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Brrr... brrr... brrr

Con todo el fastidio del mundo se levantó de su cómoda cama y tomó el endemoniado aparato, sin ver el identificador de llamada antes pues ya tenía la idea de quien estaba llamándolo a las 5:30 de la mañana con tanta insistencia. 

—¿Qué demonios quieres, Zaphiri? 

—Dime... ¿Qué es lo que debo de hacer entonces?— la irritante voz juguetona y apenada del azabache por la otra línea le taladró en los oídos hasta sus sienes a causa de la falta de sueño. 

—Por milésima vez, vas a ir a la maldita oficina de la agencia, al entrar te diriges a la recepción para preguntar por Mystoria, él va a darte un pequeño recorrido por las instalaciones y va a llevarte a... 

Y así, continuó explicandole paso a paso lo que debía hacer cuando llegara al lugar, le había dado su número de teléfono y la dirección de la agencia ya que ese día tendría la primera junta con su directivo, es decir, Itia. Había pasado a penas una semana desde que lo había convencido a base de chantaje y en pleno domingo tuvo que ir a la oficina a presentarle el plan entero y afinar unos cuantos detalles acerca de la planeación cabe decir que salió de ahí cerca de las 8:30 de la noche; al siguiente día cuando Itia se enteró, lo abrazó tan fuerte que casi le saca los waffles que acababa de desayunar y le dijo que programara la primera reunión cuanto antes pero al consultarlo con Zaphiri, el muy idiota le dijo que le daba igual, así que lo había programado para el día actual. 

Sin embargo, al parecer la estrella de rock era demasiado tímido, casi como un niño pequeño. Le daba miedo hablar con personas nuevas y según sabía (en base a lo que investigó por su cuenta) cuando iba a algún lugar que no conocía o hablaba con personas que no estaban dentro de su círculo de confort, le machacaba los nervios. 

¿Cuántos años tenía? ¿siete? 

Admitió que le pareció gracioso que toda esa confianza que transmitía era falsa, esa máscara de altanería, Ja! la verdad se había reído muy fuerte cuando le escuchó decirlo e incluso le preguntó qué pasaba con esa actitud coqueta con la que salía al escenario a lo que el azabache comenzó a balbucear que no era de su incumbencia... eso hasta que comenzó su martirio. 

Le explicó una, dos, tres veces el mismo día que se contactó con él para decirle que día debía ir a la agencia que fue el Sábado anterior, el Domingo volvió a explicarle... Lunes, Martes, Miércoles, Jueves e incluso ese mismo día. 

¿Acaso era tan difícil? 

Él iba a estar ahí, solo que llegaría un poco más tarde pero no era nada el tiempo que debía esperarlo. Después de terminar de explicarle e intercambiar argumentos en una pequeña discusión, colgó el teléfono y se lanzó de nuevo a su cama  para tratar de dormir aunque sea un poco. 

Ahora que lo pensaba, hubo un tiempo en el que él mismo era así: temeroso, tímido, nervioso... bueno, eso antes de que toda su vida se le viniera encima sin previo aviso, antes de entender que en esta vida no sirve de nada escudarse contra este tipo de cosas, que las personas son crueles e insensibles al grado de usar a otras para conseguir lo que quieren. Movió su cabeza de un lado a otro para alejar esos pensamientos de su mente pues se había jurado a sí mismo enterrar su pasado y no sacarlo nunca más. 

Al ver su fracaso en su intento por dormir una hora más, miró el reloj para darse cuenta que ya eran las 7 de la mañana, se levantó con mucho trabajo y se dirigió a la ducha, era mejor que quedarse acostado en la cama pensando en tontería y media. Al salir de bañarse, tomó un ligero desayuno, se cepilló los dientes y se dirigió al tren que lo llevaba a su trabajo mientras tarareaba una de las tantas canciones de la radio.

Stage (Zaphiri x Krest)Where stories live. Discover now