Otro dia aburrido mas

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Se levanto con el despertador sonando más fuerte que nunca. Otro día aburrido por venir. Pensó. Se levanto y se vistió, siempre con traje y corbata, como el centro lo pedía. Le parecía una ridiculez, pero esas eran las reglas. Desayuno y miro la hora: 7:45. Genial, iba a llegar tarde, otra vez, estaba a punto de que lo despidieran. Corrió hacia el ascensor, este se abrió y espero mientras bajaba. Estar en el piso 13 no era muy favorable cuando estabas tarde para el trabajo. Después de  lo que pareció una eternidad, las puertas se abrieron, y el corrió hacia su carro lo más rápido posible. Arranco y empezó a manejar, en eso sonó su teléfono. “Steven” decía la pantalla. Genial, ahí estaba su jefe llamándolo otra vez para ver cuando llegaba.

-Ya estoy llegando- dijo apenas contesto

-No puedes demorarte tanto Adam, no querrás que te despida-

-estoy por llegar-

-Apúrate, las pacientes ya están llegando-

-Ni que fuera el único terapeuta-

-Tienes 5 citas, apúrate- dijo mientras el daba una curva.

-Ya estoy llegando-

-Además, hay una nueva paciente-

-¿otra más?-

-Si, otra mas, que esperabas Adam-

-Parece como si yo fuera el único terapeuta-

-deja de decir tonterías, este caso es grave, y apúrate que ya so n las 8-

-ya estoy llegando- dijo Adam intentando llegar lo más rápido posible.

-Yo no veo nada- Dijo Steven mirando a la calle desde su oficina. En eso vio a un Ferrari estacionarse. Al fin.

-Llegue- dijo Adam y luego colgó. Entro rápidamente al CTAM (centro terapéutico de ayuda a la mujer) y se dirigió a la oficina de Steven. 

-Mary Russel- dijo entregándole un folder en done estaban los datos de su nueva paciente-nadie ha podido tratarla, nadie sabe lo que tiene, pero ya ha tenido 3 intentos de suicidio- dijo suspirando-Te espera en la sala 7- A veces le aburría estar en un centro terapéutico de ayuda a solo mujeres, pero ahí era donde más le pagaban en todo Carolina del Norte. El se giro para irse, cuando su jefe le puso una mano en el hombro.

-Has lo que puedas, somos su única esperanza-

-Eso hare- dijo con una sonrisa reconfortante. Camino hasta la sala y abrió la puerta, encontrándose con una mujer rondando los 30 años de edad. Estaba sentada en uno de los sofás de uno, por lo que el se sentó en el del frente.

-Buenos días- dijo-Soy Adam Amanti, seré su terapeuta temporalmente- dijo tendiéndole la mano con una sonrisa reconfortante. Ella no sabía si responder, había confiado y desconfiado tanto que ya ni sabia en quien confiar. –Cuál es su nombre- dijo retirando la mano.  La mayoría de mujeres les pasaba, por lo que no era nuevo para él.

-Mary- dio con un hilo de voz.

-y dígame Mary, cual es su problema-

-Yo no tengo ningún problema- dijo ella. Su largo cabello negro le caía hasta la cintura, por lo que ella empezó a jugar con el (Signo de que está nerviosa)

-Puede confiar en mí, no se lo voy a contar  a nadie-

-Que yo no tengo nada.- dijo bruscamente.

-Esta bien, entonces ¿ha tenido una especie de trauma? ¿O recuerdos de alguna escena dolorosa en su vida?- Ella tenía que soltar algo, pero no la iba  a forzar. De todas maneras, a veces su trabajo se le hacía aburrido ya que requería muchísima paciencia.

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