Mi doloroso camino a ti

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Y la pared fría, en mi espalda se siente,
Se humedece mi camisa,
Y se nubla mi mente.

No es oportuno el miedo,
Pero el valor se encuentra ausente,
La muerte se está aproximando,
En forma de bala ardiente.
Cientos de pistoleros,
Se encuentran enfrente,
Todos el dedo al gatillo,
El ruido se hizo presente.

Milagrosamente ni una me alcanza a matar,
unas solo me causan daño,
La que acabe conmigo aún no ha de llegar.
Mis ojos cerrados se encuentran,
Esperando que la indicada mi cerebro logre volar,
Algunas pasan a mi lado,
Como si fuera una estrella fugaz.
Por segundos entre el relajo, yo ya la veo venir,
Muchos pensarían que mi muerte ha llegado,
Yo lo veo como un nuevo vivir.

Tantas balas que mi cuerpo encontraron,
Tantas que solo llegaron a dañar,
Una de ellas mi dolor dará por finalizado,
Una de ellas con esta vida va a acabar,
Que me llevará a otro lado,
Luego de mi cerebro, hacer volar,
Ya varias balas me han dañado,
De rodillas al suelo, ¿me voy a desplomar?

Justo antes de que mi cabeza llegue al suelo,
Una bala de esas me logró dar,
Todas solo daño causaron,
Y una de ellas me logró salvar,
Todas fueron pasajeras,
La que me voló el cerebro,
A esa tengo que amar,
Cerca otras estuvieron,
Solo una logró atinar,
Una dio en el pecho,
Pero no me pudo matar,
Me enamoré de la que llegó a mi cerebro,
La que con el sufrimiento logró acabar.

El Poema No DedicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora