capítulo XII

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La chica se escondió detrás del escritorio de su padre y segundos después, la profesora McGonagall entró seguida de Harry. La profesora le dijo que esperara y se marchó, dejando a Harry "solo".

La chica observó cómo Harry merodeaba por el despacho y posaba su mirada en el sombrero seleccionador. Una pequeña charla comenzó entre el desgastado sombrero y Harry.
Después de aquella incómoda conversación sobre las casas de hogwarts, unos ruidos llamaron la atención de las dos personas presentes. Fowkes, el Fénix de Dumbledore, estaba siendo incinerado. Cuando solo quedó un pequeño montoncito de cenizas, la puerta del despacho se abrió y Dumbledore entró.

—Profesor- dijo Harry nervioso–. Su pájaro..., no pude hacer nada..., acaba de arder...

Dumbledore sonrió.

—Ya era hora- dijo–. Hace días que tenía un aspecto horroroso. Yo le decía que se diera prisa.

Una carcajada que se oyó de detrás del escritorio, sobresaltó a los dos hombres que se encontraban en aquel despacho. La chica salió de detrás del escritorio con una sonrisa y con el pelo amarillo, demostrando que estaba feliz.

—Harry, Harry, Harry... Fowkes es un Fénix- dijo la chica.

—Exactamente. Los Fénix se prenden fuego cuando les llega el momento de morir, y luego renacen de sus cenizas. Mira...

La chica observa al Fénix mientras su padre le explicaba al joven de gafas. Hagrid irrumpió en el despacho sobresaltando a la chica. Después de un par de interrupciones por parte de Hagrid, este salió del despacho llevándose consigo el gallo muerto que llevaba.
Albus le preguntó a Harry si este le tenía algo que contar y este negó.

Harry se despidió de Marlo y Albus y salió del despacho en destino a su habitación.

—¿Qué te trae por aquí, hija?- preguntó Albus.

—En verdad solo vine para ver las graciosas expresiones de Harry.

—¿Y nada más? Bueno, deberías ir decidiendo que quieres hacer estas Navidades.

—creo que me quedaré aquí, así podré practicar algunos hechizos- contestó Marlo.

Albus asintió y Marlo se fue a su habitación.

*

*

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Por fin concluyó el trimestre, y sobre el colegio cayó un silencio bastante agradable para la potterhead.

Amaneció el día de navidad, frío y blanco. Hermione despertó temprano a Harry y a Ron, los únicos que quedaban en aquel dormitorio, les informó de que la poción multijugos ya estaba terminada. La puerta, que se había mantenido cerrada hasta ese momento, se abrió de golpe y Marlo, con el cabello dorado mostrando su felicidad, entró y corrió para darles un gran abrazo al trio.

—¡Feliz navidad!- exclamó con evidente alegría–. Tomad vuestros regalos.

Los cuatro fueron abriendo sus regalos, teniendo algunos más de su agrado que otros.

—¡Ron, tu madre me ha dado un jersey Weasley!- dijo emocionada la metamórfoga.

—Era obvio, aunque solo te haya visto una vez, le agradaste mucho- dijo y Marlo sonrió cálidamente.

*

*

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La comida de Navidad se pasó entre comida, villancicos y anécdotas. Marlo pudo ver a gente preguntar quién les había regalado algunos regalos, la chica se aguantó la risa al ver la cara de algunos slytherins observando sus regalos anónimos, los cuales les había regalado Marlo.

Marlo se metió en la conversación del trio, oyendo lo que iban ha hacer.

—Oye, chicos, ¿puedo ir con vosotros? Tranquilos, no necesito poción, me convertiré en un gato- dijo Marlo.

—Claro- contestaron al unísono.

Cuando ya se estaban tomando la poción, Marlo recordó lo que le ocurriría a Hermione. Fue demasiado tarde. Se acercó a la puerta en donde estaba Hermione y le dejó su túnica debajo de esta.

—Me supongo lo que ha ocurrido, te dejo esto aquí para que puedas ir a la enfermería sin que te vea nadie- dijo Marlo.

Sin esperar respuesta, Marlo interrumpió la estúpida charla que tenía los estúpidos dobles de Crabbe y Goyle.

—Vamos, no hay que perder tiempo.

Se convirtió en un precioso gato de color blanco y ojos de distintos colores, gris y azul claro.

La gata blanca les fue guiando por los pasillos, pero se toparon con Percy, el hermano de Ron. En un momento de tensión, Malfoy apareció. Consiguieron llegar a la sala común, la gata se escabulló entre las piernas de los tres chicos. La gata observó la amplia sala común de slytherin, y le encantó. Se acercó a los chicos observando que Ron tenia una cara de molestia. Dió u pequeño salto al oír las fuertes risas de los chicos. Consiguieron poca información. Al rato, "Crabbe" y "Goyle" tuvieron que irse. Malfoy pareció darse cuenta de la presencia de la gata. Marlo caminó con pasos elegantes hasta el rubio platinado y saltó sobre su regazo. A Draco no pareció incomodarle, así que empezó a acariciar el blanco pelaje de Marlo. Malfoy observó a la gata detenidamente.

—Eres bastante bonita, para ser un gato- rió por su propio comentario–. Gatita, tienes suerte de estar aquí conmigo, no suelo estar con sucios animales...

Marlo no pudo evitar ronronear ante los mimos de Malfoy.

—Serías una perfecta mascota de mi familia, podría alardear de tener a una gata con ojos de distintos colores... tengo que ponerte un nombre... sinceramente me recuerdas a la hija de Dumbledore, no sé por qué... Esa chica que se dedica a sonreir a cualquiera que se encuentre por los pasillos...

Marlo pudo ver el colgante que le había regalado anónimamente. En este estaba escrita la palabra Malfoy y tenia gemas de color cambiante incrustadas. Se puso ha jugar con el colgante con sus pequeñas patas.

—¿Te gusta? A mi también, es evidente que quien me lo ha regalado tiene dinero y seguramente es un sangre limpia...

Marlo bajó del regazo del rubio platinado y se dirigió a la salida/entrada de la sala común.

—Te llamaré Mar...

La gata oyó esas palabras antes de irse. Marlo fue a la enfermería con la forma de una lechuza, allí se transformó en humana.

—¿Dónde estabas? Los chicos vinieron a verme hace una hora y me dijeron que no te vieron salir de la sala común de slytherin...- dijo preocupada Hermione, la cual ya estaba normal pero con algunos rasgos gatunos.

—Solo estuve un rato con Malfoy...¿sabías que sus manos son muy suaves?- comentó Marlo.

—¿Te hizo algo?- preguntó Hermione preocupada. Marlo negó.

—Mañana nos vemos, buenas noches Herms.

—Buenas noches Marlo.

Marlo cogió su túnica y se fue a su habitación. Se tumbó en su cama, después de cambiarse al pijama.

—¿De verdad les sonrío a todos por los pasillos?- murmuró quedándose dormida.

Continuará•••••••••••

Siento no haber publicado, es que estuve en Londres y se me acabaron los datos. Y, siendo sincera, me dio pereza. Qué le puedo hacer, soy vaga por naturaleza :3

Por favor VOTEN y COMENTEN que les pareció el capítulo de hoy :3

Gracias por leer mi historia y ser tan pacientes.

Hasta la próxima lectores y/o lectoras :3

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