Lección Uno

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El sol comenzaba a decaer para darle paso a la noche. El viento veraniego era cálido y se colaba por las ventanas del hospital de Konoha.

. —El medicamento está listo Sakura-san

. —Buen trabajo Maki, súbelo a la habitación de Kakashi-sensei

. —Lo siento Sakura-san, pero el Rokudaime fue dado de alta esta mañana, usted misma lo dejo ir.

.—¿En serio? He estado un poco distraída, lo siento. Puedes dármelo, pasare a dejarlo a su casa de camino a la mía.

Disfrutaba de los últimos rayos del sol y de la hermosa vista que ofrecía la aldea. La paz era algo real, palpable, se respiraba en el aire; una lágrima afloro de mis ojos y recorrió mis majillas hasta perderse en mis labios —hoy se cumplen siete años desde la última vez que te vi Sasuke-kun—susurre al aire— ni siquiera has visto a Sarada. Te extraño ¿sabes? Sarada te necesita. Yo...te necesito.

Subí las escaleras hasta la casa del Rokudaime, para mí siempre sería mi sensei. Toque la puerta y esta se abrió sola, estaba segura de no haberla golpeado muy fuerte, estaría destruida—Kakashi-sensei ¿está en casa? Voy a pasar.

La casa estaba pulcramente limpia, ordenada y vacía pero extrañamente acogedora —realmente no debería de andar por ahí si acaba de salir del hospital Kakashi-sensei—suspire mientras un delicioso aroma se colaba por mis fosas nasales y me guiaba hasta la cocina. En una pequeña olla se encontraba chocolate en baño maría, metí mi índice dentro del dulce para probarlo, un gemido de placer salió de mis labios.

Me devolví en busca de una servilleta cuando algo llamo mi atención, un libro sobre la mesa cuyo título rezaba " ICHA ICHA Takutikusu" ¿por qué Kakashi-sensei seguía leyendo eso? Bueno, si los sigue leyendo es por una razón, puede que sea mejor de lo que imagino...

Tome el libro y me acerque a la estufa con el fin de leer y menear el chocolate. Me encontraba enfrascada en la lectura... excitada.. cuando sentí unas manos posarse sobre las mías, y un cuerpo cálido acercarse a mi

. —¿Qué estás haciendo Sakura?

El cálido aliento de mi sensei erizo cada vello de mi cuerpo y me hizo temblar

.—yo...yo...solo vine a...a dejarle su...su medicina Ka...Kakashi-sen...sensei—mi voz se negaba a salir de mi garganta y mi cuerpo se negaba a reaccionar, me sentía consciente del cuerpo de mi sensei, era un cuerpo que había visto en múltiples ocasiones, pero nunca de la forma en la que estaba ahora, ya no era solo el cuerpo de Kakashi, era el cuerpo de un hombre y yo...yo soy una mujer sola.

Podía sentir como mi respiración se aceleraba, pero no me atrevía a moverme, Kakashi fue quien se movió, escuche como arrastro la silla y dejaba caer su peso en esta.

. —salí por fresas, pensé que no tardaría, pero me equivoque ¿no es así?—su voz se escuchaba cargada y ronca ¿siempre había sido así su voz? —¿quieres una fresa? Sakura

Me gire para mirar a mi sensei, su camiseta de cuello alto azul marino se pegaba a su cuerpo, mostrando lo definido de sus brazos y lo ancho de su pecho, el cual bajaba de manera lenta. Se levantó, con una fresa en sus manos, se acercó de forma lenta y reclinándose sobre mí la hundió en el chocolate; acerco la fresa a mi boca, ofreciéndola. Mi mente se nublaba, y su olor se filtraba por cada uno de mis poros, mareándome, sus oscuros ojos me taladraban.

Una de sus manos rozo mis muslos y lo subió lentamente hasta su cara, retirando la máscara que tanto le caracterizaba; unos delgados pero bien formados labios me sonrieron, mostrando una hermosa sonrisa, un sensual lunar colocado cerca de su boca me incitaba a besarlo. Sus grandes manos llevaron la fresa hasta su boca dejando que un poco de chocolate escurriera de esta; en un arrebato limpie ese chocolate con mi lengua.

Aprendiendo De Mi SenseiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora