Los tenues rayos del sol se filtraban a través de las finas cortinas de lino, calentando poco a poco la habitación que se encontraba sumida en un cómodo silencio de la mañana, de esos que son casi imposibles de conseguir hoy en día a causa de la ruidosa vida de la ciudad desde temprano. La respiración acompasada del chico que descansaba en la blanca y larga cama, estaba al mismo tono que los movimientos suaves del viento que mecía con una delicadeza divina las cortinas y movía ligeramente sus cabellos. Una escena por de más hermosa e irreal que se asemejaba a la de los cuentos de hadas.
Comenzó a sentir algo de frío por lo que se encogió en su propio cuerpo y enterró la cara en las cobijas que aún se encontraban calientes y con algo de pereza logró abrir poco a poco sus hinchados ojos, era increíble que después de dos largos días, sus ojos aún estaban ligeramente afectados por el episodio de revelación que había montado aquél día. Le costó horrores tener que levantarse de su adorada cama y como aún tenía pequeños vestigios de haber compartido mentalidad con Morfeo no reparó en su alarma que sonaba tenuemente en el fondo de la habitación; después de estirarse un momento por fin se dio el tiempo de recoger el aparato y se dio cuenta que era terriblemente tarde.
Abrió los ojos con sorpresa y masculló un par de maldiciones mientras brincaba directo a la bañera y casi con la gracia de los vaqueros se dio un escueto baño donde por poco se resbala y va a dar la cara contra el piso sino porque se agarró de una de las pequeñas estanterías que adornaba su baño. Con la velocidad de un rayo, se secó y se colocó la ropa, corrió y alcanzó a tomar un pequeño paquete de galletas que mantenía en una canasta y salió corriendo con las cosas que había alcanzado a tomar en su salida: su mochila, su saco, un pequeño paraguas que mantenía en la entrada y sus llaves.
Estaba seguro de que Itia iba a matarlo si se atrevía a llegar un solo segundo tarde así que corrió con la gracia de un atleta hacia la parada del bus con el corazón casi en la mano sin embargo dicho entrenamiento no sirvió de nada ya que a escasos tres metros el bus que se encontraba en la parada cerró sus puertas sin darse cuenta de que Krest venía casi volando detrás de él.
—Mierda...— masculló con cierta frustración —Ahora solo falta que el imbécil de Zaphiri se aparezca en la maldita agencia.
Es cierto que el azabache había presenciado como dejaba todas sus barreras caerse una por una y su tormentoso y vergonzoso episodio de ansiedad que le provocó el ver a la bruja de Garnet.
Sí, lo sostuvo toda la noche mientras lloró y lloró por horas enteras.
Sí, acarició su cabello de una manera tan tierna e inigualable.
Y sí, lo había besado de una manera tan lenta que aniquiló todo dolor que mantenía en su pecho dejando solamente los sentimientos revueltos que mantenía.
Pero tenía una muy y gran buena razón para desear no verlo.
Ya que el maldito de Zaphiri lo dejó tendido en el sillón donde solía gastar sus tardes leyendo y despertando con un horrible dolor de espalda y a pesar de que buscó hasta debajo de la alfombra de la estancia no encontró al moreno en ninguna parte, Krest valoró si quedarse ahí o llamarlo de alguna manera; sopesó y sopesó la posibilidad de hacerlo, sin embargo las inseguridades de su interior le hicieron estragos de nuevo por lo que se quedó en su casa esperando que el otro volviera o le llamara...
Pasadas cerca de seis horas, el castaño estaba completamente hambriento así que fue a su cocina para darse cuenta que por lo visto se había dado a la tarea de limpiar antes de irse; se armó un improvisado sándwich de carne de res con un ligero guiso de verduras que tenía en un pequeño recipiente del refrigerador.
Tres largos días en los que no paró de pensar en el cantante y que fuera famoso solamente lo hacía mucho más frustrante ¿a caso había sido un sueño? ¿no le gustó que... lo... besara? ¿había dicho algo malo? miles de preguntas de este calibre se arremolinaron en su cabeza y no dejaban de girar que hasta le provocaron un par de migrañas horribles.
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Stage (Zaphiri x Krest)
FanfictionTODOS LOS DERECHOS RESERVADOS LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASAMI KURUMADA Y SHIORI TESHIROGI HISTORIA DE MI PROPIA AUTORIA Y SIN FINES DE LUCRO