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—¿Y cuándo te vas? —preguntó entrando en la habitación y viendo al pelinegro comer palomitas, tan tranquilo de la vida.

—Aun me siento débil—hizo una mueca fingida de dolor.

Yoongi bufó no tragándose la falsa y muy mala actuación del hombre que había permanecido en su casa por más de una semana, se estaba cansado de atenderlo, él no estaba hecho para eso, además de que el tipo era demasiado exigente con la comida y las atenciones. En más de una ocasión estuvo a punto de lanzarlo por la ventana, pero eso era ilegal.

—No tienes nada, mira chico no quiero ser grosero, pero vete de aquí—gruño con las manos en su cintura para dar énfasis a su requerimiento—. No estás enfermo, esto es un abuso de confianza.

SeokJin suspiró dejando las palomitas de lado. —Mira entiendo que tal vez soy una molestia.

—Lo eres.

—Si, precisamente eso digo yo, lo entiendo, pero...—suspiró—. Hay algo que tengo que decirte, tal vez te tome por sorpresa. En realidad no soy un excursionista.

—No me digas—fingió sorpresa.

—No seas tan sarcástico estoy tratando de contarte mi historia para darte lástima—bufó—. Mira angelito gruñón, accidentalmente hice enojar a personas muy malas y ahora trato de no toparmelas, porque dejaron claro que me quieren nadando con los peces.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —levantó una ceja analizando la situación.

—¿No te importa saber qué tal vez voy a morir? —abrio la boca sorprendido.

—Amm, si, claro que me importa, uff muchísimo—suspiró rodando los ojos—. Vete de mi casa, no tengo las ganas de aguantarte y mucho menos de atenderte o mantenerte, suficiente tengo con mi trabajo.

Jin miraba cerca su fin así que sin pensarlo dos veces tomó las manos pálidas de Yoongi y suplicó con ojos de cachorro. Usando su belleza, porque eso siempre funcionaba.

—Por favor, no seas malito,  déjame quedarme yo....yo puedo ayudarte a cuidar de la granja, seré tu trabajador. Es más, ni siquiera tienes que pagarme, sólo déjame vivir aquí por un tiempo, mientras decido qué hacer.

—¿Tú qué sabes del trabajo de campo? —rio socarronamente, la escena que estaba montando era muy graciosa.

—Te puedo asegurar que no sé nada, pero aprendo rápido, pude disparar un arma en menos de media hora así que esto es nada—sonrió mostrando su hermosa sonrisa. 

Yoongi hizo una mueca. —Eso no es nada por lo cual alegrarse idiota, pero lo pensaré. Aún así no te acomodes.

Se soltó y abandonó la habitación sin mirarlo. Sus palabras rondaban por su mente, realmente estaba considerando contratarlo. Yoongi no era ciego mucho menos idiota sabía que ese extraño pelinegro se había metido en algo muy grueso, no le costaba nada ayudarlo además de que siempre necesitaba manos extras sobre todo si su "compañero" desaparecía por días. Además el hombre era precioso, al ser quien le desvistió pudo apreciar un cuerpo masculino con abdomen marcado y espalda ancha que le hicieron babear, era un Adonis en toda la extensión de la palabra por lo que también podría sacar un pago extra por su generosidad, hace tanto que no tenía algo de acción que a medida que pasaba el tiempo creía que ya era virgen por cicatrización.

—Como sea—gruño sirviendo su café mañanero, evitando pensar con la cabeza de abajo.

Sí accedía a que se quedará todavía tenía un problema grande que arreglar y este tenía nombre y apellido, se suponía que la vivienda sería para dos, así lo habían prometido.

Arreglaría eso después, por el momento se quería concentrar en las entregas que tenía que hacer de maíz, la cosecha iba mucho mejor de lo que había pensado en un principio cuando decidió ser un feliz granjero.

Antes de salir a revisar a sus animales, miró su teléfono tenía algunos mensajes de sus hermanos los cuales ignoró por completo. No necesitaba hablar con ellos para saber que le querían decir, deseaban que regresara, pero no lo haría, por fin podía decir que era feliz, sin todos esos protocolos o sin ser juzgado por sus errores del pasado, podía ser él mismo.





SeokJin se mordía las uñas, el gruñón pálido era su última alternativa para seguir vivo, podría regresar a Corea, pero sería imposible pisar un aeropuerto sin que ese maldito de su ex jefe lo supiera. Estaba perdido.

Suspiró cerrando los ojos, estaba muerto sin ese pequeño angelito el cual se hacía el difícil, pero le gustaba porque cada que fruncía el ceño era el ser humano más lindo del mundo, tal vez estaba exagerando pero su corazón había puesto una X en el chico y eso sólo significaba una cosa, no descansaría hasta tenerlo entre sus brazos.

—No quiero morir—siseo.

Yoongi apareció unas horas después, en la  noche y le miró con seriedad. —Está bien, puedes quedarte a cambio de que me asegures que trabajarás y harás todo lo que yo diga porque no estoy para juegos.

Jin se levantó de la cama a pesar de estar en ropa interior y le abrazó levantandolo, Yoongi chilló de la impresión, dando golpes en sus fuertes y varoniles hombros.

—¡Bájame!

El pelinegro lo hizo sin borrar la sonrisa de su rostro. —Gracias, literalmente me has salvado la vida.

—Oh amigo cuando termine contigo desearas haber muerto—guiño un ojo—. Nos vemos a las cinco de la mañana chico lindo. Descansa.

—¿Qué? —dijo con horror. 

Sin duda la tortura de su vida apenas comenzaba, pero, no dejaba de pensar que sería muy interesante.







Pobre Jin 🖤

Protegido *JinSu*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora