Pianista para siempre

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En la entrada del conservatorio,

Un niño sin pensar abre la puerta,

No sabe la que pasa,

No sabe lo que hay,

Solo oye bella música, y el !ahí va!

Mira grupos, mira violinistas,

Mira cantantes, mira artistas,

Pero en lo más profundo,

Escucha la melodía,

En la que halla la paz.

Era un piano negro,

Enorme y viejo,

Al igual que el pianista,

Que tocaba los arpegios.

El niño se acerca,

Se asombra al verlo,

Al ver sus manos ágiles,

Al encontrar un sueño.

Ese niño comienza a practicar,

Le cuesta las partituras leer,

Pero al ponerse en el escenario,

Nadie lo puede comparar.

Con el paso del tiempo,

Del arte se enamora,

De transmitir sus emociones,

Con arpegios y acordes.

El niño al convertirse en hombre,

Ya grande y viejo,

Se acuerda de la melodía,

Que le enamoró cuando era niño.

Se sienta en el piano,

Aligera sus manos,

Se prepara para tocar,

Se le traban las manos.

Al ver que por la puerta,

Un niño acaba de entrar.

No era más que un espejo,

Que revelaba la verdad,

De que ese piano viejo era su hogar,

De que ser pianista para siempre,

Era su final.

El Poema No DedicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora