Capítulo 3

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—Vale, tíos—gritó Kinder llamando mi atención—. Ya nos vamos.

Me quedé sentada, observando a Joel y Cecilio cómo pidiendo ayuda con la mirada. ¿Me levantaba o me quedaba pensando en la vida allí sentada? Creo que debía levantarme.

—Vamos, chiquilla—me dijo Kinder pidiendo que me levantara—. ¿No pensarás quedarte aquí, no? Anda, va, levántate.

Cuando me levanté recuerdo quedar esperando a que caminasen para seguirlos o algo pero no puedo decirte cuánto tiempo duró aquello, a mí al menos me parecía una eternidad.

Al salir, los chicos quisieron saber más de mí (cómo es normal) y lo cierto es que no dudé en contestarle a todas sus preguntas.

—¿Tienes familia aquí?

—No, si no me habría ido con mi familia-soné evidente, estúpida y evidente.

—Tendrías que dejarle ropa, Kinder—sonó Pimp.

—¿Sois hermanos, no?—pregunté con tono de confusión. Recuerdo aquella conversación cómo si hubiese sido ayer.

—Claro—respondieron ambos al unísono.

—No lo parecéis—les acusé.

—Bueno, pijita—me dijo Pimp—, si no tienes familia ¿por qué estás aquí, eh? ¿Qué escondes, pijita?

—No soy una pijita—dije molesta.

—Cuidado, no me vayas a pegar un puñetazo...—dijo caminando con prisa.

Al principio sus comentarios me molestaban, era una sensación de que se había cabreado conmigo por algún motivo que no lograba descifrar. Algo le pasaba conmigo...

~Algo escondía~

Pimp entonces aceleró el paso, y me dejó al lado de Kinder pensando en mis cosas cuando él me habló.

—No te preocupes, a él no le gusta hacer amigos cómo a mí—me dijo sonriente encendiéndose un cigarrillo—. ¿Quieres?

—No, gracias—soné asqueada, ahora que pienso en mi tono sí que parecía pijita.

—Creo que habrá algo de ropa. Mi madre seguramente te dé algo antiguo suyo.

—¿Por qué me acogisteis en vuestro grupo?—pregunté sin más, la curiosidad me podía.

—Porque si te llevábamos a un hospital probablemente Dannel nos matase a los dos. Va en contra de ésas mierdas.

—¿Cuál es tu nombre real?—pregunté cómo si nada, ahora entiendo la "gravedad" de preguntarlo.

Kinder comenzó a reír como si fuese lo más gracioso que jamás alguien se haya atrevido a preguntarle.

—Oh, gatita, eres demasiado pequeña para saberlo—me dio unas palmadas en la cabeza suaves, otro gesto más que aprenderían a usar contra mí.

~Gatita. De nuevo, gatita~

Yo para ellos era una simple ~gata pija~. Y aprendería a sacarle provecho, pues las gatas y las pijas son débiles, ¿no? Al menos para ellos éso era lo que significaba.

—¡Ah!—exclamó mientras seguía sus pasos desorientada—. ¡Iba a por ti porque una tal Maca me llamó...! Sí, me comenzó a insultar... ¿tu amiga y tus sois propensas a insultar y pegar a la gente?

—Muy gracioso—comenté mientras me comenzaba a gustar hablar con Kinder.

—Me dijo que si podía hablar contigo... Qué si tal cual... Toma, llámala.

Pico Tres (Pimp Flaco y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora