Capítulo 7

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Mónica

Giré mi cuerpo al sentir sus calidas manos sobre mi cintura.
Sabía que estaba mal lo que habíamos hecho la noche anterior pero me deje llevar por sus caricias y la forma en como susurraba sobre mi oído.

La puerta sonó, así que salí de la cama colocandome la blusa y las bragas.
Sentí el sudor frio recorrer mi cuerpo al ver quien entraba a mi departamento

- Hola linda - de su mano venía Samuel quien también me saludó con un beso en la mejilla
- Jimena. Hola - miré detrás mía. Sentía como mi pecho subía y bajaba y el miedo invadía cada parte de mi ser. Al igual que la culpa.
No podía mirar a Samuel a los ojos después de haberme acostado con su novio
- ¿Qué hacen acá? - pronto bebía un vaso con agua. Mis manos temblaban junto con mis piernas, en verdad estaba nerviosa.
- ¿Tienes una idea de donde puede estar Sebastián? Ha salido de casa después de... -

Desde la cocina pude ver a Sebastián levantarse de la cama. Se acercó a la puerta, solo llevaba puesto el bóxer.

No era buena idea que saliera así

- Samuel, lo siento pero no he visto a Sebastián - lami mis labios caminando hacia la habitación
- ¿Segura? - me había colocado frente a la puerta de la habitación
- Segura. ¿Podrían esperar afuera? Tengo que colocarme los pantalones - reí nerviosa entrando a la habitación después de que los chicos caminaran hacia la puerta.

- ¿Es Samuel? - lo vi asomando su cabeza por la puerta. Lo alejé hasta llevarlo de nuevo a la cama
- Saldrás hasta que se vayan. Le dije a Samuel que no te había visto la noche anterior - soltó una risa tomando su camisa - ¿De qué te ries idiota? - golpee su brazo y después pasé una mano por mi cabello

- De lo linda que te ves. Anda, me quedaré aquí comiendo grasitos y galletas con chocolate - caminó hacia la puerta que daba al baño encerrandose dentro.

Suspiré sonriendo. Tomé un pantalón negro junto a la chaqueta sobre la mesa de noche.
Al salir de la habitación pude ver los labios de Jimena sobre los de Samuel.

Carajo

Fingi no haberlo visto pues mi mirada ahora se encontraba en la pantalla del celular
- Podremos buscarlo en la plaza - llegué a su lado sin dirigir mi mirada hacia el par quienes al verme separaron sus cuerpos - ¿Qué ocurre? - presione el botón del elevador guardando las llaves en el bolsillo de la chaqueta intentando no mostrar ningún tipo de incomodidad
- Nada - contestó Jimena tomando la mano de Samuel.

La mirada de él buscó la mía. Estaba nervioso al igual que yo.

Estaba segura que por la cabeza de Samuel pasaba la idea de que yo le contaría lo que vi a Sebastián.

¡Ja! Samuel... Ni te imaginas lo que ocurrió.

- Jimena. ¿Puedes ir por el auto?. Mónica quiere hablar conmigo - lo miré al igual que sentí el pellizco en mi brazo. La chica rubia asintió con una sonrisa y comenzó a caminar sobre la acera
- Sé que nos viste - me miró. Pronto los nervios se combinaban con aquella incomodidad - ¿Miento? -
- No entiendo - no me metería en problemas - ¿De qué hablas? -

La mirada de Samuel cambió

- Olvidalo. Es una idiotez - caminó hasta la esquina por donde se había ido Jimena

No pregunté más y camine detrás de él sintiendo alivio.

...

Había pasado una hora. Una hora en la cual estuvieron buscando a Sebastián dentro de la plaza.

- No contesta mis llamadas - ahora nos encontrábamos sentados sobre el pasto mientras Jimena comía un helado.
Mi celular sonó. Lo saqué de la chaqueta y al ver su nombre sonreí

- Dame, yo contesto - arrebató el aparato de mis manos

- Sigo esperando... -
- ¿Dónde mierda estás? ¿Sabes lo que te he buscado? -
- Oh Samuel ¿podrías devolver el celular a Mónica? Tengo que hablar con ella -
- ¿Dónde estás? -
- Quiero hablar con Mónica -
- ¡Sigo sin creer que me cambies por ella! Maldita sea Sebastián, ¿donde estás? -
- ¡Bueno, ella me da lo que tú no! -

Los ojos de Sebastián me miraban con odio.
- ¡Eres una perra maldita! - intentó golpearme pero las manos de Jimena lo detuvieron
- ¿¡Qué carajos te pasa?! - patee su muslo alejándome de él. Tomé el celular colgando la llamada
- ¡Eso es lo que eres Mónica. Una zorra! -

La chica rubia se colocó frente a Samuel alejando su cuerpo del mío

- ¡Claro! Yo soy la zorra ¿no?. Que tal si Sebastián se enterara de que sus labios no son los únicos que besas - su cara cambió y sus puños se deshicieron.

Les di la espalda y caminé hasta llegar a la avenida en donde tomé un taxi hacia mi casa.
La puerta de mi habitación estaba abierta

- ¿Sebastián? - cerré la puerta viéndolo salir de la habitación. Corrió a abrazarme fuerte, muy fuerte
- ¿Te lastimó? - mire sus ojos. Estaba asustado y llevaba el cabello despeinado.

Se veía tan hermoso

- No, tranquilo - sus labios tan cerca de los míos volvía a prender la sensualidad que me invadió anoche. Tomó mi rostro entre sus manos y estampó sus labios con los míos. Colocó sus manos sobre mis caderas y pronto las palmas de sus manos rozaban mi piel.

Pasé mi mano por su mejilla acariciando ésta. Al momento de separarnos sonreí juntando su frente con la mía.

- ¿Comemos grasitos y galletas con chocolate? - reí.

- ¿Qué pasará con Samuel? -
- Terminamos, te lo dije anoche - tomó una bolsa de grasitos junto con el chocolate Hershey - Combina esto y sentirás como explota el sabor en tu boca -
- Un día de estos te dará un coma diabetico -
- El día que ocurra, me detienes. Por el momento disfrutaré de su sabor - tomó mi pierna jalando ésta haciendo que me recostara sobre el colchón.

Llenó mis labios con cholote y después limpio estos con los suyos.

Volvió a acariciar mi cintura y de nuevo nuestros labios juntos.

- ¿Qué mierda? - escuché su voz y pronto quité a Sebastián de encima mío.

Samuel nos veía desde la puerta de la habitación.

Enamorado de una chica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora