°Capítulo 19°

225 15 1
                                    

Abrí los ojos por la voz de Alonso que me pedía que me despertara.

-¿Qué?- pregunte con voz ronca.

-Ya llegamos- respondió Bryan.

-¿A dónde?- definitiva más dormida que despierta.

-A narnia- respondió Alonso- vamos a mutar a un chiguagua reencarno en una lechuga que resucito en una jirafa come niños.

Ladee la cabeza y talle mis ojos.

-No te vas a levantar ¿verdad?

-Ño -respondí

Alonso me cargo y me llevo afuera del autobús. Camino conmigo en brazos y se reunió con el resto del grupo. Baje y me tome el tiempo de procesar la información que Jimmy daba. Sin conseguir resultado, decidí mirar mí alrededor. El edificio se hallaba, como casi todo lo demás, junto a la carretera. No resultaba obvio que fuera un orfanato, sólo por el cartel que indicaba que se trataba del orfanato estatal. Se parecía a un conjunto de esas casas de intercambio en época de vacaciones construidas con ladrillos de color rojo. Había tantos árboles y arbustos que a primera vista no podía verlo en su totalidad.

Nos encaminamos dentro del edificio. En el interior había más luz y hacía más calor de lo que esperaba. Había una sala de espera con sillas plegables acolchadas, una vasta alfombra con motas anaranjadas, noticias y fotos pegadas sin orden en las pareces y un gran reloj que hacía tictac de forma ostensible. Las plantas crecían por doquier en sus macetas de plástico, por si no hubiera suficiente vegetación fuera. Un mostrador alargado dividía la habitación en dos, con cestas metálicas llenas de papeles encima y informes de colores chillones pegados en el frente. Detrás del mostrador había tres escritorios con la palabra Adopción en ellos. Una rubia regordeta con lentes se sentaba en uno de los escritorios. Llevaba una camisa morada que, de inmediato, me hizo sentir que yo iba demasiado elegante.

-¡bienvenidos!. Exclamo la rubia- pasen, pasen. Sus demás compañeros estaban en la estancia de juegos con los niños.

Rápidamente pensé en Jos. La señora nos guío a todos por un largo pasillo color café, lleno de marcos y retratos de personas con rostros graciosos.

Llegamos a la estancia de juegos. Trate de divisar a Jos con la mirada, no lo encontraba en ninguna parte. Estaba sola recostada de una pared, viendo a los niños jugar y reír. Me encanta ver a los niños. Amo a los niños, son seres sinceros y divertidos. Me llevo mejor con ellos que con los ancianos. Sus pequeñas almas libres revoloteaban por todo el lugar. Alonso ya jugaba con un pequeño niño de cabello dorado. Bryan y Freddy (BREDDY Shipper) jugaban entre ellos con unos legos.

Solo quería encontrar a Jos lo extrañaba mucho, y el no verlo me desesperaba.

Me toman de la cintura y me pegan al cuerpo del dueño. Subí la vista, topándome con la angelical sonrisa de Jos. Mi corazón acelero y mis manos comenzaron a temblar. Él me abrazó con fuerza, pero sin lastimarme. Me llevo al pasillo y beso mi mejilla repetidas veces.

-Mi amor, te extrañe. -Dice besando mi cuello.

-Yo mucho más- tome su rostro en mis manos y le di un pequeño beso en sus dulces labios. Gruñó y dijo riendo:

-Luces hermosa, mi Bizcocho.

-tu estas matadoramente seductor, mi querido Yoz.

Me halo e hizo que estuviera más cerca de su glorioso rostro, con sus labios sobre los míos. Los labios de Jos son realmente un delirio de lujuria. Sus besos son de esos que te hacen desear, suplicar e implorar más. Jamás, jamás me quiero apartar de estos suaves labios, porque él sabe cómo hacer de esto el beso perfecto

Nos separamos al escuchar el carraspeo de la chica acompañante de Jimmy.

-Lamento interrumpir- se disculpó levantando una ceja. Se notaba a millón que no lo lamentaba de verdad- pero... el profesor Martínez les dirá algo. Los quiere a todos allá- señalo la estancia de juegos.

Su rostro era expectante. No pasé por alto que sólo se dirigía a Jos. Lo miraba de arriba abajo mordiéndose el labio inferior. Se echó un mechón de cabello cobrizo detrás de la oreja, y sonrió con innecesaria calidez.

-Vamos, bizcocho- dijo él y rió entre dientes.

Tome su mano y él entrelazó nuestros dedos. La acompañante me fulminó con la mirada y camino detrás de nosotros. Apostaría a que le veía las pompas a Jos.

LUJURIA. |Jos Canela| HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora