Capítulo 16

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Mis ojos se abrieron cuando Pimp me acariciaba.

Sus dedos recorrían mi piel con suavidad mientras mi mirada llegaba a la suya. Estaba sereno.

—¿Qué?—pregunté cuando comenzó a sonreír.

—Nos van a pillar como no nos vistamos ya.

Me quedé mirándolo. Besó mis labios dulcemente, no quería apartarse de mí.

Me tuve que levantar al final entre sus besos.

Me vestí con rapidez, omitiendo el mirarle para después girarme, él sonreía apoyándose en una mano.

—Bueno, voy a desayunar.

—¿Te puedo desayunar yo a ti?—me susurró mientras se levantaba.

Cuando acabó por vestirse mis labios volvieron a los suyos, me tuve que apartar para poder irme a la cocina.

Por desgracia allí esperaba Kinder.

—¿Qué tal vuestra nochecita, parejita?—dijo con cara de pillín.

—No somos pareja—dijo Pimp tirándose en el sofá.

—¿Ah no?

—No, somos...—miré a Pimp.

—¿Amantes?—preguntó el hermano mayor.

—No—dijimos al mismo tiempo.

—Somos... No sé lo que somos—me rendí rápido.

—A mí me gusta lo que somos—dijo Pimp mientras me sentaba a su lado—. Pero tal vez debamos plantearnos...algo... ¿serio?

—¿No me quieres compartir?—pregunté por lo bajo

—¿Preferís hablarlo en privado? Lo pillo—dijo Kinder por lo bajo.

Desayunamos los cuatro en silencio a Maca incluso le molestaba el silencio.

Llegó Tony para comer, yo me quejé en broma de su llegada. Luego fue llegando gente hasta que me encontré rodeada de Davinia, Sole, Maca y Tony.

No sé de qué charlamos ni tampoco como llegamos a la conclusión, pero David llegó a mi lado victorioso, con una mirada de superioridad increíble.

Acabó pasando un brazo por mis hombros, Davinia le miró con recelo. David me miró con cara de orgullo, como sí eso le gustase. ~Esa tensión~

Su novia no me miró mal, sino que me sonrió porque creía que nos llevábamos bien, ~e inculso mejor que eso~

Cuando me quise dar cuenta la mano de David estaba en mi muslo, aferrada.

Me aparté incómoda bajo la mirada de Pimp. Iban a comprar pizzas para todos cuando me fui al baño.

—¿Tan pronto pasó?

—Parece increíble, ¿eh?—digo mientras le sonrío a Kinder.

—¿Qué pasó?

—Davinia me daba miedo. Debe tener eso en cuenta.

La puerta se abrió mientras mi mirada se agachaba hasta mis pies, Davinia miraba sonriente al otro lado de la puerta.

—¿Qué tal, gatita?—cerró la puerta a su espalda.

—Estaría mejor si abrieses la puerta—repliqué un poco asustada.

Davinia se acercaba a mí un poco atrevida, eso me inquietaba.

—¿Puedes...apartarte...?—dije alzando el tono.

—Gatita, me pones como una moto.

—¿Perdón?—casi lo grité.

Pico Tres (Pimp Flaco y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora