Regresando a casa

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Naomi

-Sigue igual de mal, hasta peor- escucho decir a su terapeuta a su madre. -Esta en un estado real mente preocupante-

-¿Hay algo que podamos hacer para...que se mejore?- su madre se notaba preocupada. A ella le fastidiaba eso, odiaba que los demás estuvieran agobiados por su culpa.

Pero no podía evitarlo.

Lo intentaba, estaba intentando recuperarse, pero no podía, siempre que parecía haberse puesto mejor, volvía a su estado inicial porque recordaba porque estaba así y el dolor volvía.

Estaba molesta consigo misma por hacer sufrir a los demás, y por hacer tanto drama por una simple tontería. Esto ya l había pasado antes, cuando su novio la dejo a los 15, se puso igual, pero Adam no era nada suyo.

Y nunca lo seria.

Se hizo un ovillo como siempre. Quería desaparecer, quería morir.

Pero parecía que la vida no quería eso. Y ahora tenía a Adam preocupado por ella. ¡Maldita sea la había arruinado toda! ¡No debió de haber contestado!

-Naomi, cariño, ¿vamos?- le dijo su madre. Ella asintió y se paro con dificultado. Su madre la miraba con tristeza. De seguro pensaba que era su culpa. ¡Maldita sea Naomi causas de todo! Ella solo causaba tristeza, quería desaparecer para acabar con todo, era lo que más deseaba, era lo mejor.

Pero había leído que el suicidio era el acto más cruel y egoísta en la tierra.

Por lo que recurrió a los cortes, que aunque dolieran, la aliviaban de todo el dolor. O por lo menos por un tiempo. Su madre no sabía de eso, su terapeuta no sabía de eso, ella sabía que si le mostraba sus cortes a alguien, la mandarían a un internado para personas como ella o algo por el estilo.

Simplemente...quería ser una chica normal.

De esas que son fuertes,

De esas que no necesitan a un hombre para ser felices.

Al siguiente día, su terapeuta le dijo que intentarían una nueva rutina.

-Vas a dibujar lo que sientes- le dijo-Y así podrás desfogarte sin tener que...decírselo a alguien, por así decirlo- Ella asintió. Le gustaba más esa idea. No era de las chicas que dibujaban bien, pero desde pequeña siempre le había encantado garabatear toda superficie existente. Le entregaron una hoja de papel y comenzó. No era ningún dibujo en especial, no era una persona, o un animal. Era un simple dibujo abstracto. Un circulo color negro. Lo delineo varias veces. Se refería a que siempre que intentaba mejorar, volvía al mismo punto, y era como un ciclo. Su terapeuta la miro extrañada, pero no dijo nada. Lo miro. Ellos hacían un esfuerzo por ponerla mejor, y aunque les importe mas el dinero que sus problemas, intentaban ayudarla. O si no se hubieran metido en otra carrera. Abrió y cerró la boca varias veces. No sabía que decir, pero sentía que ya era hora de decírselo a alguien.

-Sabes que si quieres decir algo puedes confiar en mí- dijo la persona que tenía en frente, que rondaba los 50.

-Pensé que iba a ser pasajero- por fin hablo. Técnicamente era la primera vez que "hablaba" con su terapeuta desde el incidente-Pensé que iba a ser de esas veces...en las que estas triste un día o dos y luego se va- trago el nudo que tenía en la garganta-Pero no fue así- una lagrima corrió por su mejilla-A veces...me gustaría poder superar todo esto...-

-Te estamos ayudando a hacerlo-

-No, no es verdad.-

-Pero si acabas de hablar...-

Buscando una RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora