡Es tan tierno! — Suzy guardó la cámara fotográfica que tenía a un lado en su mochila y se levantó de la mesa. — Iré a hablarle.
— Siempre dices lo mismo.— dijo la castaña volteando a ver a su amiga pero ella ya no estaba ahí, ahora caminaba hacia la banca donde estaba Taekwoon, tal y como lo había dicho. — ¿Qué crees que estás haciendo...?
Por otro lado Suzy estaba nerviosa pero de igual manera feliz y emocionada de poder hablar con el chico que le gustaba al fin.
La cafetería se encontraba llenísima debido a que el 95% del alumnado estaba ahí y a pesar de que ya no habían más puestos libres para sentarse nadie se molestaba en tomar asiento junto a aquel joven, si bien alguien llegaba a sentarse lo hacía por cuestión de segundos y luego se marchaba.
Suzy no podía creer semejante cosa.
— Hola. — dijo ella, desbordando felicidad una vez que se hubo sentado a su lado.
El chico se alarmó al escuchar su voz de la nada, al principio la ignoró creyendo que había oído mal, que era a otra persona a quién llamaban y siguió concentrándose en su lectura.
— Hola. — insistió con voz cantarina con tal de que le hiciera caso. Al ver que la chica no se iba, Taekwoon se vió obligado a hacer un torpe gesto en forma de saludo.
— ¿Eres Taekwoon verdad?— Preguntó tratando de mostrar interés, aunque de antemano sabía la respuesta.
— Sí... — El chico no parecía muy interesado en hablar con ella, más bien se le veía incómodo.
— Yo soy Bae Suji, pero todos me llaman Suzy. — ella pasó aplanando con las manos su falda escolar, una hebra de cabello detrás de su oreja y le extendió la mano con una cálida sonrisa. — Estoy encantada de conocerte.
Taekwoon pretendía ver el libro pero ahora tenía los ojos pegados en el suelo, se veía tenso y parecía que estaba sufriendo. Suzy notó que sus orejas se habían puesto rojas y apartó su mano.
— ¿Qué lees? — Preguntó la pelinegra echándole un vistazo al libro que leía.
— Un libro. — Le contestó en voz muy baja, apenas audible.
— Ya veo... — A Suzy se le estaba haciendo muy complicado el sacarle conversación, pero no iba a darse por vencida tan pronto.
Taekwoon no quería ser grosero con ella pero ya no podía soportarlo. Ensayó una y otra vez en su mente lo que debería decir y cómo decirlo.
— ¿No piensas irte? — dijo, sin mirarla, muy serio aferrando sus dedos al libro, Suzy se había quedado con la palabra en la boca.
— ¿Qué? — Ella alzó sus cejas sorprendida por lo que acababa de oír.
Taekwoon volteó a verla con la intención de decirle que lo dejara en paz, sin embargo no lo hizo porque su salvación se estaba acercando. Suzy sólo suspiró al ver sus ojos tan cerca de los suyos.
Sus hermanos Minhyun y Taeyong pasaron caminando y sin pensarlo dos veces Taekwoon se fue con ellos y sin despedirse, dejando a la chica sola. Suzy permaneció inmóvil, casi con la boca abierta, nunca había sido rechazada o ignorada de tal manera y apenas podía creer la situación en la que estaba.
— ¿No pudiste hacerlo verdad?— dijo Naeun de brazos cruzados una vez que llegó a su lado.
— No estuvo tan mal, pero la próxima vez será mejor te lo aseguro.— Suzy se fue refunfuñando con sus puños cerrados y las cejas fruncidas luciendo como una niña pequeña a punto de hacer berrinche.
