Epílogo

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Antes que nada, me gustaría agradecerles a todos aquellos que siguieron a Sonic y Amy en esta fumada y loca aventura. De verdad espero que les haya gustado tanto, ya que para mí fue muy divertido y emocionante escribir este fanfic.

Disfruten el verdadero final de esta historia.


Narra ¿¿??

El año que Amy pasó en la cárcel tuvo sus altas y sus bajas. No fue difícil en el sentido de acostumbrarse a levantarse temprano, comer a horas determinadas y realizar algunas actividades que se les pedían a los prisioneros. Lo que no fue fácil fue tener que lidiar en algunos momentos del día con toda clase de gente que trataba constantemente de pelearse con ella por cualquier cosa. Afortunadamente Amy sabía defenderse, pero de verdad le molestaba que todo el tiempo quisieran meterse con ella, y hasta en algunas ocasiones, ni la dejaban comer a gusto. La única parte buena del día era que en el horario de visitas, y que solo a ella se le concedía, era que podía ver toda la gente que de verdad le agradaba.

Frecuentemente recibía las visitas de María, quien en algunas ocasiones le traía algún postrecillo, y que tenía que comerse en ese momento para no levantar sospechas de que en ese postre podría traer algún instrumento con el cual planeara escaparse. Lo que más causaba intriga a Amy es que los postrecillos que María le traía parecían haber sido horneados en la pastelería de la señora Vainilla. Así que una vez se armó de valor y le preguntó a María.

-Vaya, querida, te diste cuenta. Vainilla es una coneja muy buena, y al conocer tu historia, y sobre todo, que salvaras a su hija, hizo que quizás se planteara si de verdad eras tan mala como ella creía que eras, y llegó a la conclusión de que fuiste empujada a cometer todos esos crímenes. Eso y que su pequeña hija te tenga un gran afecto, hizo que en ella naciera el perdón, aunque sinceramente no ha tenido el valor suficiente para verte la cara, y por eso ella me pidió que te entregara estos postres.- le respondió María con una amplia sonrisa.

-De verdad espero eso y que no sea veneno por todo lo que la hice pasar.- María echó a reír con la ocurrencia de la eriza. 

-Y de verdad te agradezco tu compañía, María. Haz sido muy buena conmigo, pese a que por mi culpa secuestraron a tu hija, y tu marido y tú pasaron una noche horrenda.- dijo Amy muy avergonzada.

-Es verdad que me sentí muy furiosa y herida cuando supe la verdad, pero claramente no fue tu culpa que secuestraran a m hija y a la pequeña Cream. Además, Sonic y tú arriesgaron sus vida para salvarlas, así que no tienes porqué preocuparte o avergonzarte conmigo.- dijo María nuevamente con una amplia sonrisa.

-Muchas gracias, María.- 

También que de vez en cuando veía a Shadow. Era una de esas veces en las que sus soldados pasaban lista para asegurarse de que estuvieran todos los prisioneros en sus celdas, y Shadow supervisaba la operación. En una ocasión, cuando terminó el pase de lista, el capitán se acercó para decirle algo. Era la primera vez que le dirigía la palabra en semanas.

-Quiero darte las gracias en nombre de mi esposa y mío el que hayas salvado a mi hija. Entenderás que para mí es difícil tener que decirle esto a un prisionero.- Shadow susurraba para que el prisionero en la celda contigua, a casi 3 metros de distancia, no escuchara. 

-No se preocupes, capitán. Era lo mínimo que tenía que hacer. Además, yo soy la que le agradece, señor. Junto con Sonic me defendieron en la Corte. De verdad muchas gracias.- dijo Amy muy agradecida.

-No es necesario mencionarlo. Solo cumple tu deuda aquí y con eso podremos decir que estamos a mano.- y Shadow se retiro sin decir una palabra más. Amy entendía que quizás el capitán se avergonzaba de su comportamiento en la Corte, pero se sentía tranquila ahora que al parecer el rencor entre ambos iba desapareciendo.

El rayo de Notre Dame (SonAmy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora