— ¿Tú crees que si como eso subiré de peso? — le pregunté a Naeun señalando una bolsa de frituras.
— Es chatarra, ¿tú qué crees? — me contestó desde su cama.
Ambas estábamos completamente aburridas en un sábado por la noche, no había mucho que hacer.
— Entonces no lo comeré, te lo obsequio. — le lancé la bolsa de papitas fritas que tenía entre mis manos, ella la atrapó encantada.
— Gracias, pero no te vendría mal subir de peso. — arrugué mis cejas en desaprobación. —
Estás más delgada y liviana que una hoja ¿lo sabías?— Estoy gorda. — Le corregí.
Me levanté de la cama y caminé hacia la ventana para comprobar que ya había parado de llover,
había llovido durante toda la mañana y toda la tarde lo cuál era extraño ya que no era temporada de lluvia.Vi la hora en el reloj de mi muñeca, eran las 09:30 de la noche. La hora perfecta para una visita nocturna.
Aún con el pijama puesto até las agujetas de mis zapatos y me subí la capucha de mi sudadera y salí de la habitación.
— ¿A dónde vas Suzy? — escuché la voz de la pelirroja a mis espaldas.
— A ninguna parte. — le contesté abriendo la puerta para salir del dormitorio.
Sentí la frescura de la noche tan pronto salí de la habitación, era la primera vez en un tiempo que no salía de mi habitación a estas horas, cosa que estaba completamente prohibida hacer.
Pero no le tomaba importancia.Durante toda mi caminata estuve desviando la vista de los charcos de agua que se habían formado por la lluvia, la ropa que llevaba puesta no era la adecuada para saltar en los charcos lo sabía y además mi pantalón con dibujos de Plaza Sésamo no iba a terminar nada bien.
Así que empecé a repetir en mi cabeza: no debo saltar, no debo saltar, no debo saltar.Después de unos cinco minutos de tortura subí unas cuantas escaleras y llegué al dormitorio correcto, quería creer que era el correcto.
Toqué como unas seis veces la ventana con una piedra hasta que vi en la cortina que una silueta se acercaba.
— ¡¿Bae Suzy que estás haciendo aquí?! — se escandalizó Minhyun en un tono no muy alto.
— Ssshh, cállate y déjame entrar.
— dije haciendo un movimiento con mi mano para que se hiciera a un lado. Gracias a mis cortas piernas me costó trabajo pasar por la ventana pero finalmente lo conseguí, en una visita nocturna era más divertido y dramático que pasar por la puerta.— ¡¿Qué está haciendo ella aquí?!
— gritó Taeyong desde su cama abriendo los ojos lo más que podía.— A mí también me alegra verlos. — dije un poco molesta una vez que entré bien a la habitación.
Ignoré los cortos regaños y preguntas de mis amigos y busqué con la vista a mi Taekwoon, él estaba sentado en su cama de espalda contra la pared y con un libro entre manos.
Le sonreí y corrí a su lado subiendome a la cama para abrazarlo.— También me alegro verte. — me sonrió torpemente.
Gracias a que había convencido a mi papá para que cambiaran mi horario pasaba gran parte del tiempo con Taekwoon y ahora éramos muy buenos amigos.
Amigos.
Podía vivir con eso.
— Sabemos que por nosotros no has venido pero aún así me gustaría saber ¿por qué te atreviste a venir? — Minhyun estaba exagerando como siempre.
