"Engañandome A Mi Mismo"

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-Lo siento, _______ -me disculpé agachando la cabeza como si pudiera verla en verdad.

Me volví para regresar a mi cuarto, la punta del bastón se topó con la puerta que daba a mi cuarto y su extremo contrario me lastimó la palma de mano en mi intento de huida.

-De verdad, lo siento, ____ -susurré de otro lado de la puerta con la frente caliente pegada a su madera-, no sabía que estabas allí, pero descuida, no vi nada.

Hice un amago de risa al tiempo que intentaba quitar a toda costa la imagen de mi amiga en la bañera. Me resultaba difícil.

-No te preocupes, Richard -intentó tranquilizarme ella -. Veo que no tienes problemas con el bastón -agregó con una risita.

-De verdad, lo siento -repetí y en realidad lo que sentía era no lograr borrar su imagen sólo cubierta por espuma blanca en la tina que yo mismo había usado hacía unos minutos.

¡Malditos pensamientos!

Hubo silencio del otro lado por un buen rato, hasta que sentí que la madera contra mi frente desaparecía y el aroma a ____ me pegaba en la cara como bola de demolición.

-De verdad, Biebs...-dijo y la sentí sólo a cinco centímetros de mí, hacia abajo-, no hay de qué preocuparse, no sabías que estaba bañándome y estabas investigando -guardé silencio mientras el rubor subía otra vez a mis mejillas-, además, como dijiste, no viste nada. Así que entre nosotros... sigo siendo yo la violadora visual, ¿no crees?

Ella rió tentando a mis barreras. Por mi parte, sólo pude sonreír.

-Ahora, si me permites, en un minuto estoy contigo.
Tocó mi mano por un segundo y la fragancia floral se fue con ella.

Me derrumbé alucinado en mi cama con un brazo cruzándome la frente. 

Cada día, cada hora, cada minuto se me hacía más difícil ignorarla. Una parte de mí siempre quería abrazarla, sólo abrazarla inocentemente, sin dobles intenciones ni malos pensamientos, y entonces me la topo en el baño.

Es verdad que no había visto nada, pero sin que ella lo supiera yo me había hecho una imagen suya en mi mente y era esa imagen la que unía con sus acciones, así me la imaginaba preparándome el desayuno o leyéndome, irremediablemente mi cabeza recreó el incidente del baño con la ________ que había dibujado.

Estaba mal que la sintiera de esa manera... 

Estaba mal que la sintiera. Punto.
No importaba cómo, ella siempre terminaba colándose entre mis pensamientos, inundándolo todo. Y yo que había dicho que jamás volvería a enamorarme. ¡Qué iluso!
Como si simplemente pudiera decidir cuándo enamorarme y sin tener en cuenta de que al parecer era el enemigo número uno del destino y sobre todo su blanco favorito para practicar tiro.

-Estoy lista -avisó ella y me puse de pie, aún nervioso.
El paseo fue igual al de todos los días, la tarde solía estar preciosa por lo que la aprovechábamos para leer algún que otro libro en la plaza. Seguía sintiéndome incómodo, pero intenté por todos los medios mantener la tranquilidad, al menos en apariencia.

Ella guardó silencio gran parte del camino, sólo hablaba para darme alguna que otra indicación ya que resulté ser bueno con el bastón.

Me sentía muy mal, porque de esa manera, tan callada, tan tranquila sentía con más intensidad que me alejaba de ella cuando lo que quería en realidad era tenerla conmigo.

-¿Te gustaría conocer un lugar? -dijo de la nada posando su mano sobre la mía. La calle a nuestros lados no era tan ruidosa como venía siendo en gran parte del trayecto.

"Luz de Media Noche" (Richard Camacho y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora