Capítulo tres

266 22 0
                                    

Narra Sonic

Después de que mis amigos se fueran, me dediqué a limpiar una que otra campana.

Ya era medio día, y las campanas de la catedral tenían que anunciar la hora. Hice mi trabajo, como es costumbre, de tocar las campanas que anuncian la hora del medio día. A la doceava campanada, termino mi trabajo y otra vez puedo salir a recorrer la ciudad de París y ver que todo esté en orden. Incluso por fin podría animarme a ir un poco más allá de las fronteras de la ciudad, ya que ahora conozco París como la palma de mi mano.

Me estaba alistando para salir a correr, cuando escuché que alguien subí por las escaleras que dan al campanario.

-¿Eh? ¿Hola? ¿Hay alguien aquí?- apareció una hermosa eriza rosa por las escaleras. -¡Una eriza!- exclamó por lo bajo Tails. -¡Pero qué hermosa criatura!- Knuckles elogió la hermosura de aquella eriza. -¿Y yo qué? ¿Estoy pintada?- se ofendió Sally por el comentario de Knuckles.

-Estoy buscando al que hacen llamar "héroe de París". Creo que también es el campanero.- volvió a preguntar sin recibir respuesta. -¡Ese eres tú, camarada!- exclamó emocionado por lo bajo Knuckles. No sé qué me pasó que de inmediato salí corriendo a esconderme tras de unas cortinas que había en el campanario. Mis amigas las gárgolas lo notaron, y al ver que la eriza insistía en encontrar a alguien en el campanario subiendo las escaleras de madera, se metieron conmigo en las cortinas e insistieron en que saliera a dar la cara.

-¡Tienes que salir, Sonic!- Tails intentaba jalarme del pie para que cediera. -¡Te están buscando, Sonic!- me regañó Knuckles quien me intentaba jalar el otro pie. -¡Vamos, Sonic!- Sally intentaba jalar mi brazo derecho; pero ninguno conseguía moverme. Me encontraba en shock, no sabía qué hacer. Ya había pasado tiempo desde que una chica tan bonita me hacía acelerar el corazón como ahora. Creo que desde lo de María. -¡No puedo, chicos! ¿Qué se supone que voy a decir?- por fin conteste a sus insistencias.

-¡Abre la boca! Ya verás que sale algo.- dijo Knuckles. No sé por qué lo hice, pero abrí la boca tratando de que saliera algo. Nada. Solo balbuceaba. –No salió nada.- dijo decepcionado Tails.

Desde a abertura de la cortina vi que aquella eriza se acercó a mi mesa de trabajo. Estando encerrado en este campanario mi pasatiempo era hacer figuritas de madera: de la misma catedral y de las casas a su alrededor, y de las personas que siempre veía pasar desde las torres de la catedral. Ahora que era libre de salir, había abandonado casi por completo ese pasatiempo, pero cuando algo fuera de los alrededores de Notre Dame me había encantado, lo esculpía en madera.

-Me llamo Amy Rose. Trabajo en el circo y me encantan las campanas.- la eriza se quedó mirando mis figuras de madera, y al parecer cuando trataba de tocar una de ellas, tiró las demás, las atrapó torpemente y las devolvió a su lugar rápidamente. –Em...bueno...escuché que hay una maravillosa campana llamada "la Fidelle".-

-¡Le gustan las campana! ¡Vamos! Es tu especialidad.- dijo con emoción Sally. Por fin lograron hacerme salir de las cortinas. Y es que de verdad no sabía qué hacer. Cuando vi que su mirada estaba a punto de girar a donde yo estaba, me fui a meter a una de las campanas que se encontraban debajo de mio.

-¿Acaso estás...ocultándote de mí?- ella rio. Que tierna risa.

–N-no, ¿por qué lo dices?- mi voz se hizo eco en la campana. Se volvió a reír. –Nada. Nada. Bueno, es que, parece que traes un sombrero gigante.- empezó a soltar carcajadas, pero en un instante se apagaron.

–Disculpa. Soy una torpe, ¿verdad?- se disculpó, para nada me había parecido tonta, más bien, divertida. –No, claro que no. Es algo que jamás se me hubiera ocurrido.- yo también comencé a reír, y mi risa hizo eco en la campana. Ella comenzó a reírse otra vez.

–Es una boina de metal. Un birrete de latón.- bromeó ella, realmente tenía imaginación. Realmente es divertida. Tomé el badajo de la campana y lo golpeé contra ella, y reí al pensar mi chiste. –Un cowboy en Do menor.- ambos reímos en alto. La hermosa risa de Amy Rose cesó.

-¡Las gárgolas! ¡Las gárgolas se movieron!- No lo puedo creer. Ella fue capaz de ver moverse a mis amigas las gárgolas, ni mi querida María pudo hacerlo. Me incliné un poco para verla, realmente se veía sorprendida y un poco asustada. -¡Pero es imposible!- ella se fue hacia atrás, donde tropezó con una biga que hizo que la otra biga empujara varias rocas grandes que había encima de ella.

Tengo que actuar rápido.

Tuve que dar vueltas a velocidades alarmantes alrededor de ella para deshacer las rocas que caían sobre ella. ¡Qué estúpido! ¿Por qué no solo la quite de allí? Pero puede salvarla. Cuando la miro, sus ojos se encuentran haciendo viscos y el bello color rosado de sus mejillas se desvanece, hasta quedar blanca totalmente. Me hace a un lado y vomita. Cuando iba a preguntarle si se encontraba bien me dio una mirada de espanto y salió corriendo por donde llegó.

Una vez más...eché a perder todo...

Ya ni ganas tuve de correr. ¿Por qué para salvar la ciudad soy el mejor, pero cuando estoy con una chica soy todo lo contrario?

Me siento en mi mesa de trabajo a comenzar a tallar una figura que se parezca a ella. Quizás no la vuelva a ver por lo que acaba de pasar, pero por lo menos tengo la bella imagen de que pase un buen rato con alguien como ella.

-¿Te encuentras bien, querido Sonic?- Sally comienza a darme palmaditas en mi espalda. –No.- dije triste. –Tú viste qué pasó cuando traté de salvarla con mi "habilidad especial". No pensé las cosas. ¡Otra vez lo eche a perder!- golpeo la mesa con fuerza haciendo que algunas de mis figuras salten. Me sorprende que la mesa no se haya roto, y las algunas figuras cayeron, pero mis amigos las recogieron rápidamente. –Bueno, esta ocasión no puedo verte como en realidad eres. ¿Te diste cuenta? Puedo ver cuando nos movíamos. Debe ser alguien muy especial.- dijo Sally.

Permanecí pensando mientras regresaba a tallar la madera. Hasta que se me ocurre algo. –Sally, ¿los milagros existen?- mi pregunta la dejó confundida. -¿Milagros? ¿Qué clase de milagros?- alzó los hombros. –No lo sé, simplemente milagros. Veo a las personas en pareja, son personas que llevan una relación normal. Como Shadow y María, que se aman el uno al otro, con virtudes y defectos, y eso me hace pensar si...alguien podría amarme de verdad...por como realmente soy-.

-¡Pues ve al circo! Cáusale una buena impresión- dijo Knuckles. -¿Qué te pones para ir a un carnaval?- comenzó a pensar este. –Nada.- contesté con normalidad, creyendo que con lo anormal que soy no necesito algún disfraz. -¡Atrevido!- dijo Tails. –Quizás demasiado para la primera cita.- se rio por lo bajo. -Yo no me refería a eso.- contesté un poco avergonzado.

–Sonic, puedes quedarte aquí sin hacer nada o, hacer tus propios milagros. Quizás no las tienes todas de perder con esa chica.- dijo Sally finalmente. Me quedé pensando un rato.

-¡Tienen razón, tengo que ir al circo!- dije finalmente. –Pero, ¿qué voy a usar?- Ups. Me adelanté demasiado.

-¡Tengo el perfecto atuendo!- dijo Sally muy emocionada. 

-Ups.- dije viendo la enorme mancha de vómito que había dejado aquella eriza hace un momento. Creo que antes que nada, tengo que limpiar ese desastre, pensé.

El rayo de Notre Dame (SonAmy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora