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Capítulo diez:
Casi

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- Andate - dijo ella volviendo a la posición anterior y con una voz cortada.

- Athena, yo... - el joven quiso comenzar a hablar pero claramente no sabía que decir. Nunca se había imaginado que la Fuerte Ravenclaw iba a estar llorando por algo tan insignificante como una pregunta.

- ¿Qué querés? - preguntó enojada, alzando un poco la voz y poniéndose frente al ojigris.

El rostro de Athena quedó completamente a la vista para los ojos del azabache. Estos pudieron observar cada parte del rostro de la chica, desde los ojos rojos, mojados e hinchados por el llanto hasta las mejillas rojas y mojadas.

Aunque no sea un buen momento para pensar en esas cosas, Sirius estaba seguro de que ella era la única chica que podía hacerlo caer a sus pies. Cada parte de ella le gustaba: desde su personalidad hasta su físico. Claramente no sabe mucho de ella, pero puede afirmar que es una de las mujeres más hermosas que pudo haber visto.

- Pedirte perdón. No estuvo bien lo que acabo de hacer - dijo él sin despegar sus ojos de los de ella.

- ¿Por qué tuviste que hacer justo ese tipo de pregunta? - habló ella intentando no volver a llorar - Podrías haberme preguntado por cualquier otra cosa y esto no hubiera pasado - pasó una de sus manos por su mejilla antes de que otra lágrima saliera - No me gusta hablar de mis problemas personales, no me gusta hablar de mí y tampoco de la familia que me tocó - Black la miraba y escuchaba con atención. Se sentía completamente arrepentido por lo que acababa de hacer y lo destruía verla a la chica que le gusta de esa manera.

- Solo quería saber y...

- No me importa que me preguntes sobre mis problemas o que intentes saber sobre mí, pero no lo hagas cuando estoy feliz - dijo ella intentando sacar una sonrisa mientras una lágrima se deslizaba por su rostro. Sirius levantó su mano y secó la lagrima de la chica.

- Perdoname, en serio - habló él.

- Perdoname vos a mí, me porté muy caprichosa... y ahora muy bipolar - dijo y ambos rieron. Después de unos segundos de silencio ella decidió volver a hablar - Creo que ya que estoy triste, merecés que te cuente.

- No quiero hacerte sentir mal - le respondió el ojigris.

- En serio - Athena hizo una seña para que se pudieran sentar para estar más cómodos- Bueno, no se cómo empezar - soltó una corta risa - Mi familia, por si no sabés, está unida al lado oscuro desde hace mucho tiempo. Agares, mi padre, es muy cercano a El Señor Tenebroso y este le tiene mucho aprecio.

< Desde que soy pequeña, mis padres me criaron como a cualquier hijo de sangres puras y pertenecientes a la casa de las serpientes. Me enseñaron a dividir a la gente por sectores sociales y odiar a lo malo cuando lo malo éramos nosotros. Cuando llegué a Hogwarts por primera vez, mi padre me había repetido varias veces que le encantaría que yo fuera a Slytherin, cosa que no pasó. Al enterarse de lo sucedido gracias a los hijos de los amigos de ellos - carraspeó un poco la voz - Lucius Malfoy - Sirius rió - mi madre me mandó una carta en la cuál explicaba que Agares estaba completamente desilusionado, que había gastado once años de su vida criando a una tonta traidora a la sangre - una lágrima rebelde corrió por la mejilla de Athena al recordar las palabras - Ese mismo año, en las vacaciones de Navidad, discutí con él; tanto que llegó a golpearme. Desde esa noche ya no lo considero mi padre, no le hablo y tampoco lo veo. Se despidió de mi madre y de mi hermano y sin nada más para decir - secó la lágrima de su mejilla.

- Eso es horrible - le dijo Sirius mientras la miraba en ese estado.

- Cuando Gild cumplió los once años yo estaba acá entonces decidió ir a visitarlo y lo único que hizo fue meterle ideas tontas en la cabeza para hacerle cambiar de opinión y que se quedara del lado de ellos - la voz de Athena ya no estaba tan débil como antes, parecía de enojo y rabia - Pero claramente, mi hermano es un sol. Puede que sea algo arrogante algunas veces, pero es imposible que se una a los mortífagos - tomó aire unos segundos y volvió a hablar - Hace unas semanas mi madre me mandó una carta avisándome que el iba a ir para las fiestas y por esa razón estoy acá. Porque soy una cobarde y dejé a mi hermano solo con ese monstruo - las lágrimas volvieron a salir de ella y al no saber que hacer, Black la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia ella, haciendo que la castaña llorara en sus hombros - Debería haber ido con él, debería estar ahí para protegerlo de todo lo malo como me prometí a mi misma el día que Gilderoy nació, soy un asco - el dolor se podía sentir cuando ella hablaba y las últimas palabras hicieron que el joven le tomara la cara para hablarle a los ojos.

- No sos un asco, cosas así les pasan a muchos. Tu hermano sabe que lo amás y que vas a estar para él siempre, pero también tenés que pensar en vos misma y en lo que te hace bien. Mirame a mí - ella miraba detalladamente su rostro que pasó de estar serio a soltar una pequeña sonrisa - En mi casa no la pasaba bien, nadie me quiere y solían torturarme varias veces. Pero me fui de ahí, Athena. Deje a Regulus solo en esa casa por mi bien, era algo que necesitaba hacer para poder cuidarme a mí mismo, y vos tenés derecho a hacer lo mismo - Lockhart lo miró profundamente, entendiendo cada palabra de lo que decía y sobando su nariz de vez en cuándo, fue ahí cuando Athena lo abrazó.

Sirius no supo como sentirse o como responder a ese momento, pero le devolvió el abrazo mientras ella dejaba, de a poco, de llorar.

- No nos merecemos esto, Sirius. Nadie - habló la ravenclaw - Lamento mucho que hayan llegado al punto de torturarte, no lo merecés para nada.

- Vos tampoco merecés nada de esto, Athena. Sos hermosa, valiente y una muy buena persona - ella rió cortamente e hizo un gesto para concluir el abrazo.

Sus rostros quedaron frente a frente, a muy pocos centímetros. Sus respiraciones se mezclaban y de vez en cuando sus miradas viajaban a la boca del otro, pero antes de que Sirius pudiera hacer algo, antes de que sus labios se unieran finalmente, Athena se separó.

- Perdón - dijo ella y se levantó, él hizo lo mismo - Gracias por escuchar y por hacerme entender algunas cosas. Te ganaste algo de mi confianza, Black - el ojigris la miró y soltó una leve risa nasal al igual que ella - Mejor subimos otra vez, se deben estar preguntando que pasa, ¿vamos? - Y como si nada hubiera pasado la chica comenzó a subir lentamente el escalón.

- Ya te alcanzo, subí - contestó Sirius y ella asintió.

Al darse cuenta que Athena Lockhart ya no estaba en el campo de vista, Black agarró con sus manos su cabello e intentó entender lo que acababa de pasar. Como experimentó tantas emociones por solo dos segundos y como las ganas de besar a la chica de Ravenclaw habían aumentado.

Casi, pensó.

𝖘 𝖆 𝖋 𝖊  - 𝘴.𝘣𝘭𝘢𝘤𝘬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora