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Krest despertó. 

Pero no despertó con el típico dolor de cabeza por el insomnio que el café le otorgaba, ni despertó con el brazo entumido por dormir encima de él, tampoco con los pequeños escalofríos que le daban por el frío del rocío de la mañana. 

Despertó en una pequeña cama más incomoda que su sillón de la estancia donde sin darse cuenta a veces se quedaba dormido, al abrir los ojos una luz intensamente blanca cegó su campo de visión y le obligó a parpadear repetidamente para acostumbrarse hasta que se puso a analizar el espacio donde se encontraba se dio cuenta de que se trataba de un hospital. El murmullo atento de afuera era el único sonido que se escuchaba en toda la habitación, quiso moverse un poco para poder acomodarse y una pequeña punzada de dolor se instaló en su mano, ahí fue cuando se dio cuenta de que tenía un par de agujas en su brazo izquierdo conectado a una pequeña bolsa de suero que se encontraba un poco más arriba de su cabeza. 

Un poco confundido consiguió sentarse en la cama y al terminar la puerta de en frente se abrió dándole paso a un hombre de bata blanca y un curioso traje azul que le recordó a Grey's Anatomy. 

—Oh, pero miren quien despertó— sintió unas ganas inmensas de darle un fuerte puñetazo en la cara. —¿Cómo se siente, Krest? 

—Ehh... bueno... me siento bien, un poco mareado y hambriento pero bien.

—Ya veo, voy a revisarlo para corroborar que todo esté bien y poder darlo de alta en cuanto podamos. 

El doctor se acercó a él y comenzó a revisar sus signos vitales, tomó su presión y escuchó los latidos de su corazón, mientras anotaba un par de cosas, Krest aprovechó para preguntar.

—Disculpe, doctor, puedo saber... ¿qué estoy haciendo aquí?

El doctor dejó de escribir y le dedicó una pequeña mirada de lástima que hizo sentirle incómodo. 

—Bueno, señor Krest, usted está aquí por una complicación de un ataque de ansiedad que le ha dado, cuando llegó aquí estaba inconsciente y sus signos vitales estaban difuminándose poco a poco así que tuvimos que intervenir de inmediato— Krest se sorprendió un poco y ahí fue cuando recordó todo lo pasado en la tarde anterior —Aunque debido al escándalo que armó uno de sus familiares estuvimos a punto de no atenderlos, de hecho hasta me amenazó con quitarme el título de doctor y arrancarme las uñas una por una, fue tan aterrador que casi me meo en los pantalones. 

El doctor le dedicó una sonrisa divertida y cuando estaba a punto de preguntarle quien lo había llevado hasta ahí, un leve toque se escuchó en la puerta. 

—Adelante. 

La puerta se abrió dándole paso a la última personas que creyó que lo ayudaría, parado ahí, se encontraba Zaphiri con un par de gigantescas ojeras debajo de los ojos, llevaba unos pantalones cargo de color marrón dorado, una camiseta negra ceñida al cuerpo y unas botas altas de color negro. 

—¿Qué...?

—Por fin despertaste.— le cortó con un tono tosco que le recordó al que usó cuando iba a ser aplastado por una lámpara gigante. 

—Los dejaré solos un momento, debo ir a solicitar su alta, con permiso. 

El doctor salió de la habitación al percibir el aura de incomodidad que les rodeaba a esos dos chicos. Zaphiri le miraba con dureza y un sentimiento indescifrable, Krest estaba muy confundido ¿cómo era posible que Zaphiri le hubiera llevado si no había ido a su hogar desde hace... oh, ya lo recordaba. 

Stage (Zaphiri x Krest)Where stories live. Discover now