"Estamos aquí,
por un solo momento en la luz.
Un día brilla para nosotros
y al siguiente estamos en la noche" Starlight- Starset.
La cara de Annie, debía de ser tomada para fotografía: Sus ojos estaban abiertos de par en par, sudaba de una manera sumamente asquerosa corriendo de apoco su base de maquillaje y su boca estaba ligeramente abierta. Podría hacerse pasar por una estatua.
-¿Qué pasa, Annie?- Ellise le preguntó rondado entre ella y Miguel; este último parecía que nada parecía perturbarlo y por el contrario solamente sonreía.- ¡Vengan los invitó a sentarse!
Ellise se dejó casi caer sobre una silla, todos nos sentamos alrededor de la mesa esperando a que tomaran asiento.
- Eh...- logro pronunciar con un esfuerzo sobre humano al parecer.
-Sí, gracias.- Dijo Miguel, salvando de un momento a otro a Annie. Se sentó como si de una pluma se tratara. Todo movimiento hacía aquel arcángel parecía majestuoso y hasta rítmico.
Albert, apretaba su mandíbula fuertemente en un intento de autocontrol el cual claramente, no daba ningún resultado.
-Annie, Miguel.- La castaña se recargó con sus codos volviendo a sonreír.- Queremos hablar seriamente con ustedes...y sí es posible con Gabriel también.
-¡¿QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA ORDENARME?!- Annie azotó sus manos contra la mesa fuertemente, llamando la atención de los comensales ante tal acto de agresividad.
-Annie, cierra la boca.- Miguel le ordenó calmadamente, sin embargo su voz hasta a mí me hizo estremecer.
-¡Pero...!-Se quedó con la palabra en la boca antes de que el arcángel volviera a ordenar.
-¡Cállate!- Habló fuerte, inclusive Albert y Ellise se hicieron para atrás, su energía y aura en general era abrumadora.
-¡Wow! nunca había escuchado un arca ángel dar un grito.- Comento Albert divertido.
Miguel miró a Albert de manera cautelosa, de manera tranquila pero amable. Pronto su mirada recorrió en la castaña y Alicia.
-Ay hermana... ya te tenían advertida sobre lo que podría pasarte, y aun no escuchaste. ¿Sabes la consecuencias?-Volvió a hablar mirando a la pareja, más que juzgándolas parecía un tanto comprensible.
-Por favor, no queremos más problema.- Ellise volvió a hablar sujetando de la mano a Alicia, que pronto había palidecido, pero hablaba de manera calmada y sin gritar.- ¿Pueden estar los involucrados presentes?
-Está bien.- Miguel asintió con lentitud.- Llamaré a Gabriel también.
Miguel se levantó de manera grácil e hizo una señal que lo siguiéramos. Todos obedecimos sin poner peros, donde después de una larga y silenciosa caminata salimos de lo que aprecia ser el pueblito donde estábamos, el paisaje el lado parecía interminable y brutal.
.-Miguel, apúrate ¡quiero irme! –Chilló Annie abrazándose a si misma por el frío.
Miguel la ignoró para después sacar de entre sus ropas algo que parecía una concha de mar, muy pequeña a decir verdad. Miguel la limpió cuidadosamente con la yema de sus dedos.
-¿Qué es eso?-Le susurré a Albert al oído, pero no tuve respuesta. Solo me abrazó apegándome a él.
Miguel hice un movimiento y enormes alas se extendieron de su espalda, tan grandes y brillantes que se distinguían perfectamente de la blanca nieve. Tomó aire y sopló; para mi sorpresa el sonido fue tan fuerte que retumbo e hizo eco por todas partes, el sonido era tan similar a una trompeta.
Una segunda trompeta se escuchó por lo largo de los cielos provocando otro sonido suave pero podría jurar que este se había escuchado en todo el mundo.
-¿Me llamaban?- Una voz omnisciente habló antes de notar que de nuestras espaldas avanzaba a pasos ligeros el mismísimo Gabriel, era exactamente igual como le había visto la última vez. Ambos seres juntos se veían fuera de este mundo.
-Hermano Gabriel.- Miguel lo recibió con un abrazo.
-Hermano Miguel.- Gabriel por su parte también le correspondió el abrazo como familiares muy queridos.-Veo que este asunto es...complicado, ¿no?
-Sí, hermano.- Miguel habló con lentitud.- Ellos aclamaban por que los involucrados estuvieran presentes.
Gabriel nos miró expectantes antes de poner su vista en Alicia.
-Lo siento tanto, pequeño ángel caído.-Le susurró con una expresión melancólica.
-¿Ah...?-Alicia palideció ante la confirmación. Las lágrimas le comenzaron a caer sobre la cara con arrepentimiento total.- No, no, no...por favor.
-¡No te atrevas!- Ellise rugió sacando ambas alas, como un animal que aparentaba ser más grande para intimidar.
-Ellise...-Albert la tomó del brazo jalándola hacía atrás.-
-No entiendo porque tenemos que estar presentes tú y yo.-Gabriel volvió a dirigirse a Miguel.
-La verdad es que yo tampoco, este caso ya estaba terminado.-
-¿¡O sea que no van a solucionar todo el caos que hicieron?!-Ellise berraba llena de ira. La nieve comenzaba a arder a su paso.
-No.- Gabriel sonrió.
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Sin pecado concebido (Yaoi)
Romance"Él no existe." Son palabras que suelen repetirme tan constantemente que empiezo a creerlas. Nadie recuerda los acontecimientos sucedidos, nadie recuerda el terrible caos que una iglesia provocó, ni la enigmática polémica que generé cuando me enc...