Capitulo 8

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Su rostro era un completo desastre, horrible para describirse con mayor facilidad, sus párpados estaban hinchados y las ojeras eran muy notorias, claro, por no mencionar lo rojo que estos se encontraban

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Su rostro era un completo desastre, horrible para describirse con mayor facilidad, sus párpados estaban hinchados y las ojeras eran muy notorias, claro, por no mencionar lo rojo que estos se encontraban. Mojó sus manos y se echó un poco de agua en la cara, no quería ir a la escuela, no soportaba la idea de presentarse en ese estado, ya que tampoco se sentía con ánimos y fuerzas para contestar a las preguntas que le hicieran, soltó un fuerte suspiro y luego sus lágrimas amenazaron nuevamente con salir.

Estaba tan arrepentido, ¿cómo había podido hacer una cosa así, ahora con que cara lo vería?, estaba seguro de que ahora le daba asco y lo odiaba.

Estúpido, estúpido.

Se decía a si mismo mientras rememoraba cada momento que por su mente se proyectaba como una película vieja.

Salió del baño y tomo asiento en el borde de su cama, apoyo sus antebrazos en sus piernas mientras observaba el piso frío y duro, estaba muy cansado y desgastado mentalmente. Paso su mano por sus cabellos y luego limpió las lágrimas que escurrían por su rostro.

El sonido de la puerta siendo tocada lo puso en alerta, no quería que su madre lo viera en ese estado, así que cubrió un poco su rostro con sus cabellos.

- ¿Es que acaso no piensas ir a la escuela? -. Pregunto Tomoko con un poco de molestia en su tono de voz. -Llegaras tarde jovencito-. Se acerco a su hijo quien en un acto veloz desvió su mirada a otro lado.

-Ya voy...-. En un inútil intento le contesto a su madre, pero no pudo evitar que su voz se quebrara a media frase.

Tomoko lo observo con intriga y un poco de preocupación al ver que su hijo se comportaba de manera muy extraña, se acercó a paso lento y acaricio la cabellera de su muchacho, luego y con suavidad le dio pequeñas palmadas en la espalda. -Es muy raro verte sin tu peinado a estas horas del día, debes estar muy cansado-. Esta vez su voz era melosa como terciopelo para el corazón ajeno, y sin poder evitarlo más se aferró al cuerpo de su progenitora envolviéndola entre sus brazos y enterrando su rostro en su cuerpo.

Los sollozos inundaron la habitación mientras una madre trataba de traer paz y de aliviar el dolor de su pequeño quien estaba sufriendo.

-No sé qué fue lo que te pasó, pero tú sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa, Josuke-. Era muy extraño ver que su hijo se pusiera de esa forma, la última vez que lo había visto así había sido cuando su abuelo falleció y ya habían pasado dos años de aquel trágico acontecimiento. -Puedes quedarte en casa, yo me encargare de hablar a la escuela, ¿te parece? -.

Josuke solo asintió sin decir alguna palabra, su madre con pesar y pena tuvo que alejarse un poco de él, pero antes le dio una última mirada antes de salir del cuarto, aparto unos mechones del rostro de su hijo para luego besar su frente y luego caminó hacia la puerta.

-Mamá...yo-. Entrelazo los dedos de sus manos y con timidez estaba a punto de revelarle el porqué de su estado actual. Pero antes de que pudiera seguir con sus palabras su madre lo interrumpió.

~ Una Forma De Amor ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora