Capitulo 2

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Bajó de aquel auto color negro y entró a su casa, todo aquello siendo presenciado por un joven que estaba a tan solo unos metros de él

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Bajó de aquel auto color negro y entró a su casa, todo aquello siendo presenciado por un joven que estaba a tan solo unos metros de él. Aun recordaba perfectamente como hace 3 años aquel sujeto había llegado a vivir a esa ciudad, al inició se había alegrado demasiado al ver que la casa de al lado se había vendido, tenía la esperanza de que aquella persona que llegara se hiciera amigo suyo, su emoción había crecido al ver los múltiples objetos del vecino siendo bajados del gran carro, un telescopio, una pecera y una que otra especie marina disecada, fue aún más asombroso ver lo alto que era aquel sujeto, estaba totalmente fascinado, así que no dudo en acercarse a él con la clara intención de volverse su amigo, pero toda aquella ilusión se vino abajo con la primera palabra que salió de la boca de este.

-Lárgate-.

Aquello no podía haber sido peor cuando los días siguientes lo ignoró por completo cada que intentó hablarle, eso había sido el comienzo de su odio, peor fue cuando entro a la preparatoria y resulto que le daría clases por los años siguientes.

Ni siquiera se tomaba las molestias de saludarlo y siempre lo ignoraba cada que lo veía, aunque ese día había sido diferente, desvío la mirada y con un puchero formado en sus labios entró a su hogar, para su suerte su madre no se encontraba esa tarde, fue directo a su habitación y dejó a un lado su mochila. -Rayos-. Dijo mirando sus manos, aquellas heridas no dolían tanto, pero se sentía incómodo y le molestaba un poco al momento de hacer fuerza alguna, soltó un suspiro y luego se dejó caer en la amplia cama.

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La segunda hora había terminado y mientras esperaban al siguiente profesor los alumnos aprovecharon a charlar un poco, algunos a estirarse y otros a terminar sus tareas pendientes, y entre esos chicos estaban Okuyasu y Josuke, quiénes se habían olvidado completamente de ese pequeño detalle.

- ¡Apúrate Josuke, o el profesor Kujo nos va a matar! -.

- ¡Cierra la boca Okuyasu y apúrate a copiar! -.

Ambos movían rápidamente las manos mientras el miedo se apoderaba de ellos cada que avanzaban los minutos. Aquella mañana sus amigos lo interrogaron por los curitas que traía puestos, así que les dijo que se había lastimado las manos al intentar arrancar las hierbas de su patio, una buena mentira para disfrazar el incómodo encuentro entre él y Jotaro.

De pronto, se hizo el silencio en el aula, ambos jóvenes tragaron fuerte al sentir aquel frío aire entrar por la puerta, se giraron solo para confirmar sus sospechas al ver a aquel alto hombre, quién avanzo hasta el escritorio y sin perder más tiempo pidió a sus alumnos los trabajos, tanto Okuyasu como Josuke solo entregaron lo poco que tenían, pues no estaban dispuestos a perder las esperanzas aún.

Y mientras la clase avanzaba entre el miedo que les ocasionaban las palabras que entraban como balas por los oídos de los jóvenes, Josuke no podía evitar recordar cada detalle de aquel día, tan centrado estaba que, en un momento, un segundo que para él fue eterno, sus ojos se toparon, sus miradas. Sintió a su corazón latir más rápido, sus mejillas se tornaron de un rojo carmín que no podía explicar, y tan rápido como paso se esfumó ese momento, desvío su mirada buscando una respuesta a su extraño comportamiento y nerviosismo.

~ Una Forma De Amor ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora