pluto, taekook

VENUS FLIES BETWEEN THE STARS

AVISO: Este capítulo toca temas fuertes (suicidio) por lo que no es recomendable que personas sensibles a este tipo de temas lo lean.
Con este capítulo no quiero darles a entender que suicidarse siempre es la mejor opción, porque jamás lo va a ser, sólo que me pareció de gran importancia narrar el cómo es que Taehyung se sentía y pensaba al momento de cometer éste acto, pero repito, el suicidio nunca será una solución.

Podía escuchar el chocar de las olas contra las rocas.
Podía sentir la brisa contra mi cuerpo, y la sal adherirse a mi piel.
Podía inhalar el rocío de la noche.
Podía vislumbrar la isla de la muerte.
Podía ponerle reposo a mi alma al fin.

Me gustaba mirar tus ojos porque se parecían al universo, albergaban tantas galaxias y astros en ellos que me era inevitable no verlos, pero si tan sólo pudieras ver lo que ahora mismo estoy presenciando... ¿No es el mar hermoso?

¿No es el mar el mejor lugar para morir libremente?

Las estrellas se reflejaban en las apenas perceptibles olas del tan calmado océano.
Sólo quería embutirme en él y que todo mi pesar fuera arrastrado lejos, que la marea se lo llevara.
Tenía tantas ganas de poder volar entre los astros, que la luna me cobijara con su luz y poder dormir eternamente en los anillos de Saturno.

Subí hasta la proa, descalzo y con mi mejor sonrisa adornando mi rostro. No tenía miedo, y sabía bien que jamás volvería a sentirlo, jamás volvería a doler mi pecho y las lágrimas no invadirán mi cara de nuevo. La muerte me lo había prometido.

El bullicio se hacía cada vez más y más silencioso, era como si sólo pudiera percibir el sonido del agua y mis fuertes latidos. Era el momento.

Pase cada una de mis piernas por arriba de las barandillas tomándome de estas, sintiendo el frío colarse por mis manos.

Solía pensar que el suicido era un acto de cobardía, porque es más fácil morir que soportar la vida, llena de tristezas, amarguras, penas y dolores. Y creo que tenía razón. El suicidio es para débiles, y casualmente, yo soy uno.

Abrí mis manos, soltándome así de las barandillas, sintiendo la adrenalina correr por mis venas y la libertad sonriéndome apenas.

¿Así se sentía morir?

Balanceé mi cuerpo, adelante y atrás, con ambos ojos cerrados y la valentía apoderándose de mi ser.

De pronto, no sentí el metal contra mis pies, no sentí aire, pero tampoco sentía dolor ni tristeza.

Deje de ser.

Sólo sentía paz.

Me sentía en calma.

Todo había acabado ya, porque este mundo jamás fue hecho para alguien como yo.

Yo estaba fuera del tiempo, fuera del espacio, fuera de la galaxia entera, yo era Venus, y por supuesto que jamás encajaría aquí.

Yo era Venus, y por supuesto que no pertenecía aquí.

Yo era Venus, aquel muchacho desdichado que murió en la quietud de una noche fría en Junio.

Yo era Venus.