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TaeHyung.

No tenían forma de delfín, ni siquiera tenían forma de pez. Las figuritas de pescado que hoy tocaban en la cafetería más bien se asemejaban a un círculo con un lazo de Minnie Mouse en la cabeza. No, definitivamente no tenían forma alguna, todo era un engaño.

— Y por eso me parece una hipocresía y barbaridad que nos mientan a todos de esta forma — de un bocado me comí el último trocito de pescado que quedaba en mi bandeja. Levanté la vista y sonreí a la persona que estaba sentada en frente mío. Luego recordé que aún tenía comida en la boca, así que tragué y sonreí de nuevo. — ¿Tú qué opinas?

— Yo solo estoy aquí porque a mi hermano mayor le dabas pena y quería que me juntara contigo un día para comer.

— ¿Y por qué le doy pena? — esta vez comencé a atacar la ensalada, la cual, al menos sí que tenía forma de ensalada. Ahí no nos habían mentido. — No estoy llorando y mi bici ya está arreglada.

— ¿Qué? — me miró extrañado y seguidamente sacudió su cabeza, negando varias veces. — No se dé que mierdas hablas, en serio.

— ¿No hablábamos de tu hermano?

— ¡Aaaaagh, eres un esfuerzo demasiado grande, no vales dos nuevos videojuegos! —pestañeé varias veces sin terminar de comprender. Ese HoSeok era bastante más rarito de lo que me esperaba. — ¡Ni siquiera tres! — volví a pestañear mientras masticaba tranquilamente mi comida, y por alguna razón, eso consiguió que el pelinegro soltara un gran suspiro de desesperación. Los conocía muy bien; mi padre solía tener muchos al día. — Tan solo dedícate a comer y no me hables.

— ¿No te gusta hablar?

— No.

— ¿Por qué?

— Porque odio a la gente.

— ¿A toda? — Asintió sin mirarme — ¿pero a toda, toda, toda?

— Odio a todos los jodidos humanos de este mundo, sí. Ahora cállate y come. — estaba tan estupefacto con sus palabras que ni siquiera escuché el mandato. Tan solo me quedé de piedra, con la lechuga pinchada a centímetros de mis labios y mirando boquiabierto a la depresiva persona que había frente a mí. — ¿Qué pasa? Cierra la boca, da asco.

— ¿No tienes amigos?

— Tú tampoco, no exageres. Y yo porque no quiero, tú porque eres raro.

— Es más raro por tu parte no quererlos.

— No — me apuntó con su tenedor y levantó una ceja, echándome un vistazo de cintura para arriba, ya que la mesa me tapaba lo demás. — Es más raro por tu parte indignarte porque las figuritas de pescado no tengan forma de pez.

— Pero es qu-

— Y, no me interrumpas que no he terminado — me acercó más el tenedor con su comida pinchada en el hasta el punto en el que me tuve que poner bizco para mirarlo. — E intentar darle forma tú mismo con ayuda de tus cubiertos.

Seguidamente se metió el trozo de pescado a la boca, masticándolo con orgullo.

Casi pude atisbar a ver una sonrisa, y digo casi, porque al siguiente segundo apareció un chico muy alto y guapo. Casi pude apreciar como un aura de destellos salieron de sus ojos cuando me sonrió. Miré de nuevo a HoSeok y su cara no podía desprender más asco.

Mírate «MinV»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora