La carta que destruyo el plan perfecto

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Esto es intolerable- Lady Catherine estaba roja de furia hablando en alta voz-esa chiquilla desvergonzada y maleducada, ¿Cómo se pudo atrever a hablarme así a mí?

Mi respetable y bondadosa señora-intento hablar el Sr. Collins a modo consolador pero Lady Catherine lo interrumpió

Oh no Sr. Collins ni crea que escuchare una sola palabra, ciertamente tengo fama de bondadosa y lo soy pero no perdonare a esa prima suya, solo espero que mi sobrino reflexione con todo lo que le dije.

Lady Catherine se encontraba exaltada relatando a los señores Collins todo lo que paso con miss Elizabeth Bennet, pero de igual modo los hizo retirarse cuando llego una carta de su sobrino en la cual esperaba tener noticias positivas que dar a su hija.

*Días antes*

Una vez que el carruaje se alejaba de la casa de esa muchacha malcriada, Lady Catherine dio orden a su cochero de que fueran a algún hotel u hostal digno de ella para descansar. Ya instalada en el hostal se puso a meditar en que hacer, ciertamente no podía dejar esto a la suerte pues miss Elizabeth había dicho algo muy cierto, si el compromiso de su sobrino con su hija no se formalizaba, cualquier mujer podría apuntar a casarse con Darcy, y ella no estaba en condiciones de alterarse por esas cosas y su hija Ann con su delicado estado de salud no podría soportar todo eso, ya era hora de solucionar esto de una vez por todas pues había otro punto a considerar, Ann ya estaba en la edad en que la sociedad consideraba a las muchachas como unas solteronas y siendo la heredera de una familia tan importante y con un linaje intachable debería ya estar por lo menos comprometida de manera oficial. No había otra opción mañana al despuntar el alba partiría para Londres, era necesario sacarle la promesa a su sobrino de que en cuanto iniciara la temporada, en la misma presentación de Georgiana anunciaran también su compromiso o por lo menos la fecha de la fiesta de compromiso, pues tampoco sería bien visto que opocaran la fiesta de presentación de Georgiana, de la cual por cierto debía hablar con Darcy pues no le había llegado aún la invitación y no habían organizado nada pues el estado de Ann no le había permitido viajar a la ciudad.

Mando una nota con su doncella para que el cochero tuviera todo listo para salir rumbo a Londres a primera hora de la mañana.

Al llegar a la residencia de su sobrino siendo su costumbre entro dando ordenes, y sin esperar a que se le anunciase paso directamente hasta el despacho donde este se encontraba supuestamente trabajando, pues siendo sinceros en su mente solo había un par de hermosos ojos que no le dejaban ni aun en sus sueños. Darcy al escuchar el alboroto se sorprendido mucho pues normalmente la casa estaba llena de calma todos los que trabajaban ahí sabían que al amo no le gustaba el ruido, aunque claro si su amada viviera ahí con él era obvio que nada será silencioso de nuevo, y eso le llenaba de ilusión y de tristeza a la vez, había pasado muchos días, no, mejor meses pensando en ella, pero los pensamientos de esos últimos días eran siempre los mismos, si tan solo hubiera observado algo a que lo alentara, tal vez si hubiera estado unos días más en Pemberly, pues recordaba y recreaba en su mente una y otra vez esas ocasiones en las que la vio a ella en su casa y el como la química entre ella y su adorada hermana era tan natural, no podía imaginar a nadie más digna de ser su esposa, oh cuanto deseaba convertirla en la señora Darcy así daría una hermana amorosa a Georgina y habría alguien que le ayudara a dirigir todo en esa casa, pero más que ello sabía que sería feliz, aunque en esta ocasión no se sentía sin esperanzas como después de aquella declaración que hizo hacía meses atrás en la que se le cayó la venda de los ojos y pudo verse así mismo como era en realidad, y pensar que en un principio quiso odiarla, si, esa carta más que para excusarse la escribió pensando que una vez conocida la verdad no solo le entendería, sino que ella misma se sentiría mal, sin embrago al darse cuenta de todos sus errores ver que todo lo que ella le había dicho era tan cierto de alguna manera, solo pudo amarla más y gracias a ello el empezó a mejorar a intentar ser un caballero de verdad y no solo por su apellido, cuanto bien le había hecho su amada Elizabeth al romperle el corazón aquel día, y sin embargo cuanto había dolido, jamás lo reconocería pero incluso lloro como no lo había hecho desde la muerte de sus padres. Por ello cuando la vio en Pemberly le pareció que después de tanto el sol volvía a brillar, por fin su casa tenia color pues aun cuando siempre estaba ahí con Georgiana sentía que algo faltaba y ese día se dio cuenta de que ella era lo que faltaba para volver perfecta no solo su casa sino su vida y ni que decir de cuando la vio platicando con su hermana ver como ella perdía su timidez, si aún existía una mínima duda de que ella era la mujer de su vida en ese momento se desvaneció, y todo hubiera sido perfecto claro exceptuando el incidente con las hermanas de Charles, sí, todo era tan perfecto hasta que llegó la noticia de la hermana menor, oh como odio a Wickham pues una vez más lo dañaba aunque esta vez lo hacía sin saberlo, pero una vez solucionado todo cuando viajo con Charles supuestamente a cazar para despejar su mente y distraerse, tuvo su siguiente prueba debía corregir el error que cometió con su mejor amigo y miss Bennet, después de confesarle a su amigo toda la verdad y de que comprobó que ella aún estaba enamorada de él, decidió que podía alejarse, pues no pudo ver en su amada alguna señal o si quiera una oportunidad para hablar, ¿ella aun lo odiaría?, No eso no lo creía pues en Pemberly parecía feliz de estar con él, ¿debió quedarse más días con charles? Tal vez si lo hubiera hecho, y siempre era lo mismo si hubiera, si hubiera, pero él hubiera es irreal el pasado no puede ser cambiado.

Orgullo y Prejuicio, Un Final De CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora