Capítulo 11.

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Piper Chapman.

No puedo verla a la cara, no sé que mierda está pasando y en que mierda me ha metido, ahora soy una presa, de algo que ni siquiera sé, tengo el brazo marcado y el corazón destrozado.

Nos tomaron por la cintura y nos arrastraron hasta una camioneta, donde otras chicas están esposadas, ¿es real o es sólo una mala broma del destino?, porque si es así, exijo despertar, ahora mismo.

- ¡Súbete! – me ordeno la tipa obesa.

- ¡Estoy subiendo! – le grite y me dio un golpe en las costillas, con su macana.

- ¿Estás bien? – preguntó Alex al subir y sentarse a mi lado.

- ¿Te parece que estoy bien? – le dije molesta.

- ¡Lo siento de verdad!

- Deberías... - exclamé sin verla.

La chica a cargo, cerro la puerta y echo a andar la camioneta, ni siquiera sé porque me culpan, no sé qué está sucediendo realmente, y aunque parezca, lo más trillado, de verdad soy inocente, estoy siendo culpada de algo, que desconozco.

- Tengo derecho a una llamada. – dije a los policías delante de mí.

- Guarda silencio. – dijo el bigotón.

- Piper, cálmate por favor.

- ¡Mierda Alex! – dije, con deseos de ponerme a llorar ahí.

- Piper, te voy a explicar todo, sólo necesito que te calmes, por favor o vas a empeorar todo. – intento tomar mis manos.

Después de varios minutos de silencio incómodo, de miradas incómodas y de sugestiones absurdas, llegamos a la prisión, la camioneta paro de golpe, se ve escalofriante, he escuchado tantas leyendas, que me aterra lo que pueda vivir ahí dentro, no estoy preparada para esto, se supone que no tenía que ser así.

- Bien, hemos llegado, bienvenidos a mínima seguridad. – dijo la tipa, que abrió las puertas, de par en par.

- Por favor, yo no debo estar aquí. – le suplique.

- Nadie debería. – dijo una morena a mi lado.

Me tomaron del brazo, tirando de mí, siento las miradas, las chicas portando uniformes naranjas y caqui, me metieron a un pequeño cuarto, alejándome de Alex, a quien se llevaron en sentido contrario a mí, y aunque la odio con todas mis fuerzas, ella es lo más cercano a mi seguridad y cordura aquí dentro, así que ahora estoy más aterrada.

- Desnúdate y ponte en cuchillas. – ordeno la chica.

- ¿Qué?

- Lo que oíste.

Jamás me había sentido tan humillada, como en ese preciso momento, en el que un par de dedos, se introdujeron dentro de mi ano, juro que las lágrimas involuntarias me inundaron, parece que la chica lo disfrute, disfrute burlarse de nosotras; me dieron un uniforme naranja y me asignaron en una celda con varias literas a la que me llevaron custodiada, el tipo me señalo mi litera y me entrego un pequeño gafete con un número de reclusa y mi apellido en el, las chicas me ven de forma extraña, siento como todas me observan; busqué a Alex por todos lados, pero no la encuentro.

- Carne nueva eh. – dijo una mujer corpulenta, llena de tatuajes.

Me hundí en la cama, que huele a suciedad, en un colchón tan delgado que me duelen las costillas, me aferre a esa almohada, intentando despertar de esta pesadilla, estoy aterrada, escucho ruido, a las mujeres riendo a carcajadas, pero nada parece real, ahora mismo.

"Fuimos todo y nada a la vez (VauseMan)"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora