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Llegaste a mi un viernes en la noche.
Tocaba guitarra en el centro como solía hacerlo, estaba cantando sobre desamor y entonces te detuviste frente a mí.
Levanté la mirada de la guitarra y tus ojos se encontraron con los míos, y durante esos diez segundos sentí esa conexión que le dio alas a todo este embrollo.
Mi canción terminó, tu pediste que fuéramos a tomar un café y maldición, algo en mi mente pidió que me negara pero el resto de mí moría de curiosidad por ti, así que acepté.

Jungkook. Jeon Jungkook.
Luego mi nombre salió de tus labios y fue como si me atravesaran, porque nunca había sonado tan hermoso.

Y entonces no quería solo un café.

Pero lo único que sabía sobre ti era tu nombre y que mi voz te gustaba, era malditamente necesario que me conformara con eso.

Y ahí estabas tú. Hablando de amor, de que querías dejar de sentirte solo y de como buscabas una conexión, campanas que tintinearan y magia, alguien con voz dulce con quien armonizar.
Luego mencionaste que te gustaban mis ojos, tomaste mi mano y tus indirectas empezaron a tomar consistencia.

Y yo no pregunté.

Asumí que solo te tenías a ti mismo, fue lo que diste a entender.
Así que, cuando le di el ultimo sorbo a mi Caramel Macchiato dejaste de estar frente a mi y te sentaste a mi lado.

"Me gustas" fue lo último que te oí susurrar, un papel con tu número y un beso en la comisura de mis labios.

Mi cabeza tardó en asimilarlo, para cuando giré habías pagado y te habías marchado.

Y para entonces ya nos imaginaba en universos paralelos, coincidiendo.

Dejaste la decisión en mis manos. Si yo llamaba implicaba que me habías interesado, pero sino estabas dispuesto a vivir con ello, eso creí, eso fue lo que entendí.

No llamé.

Mi cabeza no decidía que hacer y es que mi sentido oculto supo antes que yo que todo esto era demasiado bello para ser tan cierto, dudó de ti desde el inicio y por ese corto lapso de tiempo decidí obedecerle y no llamé.

Me dije a mi misma que esto no podía ser. Pero al siguiente viernes estabas de nuevo en el centro.
Escuchaste tres canciones sin apartar tus ojos de mi, mis manos temblaban.
Luego por fin levanté mi rostro y te observe. Me obsequiaste un guiño y una sonrisa, luego te levantaste y te marchaste, sin más.

Al día siguiente llamé. Y nos volvimos a ver.

Ese día llevaba una camisa de mangas cortas, no un hoodie como la última vez.
Temblé en mi lugar cuando tus dedos delinearon mis tatuajes, dijiste que eso era adorable.
Yo oculté mi rostro entre mis manos.
Pero cuando las retiré, te acercaste y me besaste.
Enloquecí.
Enloquecí porque me besaste.
Enloquecí porque ni siquiera era una cita.
Enloquecí porque escuché el tintineo de campanas que tu tanto anhelabas.
Enloquecí. Porque moría por volverte a besar, lo sabías, y te acercaste un poco.
Te tomé del cuello de tu camisa y el segundo beso vino por mi cuenta.

Entonces caí rendida, sin preguntas, sin conocerte pero diciéndome mentalmente que ya lo podría hacer después.

No creí que mentirías.
No esperé ser fugitiva.

Is There Somewhere? // J.JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora