Capitulo 3

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Duda

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Duda

- ¡Listo! -. Dijo cuando lo terminó de limpiar, había quedado casi como nuevo, agarro una pequeña caja y lo puso dentro, la cual cerró y amarró con una pequeña cuerda.

Ahora venía la parte más difícil, entregárselo a Jotaro, podía dárselo en la escuela, pero rápidamente desechó esa idea al tomar en cuenta que si alguien lo descubría estaría haciéndole muchas preguntas, al igual que si llegaba a romperse estaba seguro de ya no poder encontrar otro igual, pues con ese le había costado mucho trabajo y había tenido mucha suerte al haberlo hallado. Así que solo quedaba el llevárselo a su hogar, no entendía, pero estaba sintiéndose muy nervioso, y antes de salir de casa se fijó que su ropa estuviera impecable y le dio un último retoque a su peinado. Al darse cuenta de lo que hacía se cubrió el rostro, pensar que se estaba comportando como una chica le sacó una pequeña risa nerviosa, suspiro y salió de casa.

Ahora se encontraba frente a la casa de su profesor, la pequeña distancia de unos 6 metros los separaba, tan cerca que vivían y tan lejanos que eran.

Dejó escapar otro suspiro. -Es ahora o nunca-. Se dijo así mismo dándose ánimos, hasta que tocó el timbre, espero unos segundos hasta que la puerta fue abriéndose lentamente revelando a un hombre totalmente diferente del Profesor Jotaro, el cabello totalmente desaliñado, vestía un pants holgado y una sudadera color blanco, tenía una mirada oscura, como si quisiera matar a la persona frente a él.

-Bu-buenas noches profesor-. Se tenso al verlo, parecía que las palabras se habían esfumado de su cabeza.

- ¿Josuke? ¿Qué haces aquí? -. Se recargo en el marco de su puerta mientras pasaba su mano por sus cabellos y se tallaba el rostro. -Ya es tarde para que estés fuera de casa-.

-Vine a traer esto, para usted-. Le extendió la pequeña caja, sus manos estaban transpirando y en ese momento pudo sentirse algo incómodo, aunque al mismo tiempo tuviera esa sensación de ardor. Jotaro observó aquel presente y no estaba seguro si aceptar o rechazar aquello. -Es una disculpa por lo que sucedió, ya sabe, aquel accidente-. Paso la mano por su nuca algo apenado y solo esperaba que no volviese a molestarse con él.

- ¿No pudiste esperar hasta mañana? -.

Allí estaba de nuevo con aquella actitud fría y cruel, parecía estar molesto, eso le hizo sentir un malestar en el estómago, para ese momento el mal humor lo había contagiado.

- ¡Solo tómelo! ¿quiere? -. Le acercó aún más la caja, está vez con una pizca de indignación.

A Jotaro no le quedó de otra más que aceptar aquello, lo sujeto entre sus manos y agitó un poco, pero se detuvo al ver la reacción de pánico de aquel jovencito, quito la cuerda con la que estaba sujetada y abrió la caja, no podía creer lo que veía, con algo de escepticismo tomo entre sus manos el delfín de cristal, era el mismo que tenía anteriormente, aunque estuviera un poco dañado.

Josuke se sorprendió un poco al ver como el rostro del mayor se iluminaba al igual que sus ojos centellaban, su pecho nuevamente dio un pequeño salto, no lo entendía, pero de pronto el calor se instaló en sus mejillas, una parte de él se sintió feliz de ver aquella reacción y tal vez, solo tal vez él era el único en conocer aquella expresión de Jotaro.

-Está un poco...dañado, pero espero le guste y ojalá pueda compensar el que rompí-.

- ¿Como lo conseguiste? -. Lo miró directamente a la cara esperando por una respuesta.

-Eso no es importante...yo de verdad lamento lo de aquella vez-. Se inclinó frente a él agachando inclusive su cabeza. -Lo siento por haber roto algo tan importante-.

-Tu...-. Hubo un poco de silencio por parte de ambos, Josuke alzó el rostro solo para recibir unas caricias en su cabeza que revolvieron su peinado, lo cual logro sacarle unos cuantos mechones. Su corazón jamás en su vida había latido tanto, y sus mejillas ardían como brazas; lo único que hizo en ese momento fue aceptar aquello en agradecimiento.

-Yo me paso a retirar-. Dijo apartándose un poco con tal de calmar sus emociones.

-Espera, te llevo en mi auto-.

Mantuvo su vista fija en aquella persona, pensó un poco y luego solo se dejó llevar por lo que parecía ser lo más lógico. - ¿mmm? ¡Ah! Jajaja buena esa, no sabía que le gustará hacer bromas profesor-. Si, definitivamente para Josuke todo aquello era una broma.

-Ya es tarde para que estés en la calle-. Había tomado sus llaves junto con una chaqueta, luego miró a Josuke el cual estaba totalmente confundido, tenía su ceja arqueada y la boca entreabierta.

-Espere, ¿es en serio? -. Preguntó con total sorpresa al ver que Jotaro ya se encontraba en el auto abriendo las puertas para permitirle el acceso.

- ¿Hay algún problema? -.

- ¿No cree que es un tanto exagerado? -.

No se consideraba la persona más paciente del mundo y esta vez con una voz un poco más elevada le ordeno al chico. -No, ahora sube y dime cuál es la dirección de tu casa-.

Josuke se cruzó de brazos sin poder creer lo que sus ojos veían, ahora estaba molesto y en verdad lo estaba, soltó un bufido y se acomodó un poco su cabello para empezar a caminar dejando detrás a Jotaro.

- ¿Quiere ver dónde vivo? -. Pregunto sin siquiera mirar atrás, el contrario lo quedo observando fijamente viendo cómo se alejaba y sin decir alguna otra palabra lo siguió, grande fue su sorpresa cuando el menor se paró justo en frente de la casa de al lado. -Quería saber la dirección ¿no? -. Volteó a presenciarlo con una clara expresión de molestia, se sentía dolido, después de tantos años aquel hombre ni siquiera lo tomaba en serio, ¿acaso tan pequeña era su existencia para él? Ya se habían conocido antes y ni siquiera lo recordaba. -Buenas noches-. Y sin esperar más se alejó entrando a su casa e ignorando las palabras que el mayor decía.

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